Los independentistas del procés solo temen ahora mismo a una cosa. A la justicia española. Por eso, citan a jueces con nombres y apellidos desde la tribuna del Congreso. Por eso, Puigdemont ordenó votar en contra de la ley de amnistía, porque no se sentía suficientemente protegido.
Por eso, Rubén Wagensberg, diputado de ERC, ha decidido hoy que mejor se afinca en Suiza no vaya a ser que al final le condenen por terrorismo en la causa de Tsunami Democratic.
Temen al poder judicial porque hace su trabajo. Y se mofan del Ejecutivo porque saben que le tienen en sus manos. Lo peor es que el Gobierno lo asume porque Moncloa bien vale una vejación más. Hoy el mensaje generalizado de los ministros a los 'puigdemones' no es un 'basta ya'. Es un 'hay margen para negociar'.