El gusto de Pedro Sánchez por los decretos ley ha quedado suficientemente demostrado. Es el presidente que más ha utilizado esta herramienta en toda la historia de la democracia. Hasta 100 ha sacado adelante.
La herramienta está prevista para casos de urgente y extrema necesidad. Ahora, cuando la economía necesita una rápida intervención para no seguir aplastando a los contribuyentes, el presidente lo deja para dentro de 15 días.
Está claro que no lo considera ni imperioso, ni apremiante, ni necesario. Mejor que la reunión previa de los ministros europeos un par de días antes de ese 29 de marzo le haga los deberes.
