Vamos a esperar a ver cómo termina la reunión de hoy entre Lastra y Rufián. Pero lo delicado no es solo la mesa extraparlamentaria, con relator o sin él. Al fin y al cabo, las dos partes hablan de diálogo y alguna fórmula tendrán que encontrar. Lo malo es la letra pequeña.
Y la letra pequeña habla de amnistía, que no se puede aceptar sin una contrapartida muy seria que se llama respeto futuro al orden constitucional. Y habla también de autodeterminación, que eso sí que es una línea roja, por mucho que la palabra no moleste a Pablo Iglesias y a sus socios de En Comú Podem. Y es línea roja porque es anticonstitucional.
No se puede poner en riesgo la cohesión nacional por las ambiciones de dos políticos unidos por sus ansias de gobernar. Los líderes de Esquerra adoptan esta dureza porque huelen debilidad y saben que son necesarios para que triunfe la coalición.
Y hay algo que complica todavía más el panorama: Pere Aragonés pidió ayer a los rebeldes de las carreteras que no aflojen. Y lo dijo en primera persona: "necesitamos a la gente movilizada porque no podemos aflojar". No aflojar para que el Estado se rinda. Esa es la traducción. Mal principio para negociar. Y no es buen horizonte para la coalición.