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Fernando Ónega: "El discurso de Pablo Casado hizo que la división fuese más visible"

Fernando Ónega reflexiona en 'Más de uno' sobre el intercambio de mensajes entre la dirección nacional del PP y los barones sobre la autonomía de cada uno, los egos y los protagonismos. ¿Se le está complicando a Casado el gobierno de su organización?

Fernando Ónega

Madrid | 22.11.2021 07:56

Un poco. Se le está complicando un poco. Y lo malo para un comentarista es que esa dificultad es difícil de explicar, valga la cacofonía.

Suponiendo que todo el mundo diga la verdad –lo cual sería una rigurosa novedad política—lo que ocurre en el PP es que Isabel Díaz Ayuso quiere presidir el partido en la Comunidad de Madrid. Eso es una aspiración personal, incluso una ambición, pero en principio no parece un crimen, ni un delito contra la propiedad, ni una deslealtad. Pero en la dirección del PP lo toman así, y este fin de semana se demostró: el congreso regional de Andalucía derivó en un congreso contra solistas, megalomanías y otras vanidades.

Y todo el mundo entendió que la solista, la megalómana y la vanidosa es la señora Díaz Ayuso. Con lo cual, en vez de suavizar tensiones, se agravaron. En vez de acercar posturas, se abrió un nuevo abismo. Y el legítimo y necesario discurso de Pablo Casado hizo que la división fuese más visible, con todos los riesgos electorales que la desunión supone.

Se agranda el cisma, hay sospechas sobre miedos imaginados de Casado, luego se agrava la crisis. Con lo fácil que sería dejar que se celebre el congreso de Madrid, dejar que la militancia vote, y el que más chufle, capador. O capadora.

Y mientras tanto, el partido anda en el caos mental: por una parte vitorea a Ayuso cuando entra porque es una ganadora; por otra aplaude a Casado en su catilinaria contra solistas. A eso se le llama esquizofrenia.