CON RUBÉN AMÓN

Rubén Amón indulta al comensal del 24D: "No reaccione a las provocaciones del cuñado"

Más que un indulto, propongo a los oyentes, también a usted, señora, un paquete de medidas para sobrevivir a la cena de esta noche. La primera de las cuales, un poco extrema, consistiría en no presentarse, lo cual es difícil de justificar cuando, por ejemplo, es usted el anfitrión.

ondacero.es

Madrid | (Publicado 24.12.2018 10:03)

Si no lo es, necesita un argumento contundente. Autolesionarse. Hospitalizarse. O decir que está celebrando el mundialito, pero dada la envergadura del Al Ain, arriesga usted más no yendo a la cena que yendo.

En ese caso una solución correcta consistirá en realizar una misión paracaidista. Llegar cuando empieza la cena y aducir poco después la necesidad espiritual de ir a la misa del gallo, pero este plan requiere comportarse mientras se desenvuelve la reunión familiar.

No hable, por ejemplo. O no hable de política ni de fútbol. Ni introduzca el debate de la prisión permanente revisable. Ni mencione Madrid Central.

Ni se atreva a hablar de Vox. Ni tampoco beba, ni llegue bebido, porque el alcohol es el antídoto a la hipocresía. No reaccione a las provocaciones del cuñado. Y tenga presente que el cuñado no es exactamente un rango familiar, sino una categoría lenguaraz. O sea, que un cuñado puede ser una madre, un hermano, un tío o un sobrino, pues se define la categoría en la capacidad de crear un problema para cada solución. Y no al revés.

Resista. Conténgase, abstráigase. Conciba la cena caliente como una guerra fría. Finja la misma bonhomía que demostraban Torra y Sánchez. Y si tiene que hablar, hágalo como lo haría el Papa Francisco. O sea, diciendo exactamente lo que los comensales quieren escuchar. No se meta en ningún fuego cruzado. Y asuma que una cena de navidad es como un campo de minas. Desenvuélvase con ingravidez. Levite. Distánciese, como si se observara desde fuera.

Ya casi lo ha conseguido. Y si nota que flaquea su espíritu, recuerde este chiste de Eugenio.