Monólogo de Alsina: "Susana Díaz anda ahora agarrada a un tablón para salvarse ella misma de la quema"
Pocos trucos más viejos que reescribir la historia a la medida de quien habla. Las dos mujeres más relevantes del socialismo andaluz, la que aún lo dirige, Díaz, y la que lo acabará dirigiendo, Montero, han demostrado que o tienen una memoria muy frágil o están convencidas de que el resto del mundo la tiene.
Madrid |
Parlamento de Andalucía, jornada de ayer. Susana Díaz elogiando el buen criterio que tenía Sánchez cuando abanderaba el no es no a la investidura de Rajoy.
La mujer que aspiró a gobernar el PSOE como primer paso para gobernar España, anda ahora agarrada a un tablón para salvarse ella misma de la quema: sabe que Pedro ha ordenado ya que empiece el baile en el PSOE andaluz y ella ofrece este bonito obsequio a modo de sacrificio: qué acertado estaba Pedro, qué equivocada estaba yo. Ole por Pedro.
Lástima que la señora Díaz distorsione la historia. No es verdad que ella alentara la abstención a Rajoy pensando que el PP le devolvería el favor. Ella alentó la abstención porque entendía que un PSOE con ochenta y cinco escaños no podía aspirar a gobernar España. ‘Los votantes nos han puesto en la oposición’, fue su frase sentencia de entonces. La abstención era la vía para evitar otras elecciones en las que el PSOE cayera aún más. Y para evitar que Sánchez intentara gobernar con unos socios que a ella le parecían nocivos para España: Podemos y el independentismo catalán. Ésta es la historia. Si ha cambiado de opinión sobre los socios y lo que significa ir de la mano con ellos está bien que lo diga.
Sánchez ganó la guerra, esto también es la historia. Sánchez gobernó con el apoyo de esos aliados tan indeseables, que diría Lambán. Y Sánchez se resignó, cuando no le quedó otra, a compartir su gobierno con Podemos y concederle una mesa de negociación a Esquerra Republicana. Y al hacerlo terminó de ganarle el pulso a Susana Díaz y a los barones que en otro tiempo le disputaron la hoja de ruta del socialismo en España. Él resultó ser más hábil que ellos y que ella. Y ella se reconvierte ahora en presidenta del club de fans de Pedro. Qué remedio.
La elegida para descabalgar a Díaz del trono (menguante) del PSOE andaluz es la ministra Montero, más visible que nunca porque ahora ejerce de portavoz del gobierno. En calidad de tal anunció ayer a los cuatro vientos que ya hay fecha para el muy esperado encuentro entre el líder del partido inhumano que apoyó el 155 y metió en la cárcel a personas inocentes, es decir, Sánchez, y el le pen español que exhala xenofobia y gobierna contra los catalanes, es decir, Torra. Dos personas con tan magnífica opinión el uno del otro no pueden esta sino encantadas de lo poco que queda ya para que vuelvan a verse, ay qué nervios. Será el 6 de febrero, que cae en jueves. Y está por ver si Torra lleva botella de ratafía, como la última vez, y documento de 21 puntos que Sánchez se queda y oculta a la opinión pública, como la última vez.
Sostiene la portavoz del gobierno que gracias a esta apuesta inquebrantable por el diálogo se acabará con años, atención, ¡años!, de incomunicación con Cataluña. Que es como la señora Montero llama al independentismo catalán: la parte por el todo, Cataluña.
La señora Montero, ¿dónde estaba hace trece meses? ¿Años de incomunicación, dice? ¿En qué planeta vivía cuando Torra y Sánchez se vieron en Pedralbes, después de haberse visto en Madrid, presumieron de lo cordial y fructífero que había sido su encuentro y quedaron en seguir hablando? Esta idea falsa, fake news, según la cual el diálogo va a empezar ahora, al cabo de años de no decirse nada, ¿no debería perseguirla la Unidad Gubernamental contra las Fake News? Claro que hubo comunicación: entre su gobierno y del Torra, grupo de guasap de Carmen Calvo. Como había habido comunicación entre Rajoy y Puigdemont, antes de que éste se echara al monte. Como hubo una comunicación fluidísima entre Soraya y Junqueras. Y entre Junqueras y Luis de Guindos. Estamos ante otro camelo de la máquina de propaganda indepe ---nunca han dialogado con nosotros, pobres de nosotros--- que el gobierno de ahora ha comprado sin preguntarse siquiera de qué diablos hablan. Comunicación sí que ha habido, con la Generalirat y, por supuesto, señora Montero, con Cataluña. Lo que pasa es que la comunicación nunca desembocó en lo que el independentismo quiere, que es referéndum de autodeterminación. Y cuando se traga con lo que ellos exigen, predican que es que no hay diálogo. A poco que aprenda catalán, va a poder relevar la señora Montero a Meritxell Budó como portavoz de la Generalitat de Cataluña.
El juez García Castellón sigue achicando agua en los colectores de Villarejo para llegar hasta el fondo de las cloacas.
Entre el año 12 y el 16, gobernando Rajoy, el director adjunto de la policía nacional (adjunto al director general, comisario jefe y máximo responsable operativo) se llamaba Eugenio Pino. El comisario mandaba y mandaba mucho. Era ‘dios en el Olimpo’, por emplear la expresión, muy gráfica, que eligió el juez instructor para repreguntar por Villarejo. Hasta ahora el comisario Pino había mantenido que él conocía que Villarejo era policía y empresario a la vez y que todo lo que podía decir de él es que prestó grandes servicios. Ayer empezó a matizar: no estaba al tanto de muchos de los trabajos del comisario porque éste respondía ante otros. ¿Ante quiénes? En favor de Villarejo intercedió, según Pino, el ministro del Interior de entonces, Fernández Díaz, que habría hecho llegar el malestar de Rajoy por cómo se estaba tratando al comisario. Y según Pino, el ministro le dijo que Villarejo se había quejado personalmente a Rajoy. ¿Qué grado de confianza tenían, si es que la tenían? Hasta ahora lo que se sabía es que Villarejo a quien trataba era a Dolores de Cospedal: acuérdese de la reunión aquella en la que él se postula para hacer unas averiguaciones sobre Javier Arenas.
¿Ha empezado el imputado Pino a señalar hacia arriba en la jerarquía política de entonces? Lo iremos viendo. De momento el imputado más alto del escalafón político es Francisco Martínez, número dos del ministro. Preguntas que dejó sin res-ponder el gobierno Rajoy: ¿estaba al tanto de los manejos del comisario, los avalaba, le hizo algún encargo, cuál, desde cuándo, en qué se tradujo, intentó protegerle cuando empezó la gresca entre Villarejo y el director del CNI? ¿Qué supo Rajoy de las cloacas? ¿Qué supo Fernández Díaz? ¿Qué siguen sabiendo y, por tanto, callan?
El juez García Castellón sigue escarbando. Se le agradece el servicio al país, que éste sí que lo es, servicio de limpieza y afloramiento de aguas sépticas.
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