Les voy a contar una historia. Érase una vez un presidente autonómico, manchego para más señas, que temiendo resultar damnificado por el descrédito que arrastraba el gobierno central -de su mismo partido-, dio el paso de decir públicamente lo que, hasta entonces, solo había comentado en privado.
No, el presidente autonómico no es ninguno de los que hay ahora, porque esta historia ocurrió en el año 2010, mes de octubre. Cuando aún ninguno sabíamos que la legislatura, abortada, acabaría a la vuelta de un año y que el presidente Zapatero -final abrupto- renunciaría a presentarse de nuevo. Ocurrió en La Solana, provincia de Ciudad Real. Aquel día emitíamos La Brújula desde el polígono que el municipio quería convertir en parque tecnológico. El entrevistado de la noche era el presidente de Castilla-La Mancha, de nombre José María Barreda.
Llegó, acompañado de su jefa de prensa, poco antes de las diez. Saludó a los presentes, vecinos, colaboradores del programa y a mí mismo. Mientras él seguía saludando, la directora de comunicación me dijo: "Viene con ganas de hablar de todo". Yo respondí: "Lo celebro". Fue empezar la entrevista y confirmarse que, en efecto, venía con ganas. Aquella noche, José María Barreda pidió a Zapatero un cambio de rumbo para evitar lo que llamó una catástrofe electoral en las autonómicas de 2011. También afirmó que ocho años de mandato eran suficientes (Zapatero iba a cumplir siete) y que lealtad al líder es decirle lo que uno realmente piensa.
Levantó mucho revuelo aquella entrevista. Solo algunas personas repararon en que si Barreda se había decidido a decir en La Brújula todo aquello era, probablemente, porque cuarenta y ocho horas antes, también en La Brújula, se había soltado la lengua el alcalde de Toledo, también socialista, también crítico y de nombre Emiliano García Page.
Érase una vez un alcalde de Toledo llamado García Page que solicitó a Zapatero que no contaminara las elecciones municipales con las generales para que los alcaldes no se vieran arrastrados por el clima de la política nacional. Catorce años después, el presidente de Castilla-La Mancha, llamado García Page, ha sugerido a Pedro Sánchez a anticipar las elecciones generales para librar a alcaldes, presidentes autonómicos y aspirantes socialistas de quedar para el arrastre.
Las elecciones autonómicas y municipales de 2011 se celebraron, por cierto, siete meses después de aquella semana de Brújula. Los títulos de los diarios del día siguiente fueron estos: 'El PP barre a los socialistas', en El País. 'España exige el cambio', en El Mundo. 'Rajoy arrasa', en La Razón. 'Debacle histórica del socialismo', en ABC. Y en Público, que aún era de papel y siempre fue zapaterista: 'El PSOE se hunde'.
Las circunstancias cambian, pero hay momentos en la vida política de un país que retrotraen a etapas anteriores. El aroma de estos días es el propio de otros tiempos: de revelaciones diarias, enmarañadas, e interesadas, claro; de grabaciones, dossieres, en ocasiones veo conjuras; de gobiernos que se victimizan y de personajes inefables, mezcla de urdidores, maniobreros, chantajistas y bufones.
El aroma que respiramos en el ocaso del 'felipismo', con los Paesa y los Roldanes, el capitán Khan, la directora del BOE. El aroma de los ERE, con el chófer de la coca y aquel Lanzas que tenía dinero para asar una vaca. El aroma de la Gürtel, con 'el Bigotes', el tesorero, la esposa del tesorero, ¡un sastre!, y sus ramificaciones, que incluyeron a un falso cura y a un chófer, infiltrado para sabotear a la Justicia. El aroma irrespirable de la época Villarejo, larga época de vista gorda que encabalgó dos gobiernos, el de Zapatero, primero, y el de Rajoy, después. Villarejo con sus negocios particulares, y su grabadora y sus chantajes, jugando a todas las bandas posibles -policía, señor Lobo, maquinador a sueldo, fabulador, intoxicador, redactor jefe-.
Las circunstancias cambian. Las tramas y los personajes se renuevan. Pero el aroma permanece. O el aroma vuelve. Y el país se va a dormir cada día entretenido y asqueado a partes iguales.
Las circunstancias cambian. Las tramas y los personajes se renuevan. Pero el aroma permanece
Víctor de Aldama, en su línea, 'ya veréis lo que va a pasar, ya lo va a ver también el presidente del Gobierno', encarándose con Leire Díez Castro e inquiriéndole ‘qué tienes contra mí para amenazarme’. Porque así como Leire sostiene que hasta ayer nunca había visto a Aldama, él sostiene que ella le ha estado amenazando de muerte, a él y su familia, para silenciarle.
Leire Díez, la conocida periodista, nada de fontanera, mantiene que su baja del PSOE es solo temporal, que el partido nada tiene que ver con su labor profesional y que no habla en nombre de nadie. Aunque vaya de la mano de Pérez Dolset tanto a las reuniones con empresarios imputados que puedan aportar munición como al salón del hotel donde Leire posó ayer durante veinte minutos como a los platós de televisión a los que llegan en pareja.
Ambos predican una misma historia: no son fontaneros, sino particulares comprometidos con la justicia y la democracia, que ofrecen su ayuda desinteresada a las víctimas de las corrupciones policiales, y fiscales, y judiciales, y mediáticas. Víctimas es la palabra favorita de este tándem, o trío, si se incluye al abogado Teijelo. O cuarteto, si añadimos a quien precedió a Leire en la comprometida labor de sabuesa. Víctimas es una palabra honorable, que genera empatía inmediata en quien la escucha, una palabra que ennoblece. Leire y Dolset, la asociación de ayuda a las víctimas.
En sus seis años de indagación incansable, y habiendo reunido, según ella, pruebas de delitos muy graves, no consta que la periodista haya publicado sus exclusivas en medio alguno. Si la información que una reúne no la usa para difundirla de inmediato, o para ponerla en manos del ministro del Interior, o de la fiscalía, ¿para qué la usaba exactamente?
Leire exonera al PSOE y alega que todo lo que dice en esas reuniones -la mano que ella tiene con los fiscales, con la Hacienda Foral, con los de arriba, son trucos de audaz periodista para sonsacar a su interlocutor lo que ella quiere. La auxiliadora de las víctimas miente a las víctimas para engatusarlas, periodismo valiente. Ella, a lo único que aspira, es a limpiar las cloacas. Ya limpiaba cuando era directora de Relaciones Institucionales de Correos, y con tremenda humildad, sin decírselo a nadie para que no pudieran condecorarla por su compromiso con la democracia. Más que fontanera o periodista, es una ONG.
Más que fontanera o periodista, es una ONG.
Los sucios siempre son de los de enfrente. La guerra subterránea que hasta ahora se traían los 'dolsetes' y los 'aldamas' ha salido a la superficie. La trampa que los segundos tendieron a los primeros ha hecho que estos, que hasta ahora habitaban los sótanos y la niebla, hayan salido de su armario para reivindicarse como seres de luz contra las tinieblas. De inframundo, a reality.
La guerra subterránea que hasta ahora se traían los 'dolsetes' y los 'aldamas' ha salido a la superficie
Si los 'dolsetes' están en condiciones de probar que hay una guardia civil patriótica bajo el Gobierno de Sánchez que lo hagan de inmediato. Si hay garbanzos negros en la UCO, como andan deslizando círculos próximos al gobierno, que se ocupe Marlaska de destaparlos.
Si los 'aldamas' tienen pruebas fehacientes de que es Sánchez quien instruye, tutela o alienta a los 'dolsetes' para proveerse de munición con que desactivar investigaciones incómodas, que las presenten también. Aldama ha pactado con la fiscalía anticorrupción y está colaborando con ella ---el juez dirá si todo lo que cuenta es verdad, o sólo lo es una parte, o si miente más que habla---. Los de Dolset no está claro con quién colaboran, salvo consigo mismos y con algunos partidos o medios a los que van ofertando cosas. Y en el bando Dolset milita una militante 'prime' del PSOE dada de baja temporalmente.
Ayer me preguntaba a esta hora qué haría el PSOE con el pendrive de Leire. Por la tarde anunció el partido que lo había enviado inmediatamente a la fiscalía anticorrupción para que sea esta la que lo mire. Bien hecho. Aunque la fiscalía aún no lo tenga (será hoy). Es lo que debería haber hecho Leire. Acierta el PSOE al entregarlo. Y doy por hecho que no lo habrá copiado antes para quedarse con la ingente cantidad de basura que la no fontanera dice haber encontrado.
Sí se esforzó ayer el PSOE, como es tradición, en imputar todo lo que sucede estos días al PP. Esta tesis tan razonable, ¿verdad?, de que las cloacas de los años en que gobernó el PP son responsabilidad del PP y las cloacas de los siete años que lleva gobernando el PSOE son, también, responsabilidad del PP. Hay días en que pareciera que los propios socialistas no son conscientes de que ya llevan gobernando más tiempo que el que estuvo Rajoy en la Moncloa.
En la legislatura anterior ya gobernaba Sánchez. Y en la anterior de la anterior, también. Antes de encender el móvil para grabarse un plasma de propaganda podría la portavoz del PSOE repasar el texto que se ha escrito para corregir estos errores. Salvo que la duración de las legislaturas también sea ya interpretable, como las bombas lapa y las conversaciones del capitán Bonilla, gentileza del Gobierno de la realidad alternativa.
Esta es la verdad, dice el ministro para la distorsión, Óscar López, que en los últimos seis días ha falseado la conversación de un agente de la UCO con un confidente y ha falseado los datos de una encuesta.
