opinión

Monólogo de Alsina: "Es hora de ir reconquistando en fases la calle"

Carlos Alsina

Madrid | 04.05.2020 08:18

· Quedan horas para empezar a dejar las greñas atrás. El país entero pendiente hoy de las peluquerías. Hay casos urgentes de tijera: el doctor Simón, por ejemplo. O Espinosa de los Monteros, que parece que lleve barba ya arriba y abajo. O Suárez Illana, que va para león del Congreso. De los tertulianos televisivos mejor no hablo porque la mayoría de ellos, además de peluquero, siguen necesitando un iluminador en casa.

· Aún estamos en estado de alarma. Aún no podemos salir a la calle sin que un guardia pueda pararnos a preguntar cuál de las actividades autorizadas estamos realizando: si el perro, si el niño, si el viejo, si el deporte, si el súper, si el banco, si la farmacia. Si la peluquería, si el restaurante a domicilio, si el trabajo, agente, el trabajo, que mi tarea no se puede hacer desde casa.

· Hoy empezamos la fase cero. Significa que la mascarilla que hace tres semanas aún no servía para nada y que hace dos empezó a ser recomendable es, desde esta mañana, obligatoria. En el transporte público. Y significa que quien pueda permitírselo abrirá esta mañana su negocio para atender clientes con cita previa. A las tiendas, pequeñas, se puede ir pero poco rato. No quiero pensar en el lío que va a ser para lo comercios de ropa la nueva anormalidad que consiste en que si yo me pruebo una camisa y no me la llevo, hay que apartarla para desinfectarla. Eso, y que no toquetee el género si no llevo guantes. Vale la ropa y para cualquier cosa.

· Abrirá el que se lo pueda permitir. El que haya echado las cuentas y con muchos menos clientes pueda aguantar los gastos. Y el autónomo que, en ausencia de ingresos desde hace dos meses, quiera levantar la persiana porque por poco que ingrese siempre será más que nada.

· La ministra de Trabajo ha informado de que los ertes son graduables. El empresario que sólo pueda permitirse sacar del erte a un empleado, puede sacarlo sin que el erte decaiga.

· Tal como van estando las cosas, tienen razón Alberto y Rosa en que lo suyo es como si les hubiese tocado el gordo de la lotería. Lo suyo es que a Alberto, después de estar a prueba seis meses, le han hecho fijo en la empresa en la que está empleado. 'En medio de tanta oscurida y tanta mala noticia', dicen, 'nos parece insólito'. Positivamente insólito. Mañana sale el paro de abril. Seguro que la ministra Díaz ha escarmentado y esta vez evita sonreír tanto al explicar que los tres millones y medio de afectados por los ertes no son parados pero tampoco están trabajando.

· Sospecho que las previsiones económicas que se hacen estos días valen menos que nunca. Son un 'hablar por hablar' porque estamos en territorio desconocido. Que valgan menos que nunca no tiene por qué ser malo. Es posible que la realidad acabe siendo menos negativa de lo que hoy se presenta. Y al revés. El gobierno está hablando de una uve asimétrica, que debe de significar que caemos a plomo y nos levantaremos más rápido que en 2012 pero más lento de lo que desearíamos todos. Si caemos un 9,2 % este año, como calcula Calviño, todo lo que crezcamos el año que viene será en comparación con lo de este año. Es decir, que un 6% nos parecerá poca cosa. He anotado esta frase de un pequeño empresario de la costa: 'Qué normalidad va a haber si no hay turistas'.

· Los datos del fin de semana han sido los mejores desde hace siete semanas. Los nuevos diagnosticados han bajado de mil. Hubo 164 fallecidos en 24 horas. La curva sigue bajando. Aún no ha tocado el suelo, pero baja.

· Sara está extrañada porque en su barrio los aplausos de las ocho de la tarde se han ido extinguiendo. Antes los cristales retumbaban con los gritos y la música y ahora apenas salen cuatro gatos. Se pregunta si es que hemos olvidado ya a todos los profesionales a los que se rendía tributo, médicos, cajeras, reponedores, policías, transportistas, ¿te acuerdas? O si es que creemos haber regresado ya a la normalidad. Yo creo que es lo segundo, Sara, que vamos teniendo nuestro rato de calle, nuestra expectativa de desescalada, o como se llame, y eso nos hace ver nuestras rutinas de estas siete semanas como parte del pasado. No es que lo sean, es que queremos creer que lo van siendo. Hagamos como que las rutinas de cuarentena van dejando sitio a nuestras rutinas de antes.

· El paseo por franjas horarias ha deparado las mismas fotografías que cuando salieron por primera vez los niños. Pero como hemos aprendido de perspectiva y de ópticas no han producido ya escándalo. Nuria, que vive en Alcobendas, tiene la sensación de que todos sus vecinos han decidido prepararse para los Juegos Olímpicos aplazados.

· No sé si habrá salido este domingo a dar un paseo Rosa, que viven en Valencia y es la abuela de Vicente. Va a cumplir 88 años el mes que viene, pero la llaman Rosita porque lleva una niña dentro. El nieto está en Dinamarca desde el verano pasado, intentando abrirse camino. Dice que todas las quejas por el confinamiento las entiende pero le parecen banales, poca cosa al lado de lo que tuvo que vivir la generación de su abuela. Rosita vive con su hijo, que trabaja en un almacén de frutas y verduras, y que se marcha cada antes de que ella despierte y regresa cuando ya está preparando la cena. Su nieto, Vicente, llama cada día desde Dinamarca para comentar la jornada. Y como todas las jornadas vienen a ser lo mismo, pues ella le repite lo del día anterior y murmura: 'ay, hijo, esto no sé si te lo había contado ya'. Pues sí, pero al nieto le da igual. Bendito día de la marmota.

· Leí ayer la entrevista en El País a la vicepresidenta del gobierno. La cuarta, señora Ribera. El viernes dije que no estuvo fina con lo del plan lentejas: el que quiera abrir con la clientela limitada al 30 % que abra y el que no sienta cómodo que no lo haga. Ayer le leí que su gobierno ha cometido el mismo tipo de errores que los gobiernos de los demás países, pero que ha estado en la gama alta de éxito y en la gama baja de errores. De los rankings hemos pasado a las gamas. La palabra éxito debería estar proscrita, creo. Hablar de éxito con los números de contagiados y fallecidos que tenemos me resulta, como poco, desconsiderado. Incluso si uno, o una, tiene en tan alto concepto la gestión de su gobierno debería elegir mejor las palabras que utiliza. Añade, como prueba de la gama alta, que en algunos países los gobernantes han recomendado beber lejía. Siempre aparece Trump como comodín con quien compararse para salir ganando. Qué éxito. Le pregunta el periodista por qué Portugal presenta datos tan buenos (quiere decir tan mucho mejores que los nuestros) y dice que el virus venía del este y Portugal está un poco más al oeste que nosotros. Galicia se lo perdone. Como si el virus lo hubiera traído el viento y no las personas portadoras.

· Veo que el departamento de bautizos de la Moncloa ha dado a luz un nuevo concepto. Cogobernanza, lo han llamado. Quieren decir gobernar a pachas. Bueno, quieren que parezca que es gobernar a pachas. En realidad consiste en que los gobiernos autonómicos informan al gobierno central de cómo van las cosas, el gobierno central decide y los gobiernos autonómicos ejecutan lo que se les mande. O sea, como hasta ahora.

· El debate de la semana es el estado de alarma. O en rigor, si el PP va de farol o de verdad se plantea intentar tumbarlo. La dirección del partido está en fase de tanteo. Feijóo es el más combativo. Y el más crítico con el plan de desescalada. Sánchez ya ha puesto en circulación el nuevo argumentario: prorrogar el estado de alarma es impepinable porque fuera de él no hay nada.

Sin estado de alarma, según Sánchez, quedarían desamparados los trabajadores de los ertes y los pequeños empresarios con créditos del ICO. Una cosa es que el instrumento que está en vigor facilite las cosas y otra que sea la única vía posible. Para el confinamiento y las restricciones es, en efecto, lo más útil. Para las ayudas económicas, las prestaciones y las modificaciones laborales no es imprescindible. Ni Zapatero ni Rajoy gobernaron sus crisis económicas en estado de alarma.

· Al presidente lo que le corresponde es ganarse la voluntad de los grupos parlamentarios. Persuadirles y convencerles, no reeditar su argumentario de siempre. El esquema Sánchez para todo: o bendices lo que él decida, o estás bloqueando España. Qué fue de aquello del no es no.

· Tiene razón la vicepresidenta cuarta: éste es un país en el que a los partidos les cuesta entender que no siempre hay que estar unos contra otros. Entiendo que ella incluye entre esos partidos a los dos que integran su gobierno.

· Recuerdo que al comienzo de la crisis una de las noticias que más contrariedad causó es que había enfermos chinos que se habían curado y, al hacerse los test, habían vuelto a dar positivo. Los médicos del programa nos contaron que el organismo tarda en eliminar los restos del virus, aunque ya esté neutralizado. Y que probablemente ésa era la causa de los reincidentes positivos. Ahora un estudio a 260 casos en Corea del Sur confirma la noticia: son falsos positivos y no recaídas.

Quien supera la enfermedad se inmuniza, ahora falta saber por cuánto tiempo permanece inmune.

· A Natalia, que tiene dieciséis años, se le ha truncado un sueño por culpa de la pandemia. Iba a estudiar primero de bachillerato el curso que viene en Canadá. Como dice su padre, Antonio, hay que entender lo que eso significa cuando uno tiene dieciséis años. No sólo el reto de poder manejarse tan lejos, y sin padres, sino el esfuerzo de tantos meses para conseguir ser una de las estudiantes beca-das: los estudios, el idioma, las pruebas de aptitud a las que se presentan miles de aspirantes. Una semana antes del estado de alarma la Fundación Amancio Ortega reunió los trescientos elegidos para responder a todas sus dudas. La semana pasada anunció que este año no podrá ser porque no hay manera de garantizar la salud y la seguridad de los becados. Para los padres es solamente un revés. Para Natalia, y los 299 adolescentes como ella, es un disgusto de los gordos.

· Benditos los oyentes con piano de este programa que se animan cada día a enviarnos su propia interpretación del Facciamo. Ésta me ha llegado desde Calpe y el autor es José María.

· Y benditos sea el teatro y la danza en manos de Patricia, que escucha la radio desde que era adolescente y le gusta tanto el Facciamo que se lo ha propuesto como música de baile a sus dieciocho mayores del grupo de teatro. Tienen entre sesenta y ochenta años, se lo pasan en grande bailando y estrenaron su primera pieza en una sala de Madrid el verano pasado. En febrero estaban ensayando la segunda, pero llegó el tsuanmi y de pronto de vieron todos siendo grupo de riesgo. Ahora se ha grabado cada uno en su casa bailando al son de Facciamo y el resultado es un vídeo que trasmite lo que Patricia cuenta en su carta: Emoción y ganas de vivir. Y de compartir de lo que uno vive.

· Resulta que hay un dentista que no contento con arreglarle la boca a los demás está haciendo sus pinitos usando la boca propia para hacer un programa de radio (o algo así). Se lo manda a sus amigos por whatsapp, supongo. Y a uno de ellos le parece tan bueno que ha decidido avisarme de que lo mío se acaba.

No hagas bromas, no hagas bromas, que está el patio como para bromear con estas cosas.

· Aprende de Teresa, que es una oyente tan agradecida que quiere pagarnos.

· Me han enviado un álbum de fotos completo de Pablo, que cumple 2 el siete de junio. O sea que ya tiene uno y once meses casi. Sus padres son Lourdes y Manuel, que están muy aliviados desde que los críos pueden salir un rato porque ya se les estaban agotando las ideas. Pablo ha sido jardinero, capitán de barco, master chef de plastilina, nazareno de pasillo y noble caballero en justas medievales-confinadas. Ah, y cantaor por bulerías del facciamo. Total, que va a tener muchas historias que contarle a Víctor, que es el hermano que espera para bien entrado el verano.

· A esta joven de Madrid que viene ahora le agradezco la sugerencia que me hace. Si no la entiendes del todo yo te la voy traduciendo.

Al padre le da vergüenza. La gente ya sonreía. El cielo ya es azul. Es hora de cerrar el diario (de la pandemia) y abrir una historia real. ¿Qué historia real? Pues la de la ir reconquistando en fases la calle.

Otro beso para ti. Y gracias por la sugerencia de tu padre, que es vergonzoso. Dile de mi parte que estoy en ello. Que habrá que ir pensando, en efecto, cuándo damos por terminado el diario de la pandemia. Si hoy, si mañana, si nos esperamos a la fase 1, o a la nueva normalidad ésa. Dile a tu padre vergonzoso que ya veremos. Hoy que suene todavía el Facciamo. Finta. Che.

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