opinión

Monólogo de Alsina: "Otegi, en racha"

Carlos Alsina reflexiona en su monólogo de Más de uno sobre la repetición del juicio al líder de Bildu, Arnaldo Otegi, por pertenencia a una banda terrorista. Además, habla del coronavirus y la llegada de la vacuna.

Carlos Alsina

Madrid | 15.12.2020 08:37

Para ella van a ser sus navidades número ciento y cuatro. Desde 1916, en que las vivió como bebé, hasta este 2020 en que las va a vivir como recién dada de alta. Se llama Elena y es una señora de Madrid, centenaria, que vive en su casa, sola, y que según cuenta su familia hace vida independiente. Con 104 años y a su aire, quién no lo firmaría. Ayer salió del hospital después de superar el coronavirus.

Con muy buen ánimo y con esta frase que se le escucha: 'Salud que no falte para todos y que se arregle todo'. Cuántas veces no habrá deseado esto mismo, que se arregle todo, a lo largo de su vida. Cuántas crisis no habrá superado esta señora. Con razón dicen los médicos del Gregorio Marañón que es una superviviente.

Y a seguir viviendo, camino de los 105 años.

No tienen ninguna relación entre ellas, pero hay un hilo invisible que une a esta anciana madrileña ---y su imagen abandonando ayer, curada, un hospital--- con la joven enfermera Sandra Lindsey, empleada de un hospital de Nueva York y cuya imagen captaron ayer decenas de fotógrafos.

El momento en que la enfermera recibe la primera dosis de la vacuna de Pfizewr en los Estados Unidos. Las cámaras de fotos, los aplausos, la televisión en directo. Y el mensaje de esta mujer. Que debió pensar muy bien lo que quería decir, sabiendo de la atención mundial que despertaría. Qué decir en un momento como ése.

El reconocimiento a las enfermeras como ella y el deseo de que todo el mundo haga lo que está en su mano para acabar con la epidemia. Es la manera de decir, como la veterana Elena, 'salud para todos y que se arregle todo'.

Qué tal, cómo están, bienvenidos a una nueva mañana de radio. Ya estamos en el 15 de diciembre de 2020.

La tendencia hasta ahora era buena. Octubre fue el mes en el que se nos disparó el coronavirus en España. Noviembre, el mes de las restricciones que hicieron posible revertir la incidencia. Ahora llegamos a la mitad de diciembre y la incógnita no es tanto si va a volver a subir el número de contagios y de hospitalizaciones ---eso se da por hecho--- sino en qué medida. Ya hemos explicado más de una vez que cuando se juntan varias jornadas festivas, propicias a quedar más y ver a gente con la que no convivimos, aumenta el riesgo de contagiarnos sin saberlo. Y que sólo diez días después aparecen los síntomas, vamos al centro de salud y aparece nuestro en el registro oficial de Sanidad.

El puente de la Constitución empezó el cuatro de diciembre y los datos del boletín de ayer reflejan por primera vez en un mes un incremento de la incidencia acumulada. Aún estamos por debajo de los doscientos casos por cien mil, que son pocos en comparación con los quinientos de media que llegamos a tener en octubre pero son escenario calificado de riesgo. Y en vísperas de la madre de todas las fiestas, que es la Navidad.

A las recomendaciones que vienen realizando los responsables sanitarios de cada comunidad autónoma se añade, o se subraya, ésta que dice: si va a usted a viajar en Navidad para reunirse con los padres, o con la familia a la que no ve el resto del año, confínese una semana antes ---la semana protectora que dice Merkel---, evite contactos con otras personas y así reduce el riesgo de llevar, sin saberlo, el virus consigo cuando vuelva a casa, vuelva, por Nochebuena. Nueve días quedan para esa noche. Estamos en la cuenta atrás.

Está de suerte Arnaldo Otegi. Para alguien como él, tan defensor de la justicia y tan contrario a la impunidad, ¿verdad?, debe de ser una excelente noticia volver a ser juzgado por integración en banda terrorista. Dado que el juicio anterior se declaró nulo porque una de las juezas tenía sombra de parcialidad (así lo estableció el Tribunal Europeo), qué mejor que celebrarlo de nuevo, ahora ya sin sombra, para que pueda concluirse si es incocente de los cargos por los que fue procesado o es inocente. Que te anulen un juicio no equivale a que se declare tu inocencia, de modo que bienvenida sea esta nueva oportunidad para que Otegi demuestre que su compromiso con la paz y la concordia viene tan de antiguo y tan de dentro de su enorme corazón que ya en 2009, cuando fue detenido, estaba repudiando en secreto a la mafia de la que procedía en lugar de trabajando para ella, que fue lo que sostuvo el juez instructor, un derechista a las órdenes del PP y nostálgico de Franco llamado... Baltasar Garzón. Andá, es verdad, que el juez del caso Bateragune fue Garzón.

El Tribunal Supremo resolvió ayer que el juicio debe celebrarse de nuevo. Dándole la razón a la fiscalía, que es quien solicitó la repetición con el argumento de que, en caso contrario, los hechos quedarían sin juzgar (quién va a querer que algo así suceda). A García Egea, por cierto, el número dos del PP n debieron explicarle que quien pidió un nuevo juicio fue la fiscalía, porque ayer ya empezó a sembrar sospechas.

De momento no parece que Otegi esté muy contento con el ministerio fiscal. Ni con el Supremo. Hoy ladrará de nuevo en protesta por esta nueva oportunidad que se le brinda. Se cometió un error al mantener a la juez Murillo en el tribunal anterior y ahora ese error se subsana. Asumiendo que, en efecto, la juez tuvo una actuación poco profesional no en su valoración de los hechos y las pruebas (que eso nadie lo ha dicho), sino en el comentario que hizo durante un juicio anterior por enaltecimiento, que es donde está el origen de todo...

Tampoco es que la juez dijera nada descabellado: cualquiera que haya seguido la trayectoria laboral de Otegi (toda la vida viviendo de los empleos que le proporcionó la mafia) sabe que nunca va a condenar a la organización a la que perteneció. Pero... una juez debe abstenerse de hacer comentarios que menoscaben la imparcialidad. Y es verdad que Murillo, también en el juicio de Bateragune, no se cortó. Cuando la abogada de Arnaldo preguntaba si éste podía beber agua estando en huelga de hambre.

El ministro Ábalos, número tres del PSOE que hace cuatro semanas celebraba el triunfo de la democracia por tener a Otegi votando los Presupuestos (antes de cambiar el discurso y evitar hablar de Bildu) dijo ayer que no deben confundirse los temas personales con los del partido.

O sea, que aunque el líder de la coalición Bildu vaya a ser juzgado de nuevo por pertenencia a la mafia, eso no es obstáculo para que Lastra y Echenique sigan firmándole papeles a su delegada la señora Aizpurúa. Hombre, esto de que Bateragune es un asunto personal de Otegi... A ver, personal porque lo juzgan a él como persona. Pero no es un caso que tenga que ver con su vida personal. Al revés, tiene que ver con su actividad profesional; es decir, para quién trabajaba y cuál era su oficio. Según el juez Garzón, trabajaba para ETA porque su oficio era el de etarra. En el año 2009, el mismo año por cierto en el que este mismo juez, por cierto, inició la instrucción de la Gurtel. Tan celebrada la instrucción, y las condenas, por algunos que en Bateragune detectan un interés político inaceptable del mismo magistrado.

No es un tema personal lo de Otegi, es la clave de por qué ha llegado a estar donde está. Si hoy dirige una coalición de partidos independentistas es por ser quien era y por proceder de donde procede. De la mafia.