OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "Pablo se recoge la coleta"

Se levanta el telón y aparece el artista con los bastones y los platos chinos. ¿Cómo se llama la película? El regreso del gran malabarista. Ha vuelto a la escena. Otra vez la función en marcha. Pedro I el propuesto, que primero fue el propuesto, luego el depuesto y ahora, otra vez, el dispuesto, ha sacado de la maleta los palos y los platillos y está de nuevo la función en marcha.

Carlos Alsina | Madrid
| 31/03/2016

Sánchez, incombustible. Es el único dirigente cuya candidatura ha sido ya rechazada por el Parlamento —el único que fracasó— y es, a la vez, sin embargo, el único cuya condición de aspirante no le niegan ni su socio ni su otro posible novio. A diferencia de lo que le pasa a Rajoy, que en cuanto Ciudadanos habla de negociar lo primero que pone sobre la mesa su relevo, Sánchez está blindado: se cita con Rivera, se cita con Iglesias y ambos, cuando hablan de un posible gobierno, dan por hecho que el presidente sería Pedro. Habrá que reconocerle a este survivor, este superviviente llamado Sánchez, una aptitud para mantenerse a flote verdaderamente insólita. Hasta Susana Díaz tendrá que plegarse a la evidencia.

Celebrada con gran trompetería, y con coreografía peripatética a mayor gozo de las televisiones y los fotógrafos, el tanteo de esta segunda parte del partido está a la vista: Pedro, 1, Pablo cero. Lo de ayer fue, más que cualquier otra cosa, el reconocimiento de un fracaso. El de la estrategia que llevado adelante estos meses Pablo Iglesias para forzar a Sánchez a tragar con un gobierno de coalición en las condiciones que estableciera Podemos. Error de cálculo o exceso de confianza. Cien días después de las elecciones, y habiendo conseguido únicamente que Sánchez se case con Rivera y defienda contra viento y marea su matrimonio (de momento, al menos) es Iglesias quien se aplica una cura de humildad y cambia el tono. El tono sí, la exigencia de fondo no.

Pablo se ha recogido un poco la coleta. En las formas y los métodos. Antes le echaba encima a Pedro la cal viva, ahora le regala un libro de baloncesto. Frente al desdén que exhibía hacia el líder socialista,“no te dejan pactar conmigo, Pedro, eres rehén del Ibex y de Susana, va a resultar que no eres nadie”, todo aquello, este respeto de ahora al posible presidente que ya no ha de agradecerle la sonrisa del destino de permitirle aspirar al cargo. El severo examinador que le negaba a Sánchez la condición de izquierda verdadera se nos ha convertido en un paseante obsequioso. Como hacer que Pedro a la naranja cambie el paso para ser Pedro a la valenciana.

Es inteligente por parte de Iglesias corregir el tiro para frenar el deterioro que estaba sufriendo su imagen y, de rebote, su expectativa electoral. Aunque el cambio sea tan acusado que eclipse la concesión que él ha logrado arrancarle a Sánchez: sentarse a hablar de tú a tú, sin Albert Rivera posado en su hombro, y sin que Podemos haya renunciado, que se sepa, al referéndum de autodeterminación, exigencia que plasmó el comité federal del PSOE en aquel papel que aprobó en diciembre en párrafo del que ahora nadie quiere acordarse.

Conclusión, a 31 de marzo: Pedro le ha bajado los humos a Pablo. Le tiene donde quería, cediendo y rectificando. Pero Pedro sigue necesitando la bendición de Pablo para tocar poder, y ahí Pablo no ha concedido aún nada. Cambia el tono y los modos, pero no la cuestión de fondo: gobierno de coalición PSOE-Podemos sin Ciudadanos. Esto es lo que hoy sigue siendo, para Pablo, irrenunciable. Y esto es lo que Sánchez, hoy, sigue sin ofrecer a Pablo. Y lo que Albert Rivera, anoche en Telecinco, avala.

Estado de la cuestión, el que era. Y sin embargo, en el PSOE y en Podemos sostienen que algo está en marcha. Al final la baza última que tiene en mente Sánchez es, paradójicamente, la misma que mencionó aquí el martes Rajoy: que el reloj avanza…y el tiempo para evitar las nuevas elecciones se va achicando.

Sánchez ya sin disimulo: lo que nos une a los tres es evacuar al PP del gobierno. Sepultar a Rajoy. El resto es pecata minuta y no hay obstáculo que no pueda ser limado.