OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "Europa se pone las pilas"

Carlos Alsina reflexiona en su monólogo sobre la intención de Sánchez de hacer "un esfuerzo" para que el gasto en Defensa de España alcance el 2% del PIB antes del año 2029.

Carlos Alsina

Madrid |

Faltaba Napoleón. Evocar a Napoleón. Este pacifista irredento que ha resultado ser Vladimir Putin, próximo premio Nobel de la Paz si el jurado lo integraran Trump, J.D.Vance, Víctor Orban y San Diego Obescal, se ha asustado muchísimo ayer al saber que Macron se ofrece a proteger a los demás países europeos aprovechando este hecho diferencial que es tener armas nucleares.

Disuasión, como prefiere decir Macron, Francia tiene disuasión nuclear. ‘Si no quieres que las use, no utilices tú las tuyas’. Putin, como se sabe, es un hombre sensible que, enseguida, se siente amenazado. Fue él quien bombardeó e invadió Ucrania hace tres años, pero porque sintió el peligro cerca al escuchar a Zelenski lo deseable que sería que Ucrania pudiera formar parte de la Otan. En las almas delicadas, como la suya, cualquier declaración que se haga genera una inquietud tan honda que le obliga a responder poniéndose a salvo. Si la declaración crítica la hace un ruso, como Navalny, por ejemplo, la forma de protegerse es matándolo. Si la hace un ucraniano, se protege de él bombardeándolo.

Putin avisa a Macron

Cuando la hizo Yushenko, aquel líder político de Ucrania, lo envenenaron con una dioxina que lo dejó desfigurado. Y ahora que quien la ha hecho es Macron -ofrezco mi disuasión nuclear-, la forma de protegerse de este ser de luz llamado Putin acosado e intimidado, ha sido avisar al francés de que si sigue por ese camino esto va a acabar muy mal. Y evocar a Napoleón.

He aquí un especialista en darle la vuelta a la realidad para que parezca siempre lo contrario de lo que es. ¿Quién es el autor intelectual y material de la invasión de Ucrania, que en Occidente llamamos guerra pero en Rusia llaman operación especial de seguridad? Vladimir Putin. ¿Quién usó como coartada que había que liberar al pueblo ucraniano del yugo de un régimen neo nazi? Vladimir Putin. ¿Quién lleva tres años negándose a replegar su ejército, respetar la soberanía de ese pueblo y olvidarse de convertir el gobierno ucraniano en otra marioneta a su servicio? Vladimir Putin.

¿Quién dice Putin que es el belicista, el causante de la guerra y el que no quiere que termine nunca? Zelenski. Y Macron. Y la Otan. Y los gobernantes europeos. Se salva Orban, supongo, que es el San Diego Obescal del Consejo Europeo porque es trumputinista, como Vox. Y como el eslovaco Fico. A los dos tiene que tragarse Sánchez en cumbres como la de ayer porque no puede ponerles el cordón sanitario, como sí hace Obescal aquí (y Obescal con él, porque dice que es él quien no acudiría nunca a una reunión con Sánchez, así que todos contentos).

Los gobernantes europeos recibieron ayer a Zelenski como si fuera uno más entre ellos -este horizonte futuro de una Ucrania integrada en la Unión Europea que ya veremos si llega a producirse- y trataron de contagiarle del arreón de autoestima que la Unión Europea trata de insuflarse a sí misma. Combatir esta percepción de que estamos al albur de los vaivenes y caprichos de Trump, de que en una guerra comercial tenemos las de perder, y de que frente a la autocracia rusa nada pueden hacer las democracias liberales que constituyen Europa. Sacudirse el derrotismo y hacerse valer. Alguien en la Moncloa le escribió este buen párrafo al presidente.

Más inversión en defensa

Más unión, en este momento, significa más inversión en defender lo que somos y lo que tenemos. Por si al pacifista Putin se le ocurriera creerse (aún más) Napoleón. Hubo acuerdo entre los 27 para acelerar en el escudo defensivo. Y si hasta ahora cada vez que alguien urgió a ir más deprisa en el rearme -Rutte, el de la Otan, Von der Leyen, Scholz- el gobierno de España salió con aquello de que ya teníamos el compromiso de llegar al 2% en 2029 y lo mucho que ya aportamos a la Otan, ahora al presidente le parece evidente que los compromisos han sido arrollados por la realidad y hay que pisar el acelerador.

A ver cómo de evidente se lo parece a sus socios parlamentarios de izquierda, empezando por Sumar. Intentará el gobierno que el coste de este rearme español nos salga lo más asumible posible: cuánto pone cada Estado en su Presupuesto y cuánto transfiere Europa con cargo a la deuda mancomunada. Ésa es la letra que aún queda por poner a la música. Pero la música está clara y empezó a interpretarla ya anoche la UE para que se familiaricen con ella los ciudadanos.

hay que dotarse aceleradamente de defensas para disuadir al virus ruso de meterse aquí

Como ocurrió con las vacunas cuando la pandemia, hay que dotarse aceleradamente de defensas para disuadir al virus ruso de meterse aquí. Y la evocación de las vacunas es pertinente porque si de algo pudo presumir Europa en aquella emergencia de hace cinco años, fue de unidad de acción, agilidad y eficacia, asumiendo el coste que aquella operación tenía y ganándole aquella carrera a Rusia y a los Estados Unidos. Vacunarse contra Putin. Hay que hacerlo.Y cuesta dinero.

Se le atraganta al PSOE el pacto con Puigdemont

Se le está atragantando al PSOE esta decisión tan progresista de pactar el modelo migratorio catalán -la singularidad migratoria- con un catalán que no reside en Cataluña porque tiene serios problemas legales. Él no es un inmigrante de estos a los que la extrema derecha caricaturiza como futuros delincuentes, él es un catalán que ya delinquió y que ahora pretende, desde Bélgica, decirle a los inmigrantes que llegan a Cataluña qué tienen que traer aprendido de casa. El mundo al revés, gentileza del Partido Socialista.

Se le está atragantando el pacto, primero, porque desde su izquierda cada vez suenan más sólidas las voces que disienten de que eso sea un hito del progreso y los derechos humanos. Segundo, porque dentro del propio PSOE ha tronado García Page -única mayoría absoluta que aún mantiene el PSOE- declarándose avergonzado por el entreguismo a Junts per Cataluña.

A Joaquim Torra, aquel presidente que tuvo Cataluña y que bebía los vientos por Suiza, lo menciona Page con toda intención. Aquí recordamos esta semana la frase-sentencia del presidente Sánchez cuando supo cómo pensaba el discípulo escogido por Puigdemont.

El Le Pen por su discurso excluyente sobre los extranjeros (y los españoles). Ya que nos ponemos a hacer memoria (democrática), Torra acabó de president -un poco de carambola- porque Junts no consiguió rematar la investidura de un tal Jordi Turull, que como otros apóstoles del puigdemonismo, después de haber llevado Cataluña a su peor crisis institucional en cuarenta años y haber sido condenado por corrupción, sigue en el machito político dando lecciones sobre cómo el resto del mundo tiene que cumplir las leyes.

El señor Turull, hoy secretario general de Junts, se permitió insistir ayer en este estribillo puigdemónico que dice que el extranjero que pretenda quedarse en Cataluña sin saber catalán debe ser deportado. Por el riesgo terrible que ve Junts en los inmigrantes que no aprenden la lengua catalana debilitando así la identidad nacional y poniendo en peligro los valores de la catalanidad, sea esto lo que sea porque tampoco se han parado a explicar qué valores singularísimos son ésos. En este afán por martillear con la idea de que la lengua es requisito imprescindible -sudaneses del sur, o aprendéis catalán antes de salir o procurad desembarcar en cualquier otro lugar de España- se lanzó el señor Turull a echar mano de Zamora.

Ignoro con qué frecuencia pisa Zamora el insigne dirigente -cabe la posibilidad de que no haya pisado Zamora en sus cincuenta y ocho años de vida- pero ocurre que ni en Zamora ni en ningún sitio se le exige a quien pide el permiso de trabajo o residencia hablar castellano como si fuera Doña Urraca. Esto de ‘o te expresas en mi lengua o aquí no te queremos’ está en la cabeza de Junts, no de Zamora. Ni de Murcia. Ni de Madrid. Como expuso ayer con nitidez en este programa la ministra Elma Saiz, en ningún sitio dice que haya que hablar las lenguas oficiales de España para poder residir en España.

Ni lo es ni lo va a ser, dijo aquí la ministra. Con lo claro que parecía tenerlo el gobierno, Y anoche le preguntan al presidente y mete confusión a la caldera.

Facilitarle la integración no significa que si no sabe catalán, no entra

La ley de Extranjería, que por cierto es de Aznar -y luego se ha ido retocando- lo que dice es que las administraciones tienen que poner a disposición de quien viene a vivir aquí instrumentos que ayuden a su integración, por ejemplo, facilitando el aprendizaje de las lenguas (que en Cataluña, por cierto, son dos aunque a Junts jamás se le ha escuchado requerir que el inmigrante sepa español). Facilitarle la integración no significa que si no sabe catalán, no entra. Lástima que esta respuesta no se la hubiera escrito alguien con más tino al presidente. A ver si quien le ha hablado a Turull de Zamora, válgame dios, es el PSOE.

Monólogo de Alsina 7/03/2025