OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "Enjuague de dos"

Carlos Alsina en su monólogo nos habla sobre el lugar desde el que se emite este miércoles 'Más de Uno', del museo Arqueológico de Madrid, que tiene su sede en un edificio de Alcalá de Henares que antes fue convento dominico, y cárcel, y sede de los juzgados.

ondacero.es

Madrid | 17.11.2021 08:52

Emitiendo hoy desde el museo Arqueológico de Madrid, que tiene su sede aquí, en este edificio de Alcalá de Henares que antes fue convento dominico, y cárcel, y sede de los juzgados. Trescientos años en pie. Para envida de los aficionados a la Historia que nos escuchan en toda España, estamos a dos pasos de la casa donde nació Cervantes, orgullo de esta ciudad, y enfrente mismo del Palacio Arzobispal, que ahí quien nació fue Catalina de Aragón, hija de los Reyes Católicos enviada a Londres a casarse con un Tudor, Arthur, que acabó casándose con el hermano, Henry, y que después fue repudiada porque el marido le echó el ojo a Ana Bolena. Que acabó peor que Catalina. Aunque a las dos les dio muy mala vida el Tudor. Enrique VIII.

En realidad, cualquier episodio histórico que uno pueda imaginar, tiene alguna conexión más o menos conocida con Alcalá de Henares. Ciudad patrimonio de tantas cosas y pionera en la difusión de la cultura a partir de la Universidad. A las siete mencioné entre los hijos ilustres de Alcalá, además de a Cervantes y Manuel Azaña, que seguramente son los más conocidos, a Francisca de Pedraza. Me han preguntado quién fue esta mujer. Pues fue una mujer desgraciada (tanto o más que Catalina) y peleona (más que Catalina de Aragón). Francisca vivió en esta ciudad hace cuatrocientos años. Mil seiscientos y pico. Aún no estaba construido no este convento. Su marido se llamaba Jerónimo de Jaras y era, antes que cualquier otra cosa, un maltratador. Ella sufrió sus palizas durante años, pero hubo un día en que dijo hasta aquí. Ese día fue cuando, estando embarazada, el tal Jerónimo le pateó el vientre hasta hacerla bramar de dolor. Francisca hizo algo que ninguna mujer de entonces se planteaba: se personó ante la autoridad eclesiástica de Alcalá y pidió la anulación de su matrimonio. Porque aquello, bien lo sabía ella, no era un matrimonio. Todo lo que consiguió fue que el canónigo reprendiera al marido y le pidiera que, en adelante, la tratara con amor. O sea, que la condenaba a ella a seguir sufriendo y a seguir tragando. Pasaron otros dos años de palizas antes de que ella volviera a llamar a la puerta de la Iglesia reclamando que la liberaran de aquel animal. Sólo a base de perseverar consiguió que el nuncio del Papa derivara el asunto a los expertos en derecho de la época, es decir, a la universidad. Y fue el rector Álvaro de Ayala quien examinó el caso, autorizó la separación del matrimonio y dictó lo que hoy habríamos llamado una orden de alejamiento. Que hoy está considerada como la primera de este tipo que existió en España y como un precedente, año 1624, de lo que hoy habríamos llamado violencia machista.

El caso de Juana Rivas, una de las polémicas de la mañana

Luego les preguntaré a los contertulios por el caso de Juana Rivas, una de las polémicas de la mañana. Que es una historia en la que hubo también una orden de alejamiento pero no ahora, sino hace doce años, cuando el marido, Arcuri, fue condenado por golpearla. El alejamiento lo rompieron ambos cuando volvieron a vivir juntos, tuvieron a su segundo hijo y volvieron a romper. Pero este caso de ahora, que es sobre el que ayer el gobierno anunció el indulto parcial a Rivas, fue porque ella abandonó Cerdeña con los hijos y se los trajo a España sin conocimiento del padre. Él denunció la sustracción de los menores, los órganos judiciales en España instaron repetidamente a Rivas a que entregara a los menores, ella ---animada por muchas personas--- se negó alegando que el padre maltrataba a los niños, fue encadenando reveses judiciales y acabó condenada, año 2018, a cinco años de prisión. Que el Tribunal Supremo dejó en la mitad pero manteniendo los seis años de retirada de la patria potestad.

El gobierno tiene la potestad de indultar a quien considere oportuno siempre que se ajuste a la ley y que lo argumente

Y todo esto se lo recuerdo porque el gobierno, al indultar ayer parcialmente a Rivas, no modifica nada de lo que dijo la sentencia condenatoria. Lo que hace es conmutar la pena, indulto parcial. Cambia los seis años de inhabilitación para la patria potestad por 180 días de trabajo comunitario. Atendiendo a lo que entiende el gobierno que es el bienestar de los hijos, afectados negativamente por no poder ver nunca a su madre, y valorando que ella ha afrontado su responsabilidad civil y ha mostrado buen comportamiento desde que fue condenada.

El gobierno tiene la potestad de indultar a quien considere oportuno siempre que se ajuste a la ley y que lo argumente. Los argumentos que se eligen en cada caso se prestan al debate, faltaría más. En este caso lo que ocurre ---y lo que le da trascendencia política--- es que una ministra, Irene Montero, convirtió hace tiempo a Juana Rivas en una bandera y usó su historia para impugnar el sistema judicial, era la prueba de que el sistema, según ella, es machista y sólo por serlo había condenado injustamente a Rivas. Y porque ahora reincide la ministra presentando este indulto como un desquite: el gobierno feminista poniendo su sitio a los jueces machistas. El gobierno que usa el poder que tiene para corregir, rectificar, deshacer sentencias. El día que estuvo aquí la ministra Ione Belarra le pregunté qué significan para ella los juicios que se celebran en un sistema democrático. La pregunta es extensible a Irene Montero. Porque escuchando a ambas uno tiene la percepción de que los juicios les sobran. Que no necesitan ni del examen de las pruebas, ni del testimonio de los testigos, o los peritos. Ellas saben siempre quién es inocente y quién culpable sin necesidad de todo eso. Y éste es el peligro: que las sentencias quieran dictarlas, o dictárnoslas, quienes actúan como si los juicios de verdad les estorbaran.

En el Senado se produjo un cruce entre Sánchez Lopez, de Ciudadanos, y el presidente Sánchez

A vueltas con la justicia, y con la renovación pendiente del gobierno de los jueces en España, en el Senado se produjo este interesante cruce entre el senador Sánchez Lopez, de Ciudadanos, y el presidente Sánchez, del PSOE.

El de Ciudadanos le afea la manera en que se ha repartido los sillones del Tribunal Constitucional con el PP y Sánchez.

Ha habido una polémica sobre los dos magistrados propuestos por el PP. El presidente sólo debe consumir medios afines, porque si ampliara un poco el abanico se daría cuenta de que la polémica no ha sido sólo sobre los dos candidatos del PP (eso es lo que él querría), la polémica es sobre el pasteleo, apaño, enjuague, que él ha ejecutado, y consumado, con su compadre Pablo Casado. O sea, también sobre los dos magistrados de la cuerda del presidente y de Podemos. Es verdad lo que dice de Casado: predica la despolitización de los órganos constitucionales y en cuanto puede mete perfiles claramente políticos y claramente afines. Exactamente igual que Sánchez: claramente políticos y claramente afines. Que el presidente critique el comportamiento del PP mientras él bendice a Arnaldo y compañía y se comporta de la misma manera es un ejercicio de cinismo un poco grosero. Casi les diría que obsceno.