OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "El diálogo, según Aragonés: forzar al Estado a tragar con la autodeterminación"

Carlos Alsina reflexiona su monólogo de Más de uno sobre la intención, tras su investidura, de Pere Aragonès de completar la secesión y proclamar la independencia de Cataluña.

Carlos Alsina

Madrid | 21.05.2021 08:49

Va a terminar la semana mejor de lo que empezó:

• Con el pasaporte covid aprobadoy el aliento que eso supone para la recuperación del turismo;

• Con los indicadores de la epidemia en España todos a la baja (no hubo disparo de contagios por los botellones de hace dos semanas);

• Con un alto el fuego en Gaza que ha empezado esta madrugada y que principio de tregua en Gaza que garantiza que hoy, al menos, nadie morirá por cohetes de Hamás o misiles israelíes;

• Y con la crisis que ha conmocionado Ceuta apagándose y dando paso al estado de amenaza durmiente que es propio del gobierno marroquí cuando e usar la emigración para desestabilizar las dos ciudades españolas con las que tiene frontera se trata.

Disparidad de opiniones en el gobierno sobre la crisis con Marruecos

Sánchez salva la prueba de firmeza y mantiene, por si acaso, desplegado el Ejército. Si acaso sí podría hacer un briefing con sus ministros para unificar el mensaje. Donde la ministra Celaá veía oportuno ---ayer en este programa--- no cargar directamente contra Marruecos para no empeorar la cosa, y donde Pedro Duque, ministro, veía una minicrisis sin mayor trascendencia, la ministra de DefensaRobles lo que ve es una crisis grave provocada por el chantaje, con todas las letras, de Marruecos.Y donde el ministro del Interior veía razones diversas y tremendamente complejas para explicar la llegada multitudinaria de personas, la ministra de Exteriores ve una única causa ymuy sencilla de exponer.

[[H3:Investidura de Pere Aragonès]]

Cesa el desafío de un gobierno extranjero a la integridad territorial de nuestro país y renace el desafío de un gobierno de aquí, de los nuestros, a la integridad territorial y al cimiento mismo que sostiene toda nuestra organización social: la soberanía nacional, o traducido, que es toda la sociedad española la que decide qué es o deja de ser España (la de ahora y la de 2050).

Cesa el desafío de un gobierno extranjero a la integridad territorial de nuestro país y renace el desafío de un gobierno de aquí a nuestra integridad territorial

Ese gobierno de aquí que desafía al Estado en su empeño de segregar una parte del territorio se llama Generalitat de Cataluña. Esta mañana empezará a ejercer como su nuevo presidente un abogado de nombre Pere Aragonès que hasta hoy ha sido mozo de espadas de su mentor, Oriol Junqueras, autor intelectual y ejecutor ---con Puigdemont--- de la embestida contra el Estado hace tres años y medio.

El nuevo president, que habrá de elegir entre emanciparse de su tutor o resignarse a ser un subalterno perpetuo, se propone completar la secesión y proclamar la independencia. Otra vez. Sólo que ahora plantea como vía lo que él llama referéndum pactado (otro producto de márketing inventado por el independentismo: le añaden lo de pactado para camuflar que es el referéndum de siempre) viniendo a reconocer que el estribillo aquel del mandato popular que había salido del primero de octubre y que bastaba para declarar la independencia ya caducó, como tantas otras falacias. Puigdemont era el presidente legítimo en el exilio y, ¿cómo era aquello?, no pararían hasta restituirle en su sillón del Palau. Ahora lo que más que le prometen es seguir pagándole el sofá de Waterloo.

Tres palabras, ninguna de las cuales está en nuestra Constitución, resumen el programa de acción de Aragonès: Autodeterminación, amnistía y forzar

Tres palabras resumen el programa de acción (que no de gobierno) que ha planteado Aragonés a los diputados y que hoy le será bendecido por el rodillo a tres manos que empuñan Esquerra, los puigdemones y la CUP (que en ocasiones ve militares arrojando niños desde un peñón).

Tres palabras, ninguna de las cuales está en nuestra Constitución: autodeterminación, amnistía y forzar.

La autodeterminación, que no es un derecho. La amnistía, que es eximir de responsabilidad a quienes abusaron de su poder para desestabilizar el país. Y este verbo tan revelador que retrata a los líderes independentistas: forzar. Forzar al Estado a asumir la realidad. Entiéndase, la distorsión de la realidad que practica desde hace años el movimiento nacional independentista.

La confrontación democrática que plantean consiste en forzar al Estado a tragar con lo que ellos quieran so pena de ser alimentando eso que llaman el conflicto

Forzar, en efecto. Porque la confrontación democrática que plantean, la negociación democrática que enarbolan, consiste justo en esto: forzar al Estado a tragar con lo que ellos quieran so pena de seguir alimentando eso que llaman el conflicto. Y que el gobierno central ha aceptado también llamar así, el conflicto,sin querer señalar nunca, para no molestar, qué o quiénes lo han generado.

Predica Aragonés que será toda Cataluña unida la que se siente a negociar ---entiéndase, a hacer tragar a Sánchez--- el referéndum pactado. La coartada del pueblo uniforme y unido con derecho a decidir a sin contar con el resto de los españoles. Hasta aquí llegó el efecto Illa.

En 'El país de Iván' no existe el desafío independentista

Muy seguro debe de estar el presidente de que en su mano está resolver para siempre el desafío independentista porque no aparece mencionado entre los principales desafíos que tiene la sociedad española de aquí a 2050. Este documento, exhaustivo y bien documentado, que el gobierno presentó ayer y que en reconocimiento a su mayor impulsor debiera haberse llamado ‘El país de Iván’.

España 2050. Cómo ser una sociedad más productiva, mejor formada, menos contaminante, menos desigual y con mayor bienestar. Estos son los temas. Mejorar el país siempre es un objetivo encomiable. Y plantearse reformas de largo recorrido, también. Tampoco es que los objetivos que plantean los expertos reclutados por el gobierno sean revolucionarios, ni siquiera muy ambiciosos. Darnos treinta años más para rebajar nuestra tasa de paro al 8% (o sea, la que teníamos en 2007), treinta años más para acercarnos (ni siquiera igualarnos) a la media europea en renta per cápita o en abandono escolar, tampoco parece que sea dar un gran salto. Si acaso, un salto lento, de dos generaciones y sin que la irrupción de nuevos métodos de trabajo, nuevas tecnologías, nuevos empleos vaya a producir, según se ve, un acelerón. Dices: mejor objetivos que podamos cumplir que soñar con que en 2050 no nos reconozca ni la madre que nos parió, que diría Alfonso Guerra.

"Habría habido menos crítica si se hubiese presentado como un documento del Estado, que no del gobierno"

Bueno, como trabajo académico ha de ser bien recibido. E igual habría habido menos crítica, y menos choteo, si el trabajo se hubiera presentado como un documento delEstado, que no del gobierno. Qué gran oportunidad se ha perdido de que fuera Meritxel Batet quien lo hiciera. En el Parlamento, que es donde se diseñan y se votan las reformas para encarar los desafíos de país. O que lo presentara el rey, dado que no es un programa de partido, ¿verdad?, sino un diagnóstico científico de lo que el país necesita. Pero lo presentó Sánchez, omnipresente, y eso convirtió el acto, y el papel, en una herramienta de autopromoción presidencial.

El primero de los desafíos que debería haber incluido 'El país de Iván' es renunciar al vocerío partidista

Con todo, lo que dará la medida de su utilidad es el método que se utilice ahora para eso que el presidente llama un debate nacional sobre lo que podemos llegar a ser. Mire, donde se debate el país que somos y seremos (o seríamos) es, sobre todo, en el Parlamento. Y elevar la calidad del debate político es responsabilidad, en primer lugar, de sus señorías. Apelar a las luces largas, es encomiable, pero luego se pone uno las sesiones de los miércoles y se le cae el alma a los pies.

Malamente se puede aspirar a poner en pie un proyecto común cuando medio Parlamento está acusando cada día de traición al otro medio y llamándole antipatria. Igual el primero de los desafíos que debería haber incluido ‘El país de Iván’ es renunciar al vocerío partidista y tomarse en serio el debate político.