OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "Pedro y los marionetos"

Carlos Alsina reflexiona en su monólogo sobre la mesa de diálogo entre el Gobierno y el Govern catalán a la que Pedro Sánchez todavía no ha confirmado su asistencia.

ondacero.es

Madrid | 13.09.2021 08:38

Sin permiso del Gobierno le informo de que habemus nuevo récord del precio de la electricidad al por mayor:154 euros con 16 céntimos el megawatio hora. Dices: en casa no consumimos por megavatios sino por kilos. Ya, ya. Menos mal. Pero si sube lo primero acabará subiendo lo segundo. Como diría Fernando Simón, aunque ahora sea marginal acabará siendo dominante. Y si usted tiene tarifa fija también, cuando le toque renovar el contrato si para entonces la tendencia no ha cambiado. A la vista de lo de hoy, está lejos de cambiar.

Pedro Sánchez garantiza que desinflamará la factura eléctrica como desinflamó el independentismo catalán

Éste es el hecho, sin anestesia:

la electricidad alcanza hoy el precio más elevado de toda su historia. Otro acontecimiento nunca antes visto al frente del cual se ha puesto el mismísimo presidente del Gobierno para apaciguarnos con la promesa de que pronto veremos cómo toca dos o tres teclas y, voilà, se nos acaba la ansiedad.

Las medidas prometidas las siguen peinando. Haciendo cuentas,como dijo aquí la vicepresidenta Calviño. Debe de ser que se les están resistiendo los números.

Esta noche visita el Presidente Televisión Española para garantizar que él desinflamará la factura eléctrica como desinflamó el independentismo catalán. O al revés, porque el independentismo dice haberlo desinflamado a base de perdonarles su pena a los culpables de la sedición (todos indultados, y sin juzgar Puigdemont) y la electricidad pretende desinflamarla condenando a las eléctricas a pagar ellas el subidón.

El músculo movilizador independentista ha ido perdiendo masa hasta mostrarse hoy flácido

Ya sabrá usted que el fin de semana ha sido de diada catalana y de pájara. Aquellas exhibiciones populares de las que tanto presumieron (con razón) las asociaciones independentistas en los años de Artur Mas y de Puigdemont ---que si mareas, que si cadenas humanas, que si la uve aquella de la victoria--- quedan para el regodeo nostálgico de quienes las diseñaron. El famoso músculo movilizador ha ido perdiendo masa hasta mostrarse hoy flácido. Decenas de miles de personas, sí. Pero el desinflamiento desde 2019 es constante. Desde 2019, antes de la pandemia y antes de los indultos.

Ahí estaban algunos CDR voceando que lo volverán a hacer, pero sin decir cuándo. Ahí estuvieron simpatizantes de la CUP quemando fotos de Pere Aragonés y de Pedro Sánchez. Qué afición a la pira y a las antorchas. Y qué alarde de tolerancia: a la CUP le debe Pere Aragonés su investidura como se la debió a la CUP el expatriado Carles Puigdemont (a quien nadie llama ya, por cierto, presidente legítimo o presidente en el exilio, ya sólo es el líder espiritual de los de Junts).

Sólo respira unidad el independentismo en su repudio a la Constitución y al derecho a decidir de los españoles no independentistas

Escuchar a Pere Aragonés invocando el otro día la unidad del independentismo ante la mesa de negociación que se reúne esta semana fue un ejercicio delicioso de novelería en vivo. Sólo respira unidad el independentismo en su repudio a la Constitución y al derecho a decidir de los españoles no independentistas. En todo lo demás, el Gobierno de coalición que pretende presidir Aragonés es un Gobierno frankenstein y doblemente tutelado. Un artefacto renqueante hijo de tres padres: Junqueras, Puigdemont y la CUP. Todos los miembros de ese gobierno, desde Aragonés a Puigneró pasando por la señora Alsina son delegados, meros intérpretes de la voluntad de los padres.

Hay un personaje en la nueva novela de David Trueba, de la que hablamos el viernes, que viene al caso: es el sucesor escogido por un gobernante que ha tenido que abandonar el cargo por un asunto judicial. Abandona sólo en apariencia, porque quien le sucede, su heredero, sigue a las órdenes del de antes. Se llama Mario Nieto, pero los suyos le conocen como marioneto. Un hallazgo, los marionetos. Que en catalán serían los titellos.

Moncloa se resiste a confirmar a Sánchez en la mesa de negociación

Llegamos al comienzo de semana con Pedro Sánchez remoloneando sobre si estará él o no estará en la mesa ésta. Se resiste la Moncloa a confirmar su nombre en la lista de convocados. Ahí nos tienen, entretenidos, con el adivina adivinanza de si irá o no irá. Dices: pero si el artefacto se lo ha inventado él, qué razones va a tener para no sentarse. Ah, La Razón contaba la semana pasada que por supuesto que estará, pero que retrasará hasta el último momento el anuncio para reducir el desgaste.

Pero vamos a ver, qué desgaste puede haber en contribuir al bienestar de los españoles juntándose a pactar con otras personas tan bienintencionadas como él la concordia y el reencuentro y la conciliación. ¿Desgaste dice usted? Pero si la mesa es para hablar de transferencias, inversiones, cooperación comercial, apoyo a la industria, ¿no es eso? Y nada de autodeterminación, ni de referendos que socaven la soberanía nacional, ni de consultas de independencia camufladas de otras cosas, ¿no es eso? ¿Y qué teme Sánchez que le desgaste entonces? Esta bobada de estrenar la semana sin saber cuál va a ser la agenda del presidente, ¿quién se la ha inventado?

Para el independentismo esta mesa es una forma de seguir enredando con la autodeterminación mientras disimulan que la secesión fracasó

La mesa es una creación de Sánchez. Previo pacto con Junqueras, que es el papa de los marionetos. Es una mesa de partidos camuflada en mesa de gobiernos. Consiste en que se habla de cosas que dependen del Parlamento pero sin dar voz al Parlamento. Hay un sillón de Podemos, el de Yolanda Díaz (que en realidad es del PCE); un sillón de En Común, que ocupará Castells haciéndose pasar por Ada Colau; dos sillones del PSC, Iceta, en cuya tarjeta de visita sigue poniendo que lidera el PSC aunque ya no lo haga (ahora lo lidera Sánchez) y Raquel Sánchez, la ministra de Fomento que gestiona la no ampliación de El Prat (y que acude a la negociación con el Gobierno catalán acusándola de tongo en la negociación anterior). Ah, y en representación del PSOE el ministro Bolaños, que es mellizo de Pedro, e Isabel Rodríguez, ministra de Política Territorial que es quien lleva el ministerio más concernido pero quien menos protagonismo tiene.

Dirá usted: cuantísima gente. Y eso que no le dado la lista de la otra parte, que son también, con perdón, ciento y la madre. Una legión de cargos públicos que se resumen, en realidad, en seis partidos. PSOE, Podemos, PSC, Esquerra, los de Puigdemont y los de Colau. Esto es la mesa. Para el independentismo, esta mesa es una forma de seguir enredando con la autodeterminación mientras disimulan que la secesión fracasó. Y para Sánchez, una forma de tenerlos entretenidos poniendo a dormir el asunto para que no le monten otro referéndum. Y fotos, claro, muchas fotos que poder presentar como prueba del reencuentro y la concordia mientras se tiran los pájaros de La Ricarda a la cabeza.