OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "Lecciones duras de roer"

Carlos Alsina reflexiona en su monólogo sobre la "insoportable confusión de roles" por parte de Pedro Sánchez, que utiliza al PSOE como si fuese el gobierno y anuncia las decisiones del gobierno en los mítines del partido.

Carlos Alsina

Madrid | 22.01.2024 08:36

A veces ocurren estas cosas, ¿no? En los acontecimientos deportivos. Alguno de los presentes sufre un desvanecimiento, o una crisis epiléptica, y hay que parar el espectáculo -sólo faltaba- y abrir paso a los equipos de emergencia. Y de cómo se resuelva el episodio se sacan lecciones, y consecuencias.

Un susto, pero con aprendizaje

El sábado sucedió en Ferrol, estadio municipal, partido de segunda división Rácing de Ferrol-Oviedo. Se desvaneció un guardia de seguridad en la zona de detrás de la portería y le costó trabajo llega a la ambulancia porque no cabía. Hubieron de apartar los jugadores las vallas de publicidad para hacerle sitio. Pero fue peor la salida, porque para maniobrar y dar la vuelta sí que no había manera. Se lo escuché en el Radioestadio a Edu García.

Lección aprendida en Ferrol: que hay que tener pensado cómo entra y cómo sale una ambulancia de cualquier estadio. El guardia de seguridad ya le dieron el alta. Fue un susto, pero con aprendizaje.

A cincuenta kilómetros de allí, en otro espectáculo deportivo -éste en domingo- se vivió también un momento de susto. Palacio de Congresos de Coruña. Celebraba un encuentro consigo mismo el Partido Socialista. Toda la hinchada ocupando los asientos. Predicaba el secretario general, mitin total, cuando un militante sufrió una crisis de epilepsia.

Y en efecto, para allá fueron los servicios de emergencia y pudieron atender al compañero. En este otro recinto no hubo obstáculo alguno, no hubo que apartar vallas, y todo se revolvió mucho más deprisa. Bien por la organización. La única lectura que cabe sacar del episodio es que el secretario general del partido ya ha olvidado cuál es la profesión de su vicesecretaria.

Le salió regulero a María Jesús Montero este amago chistoso en la kedada socialista

¿Cómo que si hay un médico? Su número dos, presidente. María Jesús Montero, vicesecretaria única, vicepresidenta primera y antes que todo eso, médica. Es verdad que lleva sin ejercer la profesión tanto como Gaspar Llamazares, pero médica es. Ejerció de subdirectora en un hospital de Sevilla hace treinta años. Y aunque lleve tiempo apartada de la profesión y entregada al oficio de la política, seguro que sigue siendo mejor médica que humorista. Le salió regulero este amago chistoso en la kedada socialista.

Aunque lleve tiempo apartada de la profesión y entregada al oficio de la política, seguro que sigue siendo mejor médica que humorista

Quería ser, entiendo, una humorada. Aunque lo de ‘este hombre que habéis mandao pa allá’ sonara ligeramente despectivo. De las gafas y la calvicie no digo nada porque ya lo ha dicho todo Tellado aprovechando que la vicepresidenta uno le brindó un balón de gol. Si se permite la broma, la ocasión la pintan calva.

Tellado saca partido al patinazo vicepresidencial. Que no pasó de ser una broma, es verdad, la típica broma de fingir que no recuerdas el nombre de alguien y lo describes en dos rasgos. Pero al precio de que, en adelante, haya de encajar la vicepresidenta uno las bromas que se puedan hacer de ella, describiéndola, sin ponerle un pero.

La insoportable confusión de roles del presidente Sánchez

Lo relevante del fin de semana campañero, en todo caso, no fue esto. Lo relevante fue la consumación de la insoportable confusión de roles que ha naturalizado el presidente: lo imposible que ya resulta distinguir al gobierno de España, que es de todos, del partido que lo ejerce, que es sólo de algunos.

La ejecutiva es el Consejo de Ministros y el Consejo de Ministros es la ejecutiva. La sala de prensa de la Moncloa sirve para lo mismo que la sala de prensa de Ferraz. Y las decisiones de gobierno se anuncian en los mítines -vuelve el vicio aquel de la campaña de mayo- sin esperar ni a deliberaciones del gabinete ni a nada.

Lo imposible que resulta distinguir al gobierno de España, que es de todos, del partido que lo ejerce, que es sólo de algunos

El presidente-secretario general, abanderado del respeto institucional y la cogobernanza, imputó a un gobierno autonómico ayer desidia, mentira y mala gestión. El gobierno es del PP, no hace falta aclararlo. Si fuera de Esquerra jamás le imputaría nada.

No pudo imputarle malos resultados en educación porque Galicia ocupa el sexto lugar de las comunidades autónomas en el último informe Pisa. Por encima de la media española. En el último puesto están Ceuta y Melilla, donde las competencias las ejerce el gobierno central.

El partido es el gobierno y el gobierno es el partido

Pero llevaba consigo -campaña es campaña- el secretario general un anuncio de parte del presidente del gobierno. Habrá más dinero en los Presupuestos del año que viene para que los gobiernos autonómicos contraten profesores de apoyo. Porque hay asignaturas, dice, que son duras de roer (hermosa expresión hablando del aprendizaje, duras de roer). Una es matemáticas. Y la otra no es asignatura, es comprensión lectora.

El presidente anunció una partida presupuestaria que está pendiente, claro, de que se hagan los Presupuestos y de que los aprueben las Cortes. Pero el objetivo es éste: que haya más aulas para reducir el número de alumnos por clase y que haya más profesores de apoyo y que se mejore la formación del profesorado. Porque cuando Sánchez dice, de esta manera tan poco comprometida, que hay asignaturas duras de roer lo que está diciendo -pero no quiere decir- es que en el examen Pisa hemos empeorado resultados.

Cosa que a ningún presidente de gobierno agrada que suceda gobernando él. Bien es verdad que el día que se publicó Pisa lo que el gobierno dijo es que tampoco eran especialmente malos, que estaban en la línea europea e incluso nos había ido menos mal que a los demás durante la pandemia.

Teresa Ribera imputa al juez García Castellón el sabotaje de los planes del Gobierno

El partido es el gobierno y el gobierno es el partido. O partido y medio, porque está Sumar, que aún no ha sido fundado como tal partido. Las vicepresidentas uno, dos y tres alternan su condición de tales con la de arietes contra la derecha, la patronal, los ejecutivos de empresas y, si se tercia, jueces con nombre y apellidos.

Llamativo el caso de Teresa Ribera. El viernes elogié aquí su talante conciliador a cuenta de la sequía, a cuenta de Doñana, a cuenta del mar Menor. Forjadora de entendimiento con gobiernos autonómicos de otra cuerda. Una hora después estaba la vicepresidenta imputándole al juez García Castellón, alegremente, el sabotaje de los bondadosos planes gubernativos.

Hay que ver el juez, que toma decisiones sobre Puigdemont y los del tsunami justo cuando el gobierno está haciendo manitas con Puigdemont por los del tsunami.

Tenemos un gobierno que desde el 23 de julio hace cuanto está en su mano para abortar las causas judiciales y evitar así que Puigdemont y los del tsunami lleguen a ser juzgados

Obsérvese que la vicepresidenta no objeta que Puigdemont pueda ser procesado por delito de terrorismo, sino que el juez de instrucción responda al recurso de la fiscalía justo cuando el PSOE y los independentistas están pactando en el Congreso el blindaje de Puigdemont para que pueda regresar a España pase lo que pase. Ay, las fechas.

Tenemos un gobierno que desde 2021 viene haciendo cuando está en su mano por neutralizar una sentencia del Tribunal Supremo -indultos, reforma del Código Penal- y que desde el 23 de julio hace cuanto está en su mano para abortar las causas judiciales y evitar así que Puigdemont y los del tsunami lleguen a ser juzgados. Pero el escándalo son las fechas en que García Castellón emite sus autos.

Oposición a los jueces molestos

Decía un periódico el sábado: Teresa Ribera cultiva perfil político por si acabara concurriendo de candidata a las europeas. Se ve que en el nuevo manual socialista, para concurrir en una lista hay que hacer oposición no sólo a la oposición sino a los jueces molestos.

Ni el ministro Bolaños ha salido a proclamar su defensa a los jueces de las injerencias del gobierno, ni la vicepresidenta tres ha rectificado lo que dijo

Independentistas al margen, el episodio más parecido a éste de Ribera fue el que protagonizó el senador del PP Monago. Cuando imputó lawfare al juez José Ricardo de Prada por la Gürtel.

Recordemos que entonces sucedieron dos cosas: una, que el ministro Bolaños aprovechó la declaración para proclamar que el gobierno defendería a los jueces de las presiones tanto de Junts como del PP. Y dos, que Monago reculó en públicoypidió disculpas desde la tribuna del Senado.

En esta ocasión, ni el ministro Bolaños ha salido a proclamar su determinación a defender a los jueces de las presiones o injerencias del gobierno al que él mismo pertenece, ni la vicepresidenta tres ha rectificado lo que dijo.