OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "No es manifestación, es algarada"

Carlos Alsina reflexiona en su monólogo sobre las protestas alrededor de la sede del PSOE, en la calle Ferraz de Madrid, en contra de la amnistía y que acabó en violentos enfrentamientos con la policía.

Carlos Alsina

Madrid | 08.11.2023 08:48

No en mi nombre. Cercar sedes de partidos políticos, no en nuestro nombre. Montar algaradas nocturnas cortando el tráfico y pretendiendo llegar hasta la misma puerta del Congreso, ¿con qué intenciones?, no en nuestro nombre. Tirar botellas a los policías, ni te cuento. Dejen de hablar en nombre de España. No pueden ser portavoces de España los antisistema.

El premio Cervantes para un leonés vital, risueño y explorador de territorios inventados

Bueno, antes de lo de Madrid, anoche. Lo del Cervantes.

Mire, hay días buenos en la carrera, y la vida, de cualquier persona. Y hay días malos. Para Luis Mateo Díez, por ejemplo, académico de la lengua, escritor fecundo y amigo -a gala lo digo, Luis- de este programa, el de ayer fue un día grato. Sólo una vez en la vida te dan el premio Cervantes. Y si no te lo dan en vida, ya no te lo dan. No acostumbra el jurado a honrar a quienes gozan de la extraordinaria juventud de Luis Mateo, apenas cumplidos sus primeros ochenta y un años y envidia de quienes, con cuarenta, ya sienten que les va pesando la vida.

Ha elegido el jurado a un leonés vital y risueño, creyente del humor -y practicante- y explorador de territorios inventados por los que ha ido conduciendo a sus lectores, más que absorbidos, hipnotizados.

En Portugal ha caído el más sólido de los colegas socialdemócratas de Sánchez

Hay días buenos y días malos. Para el presidente del gobierno en funciones, al que nunca le darán el Cervantes, el de ayer no fue un buen día. Su empeño en ser investido esta misma semana se ha visto frustrado -Puigdemont se le es-curre-; en Madrid van a más los desórdenes públicos -protestas contra la amnistía e insultos contra el presidente que derivan en cortes de tráfico, y le complican la vida al resto de ciudadanos-; y en Portugal ha caído el más sólido de sus colegas socialdemócratas, Antonio Costa, un especie de faro, o de modelo, para el Partido Socialista de España.

Antonio Costa, un especie de faro, o de modelo, para el Partido Socialista de España

Lo que nadie esperaba sucedió ayer en Portugal demostrando que los planes, los calendarios y los cálculos en política siempre son susceptibles de verse arruinados por hechos inesperados. El hecho, para el gobierno socialista portugués, comenzó a primera hora de la mañana de ayer, cuando se supo que la policía, por orden del fiscal general, estaba registrando sedes oficiales y domicilios de altos cargos de gobierno; después, que el jefe de gabinete del primer ministro iba a ser detenido; y por fin, que la propia sede del gobierno estaba siendo registrada.

Para entonces Antonio Costa ya había pedido al presidente de la República que le recibiera de urgencia para presentarle su renuncia. Informado el primer ministro de que él mismo era objeto de la investigación de la fiscalía por tráfico de influencias y corrupción.

Costa era el gobernante socialdemócrata europeo más respaldado por sus gobernados

Costa podía haber dicho: ¡lawfare, lawfare! (el palabro de moda): ¡Guerra sucia de la fiscalía contra el gobierno de progreso! Pero no, lo que dijo fue: ‘yo, que confío plenamente en la justicia, me aparto porque la dignidad del cargo es incompatible con la sospecha de que haya podido delinquir’.

Anunció su renuncia en el mismo sitio que había sido registrado minutos antes por la fiscalía. Hace un año y medio Costa fue el gran triunfador de una jornada electoral en la que no sólo venció a la derecha sino que se merendó a la nueva izquierda populista. ¡Mayoría absoluta! El sueño de cualquier primer ministro, incluido el nuestro. Costa era el gobernante socialdemócrata europeo más respaldado por sus gobernados. Hoy ya empieza a ser historia.

El presidente de la República inicia esta misma mañana las consultas y mañana decide si le encomienda formar gobierno a otro dirigente socialista o disuelve el Parlamento. Y Sánchez, discípulo y amigo personal del caído, se estará sintiendo esta mañana un poco huérfano. Porque tiene sentimientos el presidente. Aunque haya quien se lo discuta.

Noche de bronca en Madrid

Muy elaborados no son los gritos que voceaban anoche los ciudadanos gritones que se concentraron en Ferraz, sede nacional del PSOE, y en la plaza de Neptuno, lo más cerca que pudieron del Congreso, sede nacional de todos los españoles. Entre el ‘que te vote Txapote’, el ‘Puigdemont a prisión’ y el indulto directo, y basto, al presidente del gobierno discurrió la noche de bronca.

Ha dicho Ayuso que las protestas ‘sólo pueden ir a más’, no es pronóstico sino deseo

Lo que te digo: de una hondura conceptual pasmosa los gritos coreados. Segunda noche de bronca en el centro de Madrid, con los cortes de tráfico que complican la vida a los demás ciudadanos y con más concurrencia que la noche anterior. Fueron varios miles de personas. Ha dicho Ayuso que las protestas ‘sólo pueden ir a más’, no es pronóstico sino deseo.

Además de la manifestación, el remate violento a cargo de un grupo de lanzadores de botellas y otros objetos contundentes. Treinta y nueve heridos de los cuales la mayoría son policías.Seis personas detenidas.

Algunos manifestantes, en efecto, son como CDRs

Ayer decía el PP que el gobierno trata a los manifestantes como si fueran CDR. Bueno, ya se ve que algunos, en efecto, son como CDRs. Madrid empieza a parecer la Barcelona del otoño de 2019. Por las actitudes, por las consignas, por en qué desembocan las concentraciones.

Madrid empieza a parecer la Barcelona del otoño de 2019. Por las actitudes, por las consignas, por en qué desembocan las concentraciones

Esta repetición diaria de las escenas de manifestantes voceando, la policía desplegada, las bengalas y ese pequeño grupo de concentrados brutos que además de gritar tira botellas a los guardias, va generando la sensación de que algo se le está yendo a alguien de las manos. Son varios miles de personas en un país de cuarenta y siete millones, es verdad. Pero el efecto amplificador que tiene la difusión de las imágenes en los medios contribuye a que parezca que los desórdenes se extienden.

Hay manifestaciones contra la amnistía convocadas en todas las ciudades el próximo de fin de semana. Esto de la noche madrileña no son manifestaciones, son algaradas. Y al gobierno le toca medir la dimensión de la respuesta policial porque es, a la vez, garante del orden público y destinatario de la indignación insultante que los concentrados expresan.

A Marlaska le corresponde garantizar el orden público en Madrid

Al ministro Marlaska le corresponde, en última instancia, garantizar el orden público en Madrid. La capital no tiene mossos de esquadra, ni policía propia. No hay un Torra al que exigirle, como en 2019, que se ocupe de que nadie se apropie, porque sí, de la calle. Y es el mismo Marlaska, por incómodo que le resulte recordarlo, que en 2019 prometió que no habría impunidad para los saboteadores de tsunami democrátic y hoy parece encantado de amnistiarlos. El juez ministro.

La repetición de las algaradas debilita el discurso oficial sobre lo virtuosa que es la amnistía como motor de convivencia y concordia

El de ayer no fue un buen día para Sánchez porque la repetición de las algaradas debilita el discurso oficial sobre lo virtuosa que es la amnistía como motor de convivencia y concordia. Y porque Puigdemont, fiel a sí mismo, alarga la negociación de investidura evidenciando lo que más escuece al PSOE, que es el estado de necesidad en que se encuentra Sánchez.

Las mismas fuentes que se han pasado cinco días asegurándole a la prensa afín que el pacto era cuestión de horas -lo rozaban, lo acariciaban, lo encarrilaban, lo remataban- hoy dicen que la cosa se ha enfriado. Del caliente, caliente al frío, frío. No es una negociación, es un sinvivir. Y Francina Armengol esperando a que el presidente le curse instrucciones.