OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "No va más"

Carlos Alsina reflexiona en su monólogo sobre el adelanto electoral anunciado ayer por Pedro Sánchez para el próximo 23 de julio, una decisión que desde la Moncloa califican de "valiente" después de perder el plebiscito en el que él mismo transformó las elecciones municipales y autonómicas.

Carlos Alsina

Madrid | 30.05.2023 08:45

Han pasado treinta y cuatro horas desde que se conoció el resultado de las elecciones municipales y aún no se le ha escuchado al presidente del gobierno de España felicitar al ganador; reconocer que su adversario, Feijóo, ha obtenido una victoria electoral amplia y contundente que ya habría querido él para sí.

Sánchez olvida felicitar al ganador, Feijóo

Hay lagunas en un discurso que definen el carácter y el estado de ánimo de quien lo pronuncia. Olvidar esta costumbre tan cortés, y tan higiénica, de felicitar al ganador es una de ellas. En el discurso al país emitido desde el Palacio de la Moncloa, comité electoral del Partido Socialista, el presidente del Gobierno se lamentó por la suerte que han corrido los presidentes y alcaldes socialistas.

No dedicó una palabra a los candidatos de los otros partidos que han merecido la confianza de los ciudadanos en las urnas. Estos otros no deben de formar parte del país que él gobierna. Estos otros deben de ser los agraciados por un inaceptable error de juicio de los votantes contaminados por el ruido y por los bulos. Han hecho caer a presidentes autonómicos y alcaldes con una gestión impecable y los han reemplazado por donnadies sembrando en el presidente la duda de si el país quiere que siga él.

¿España lo quiere en la Moncloa o no lo quiere? ¡Responda, España!

La duda está justificada. La duda es razonable. La duda acompaña en su camino al gobernante: ¿el pueblo volvería a confiarme el gobierno hoy, ahora que ya sabe cómo lo ejerzo? Sánchez siente de pronto la imperiosa necesidad de saber si el pueblo le quiere o no le quiere. No en términos afectivos, que amor en general no parece que despierte -ni él ni sus predecesores- sino en términos políticos: ¿España lo quiere en la Moncloa o no lo quiere? ¡Responda, España!

Al presidente hay que agradecerle hoy una cosa y reconocerle otra. Hay que agradecerle que fuera breve. Conociendo su afición a la homilía, una intervención de tres minutos -sólo tres minutos- da la medida del mal humor con que se acostó el domingo. Y hay que reconocerle la coherencia: si él transformó unas elecciones regionales en un plebiscito sobre su persona -que empiece a juzgarme ya la historia-, es coherente interpretar el resultado como una derrota propia.

Si Sánchez transformó unas elecciones regionales en un plebiscito sobre su persona, es coherente interpretar el resultado como una derrota propia

Perdió el plebiscito.Y ahora nos convoca a otro. El definitivo. El re-plebiscito. Juicio popular a Pedro Sánchez. El juicio final ya tiene fecha: 23 de julio. Sofocante juicio final. Dices: en medio del verano. Pues sí, ¡en verano! Con las familias en la playa y medio país de vacaciones. ¡¿Quién puede estar pensando en vacaciones cuando está en juego el porvenir de España?!

Votantes de izquierda, salvad al país de la ola reaccionaria

Ciudadanos que el domingo votasteis contra Sánchez, el presidente os da la oportunidad de arrepentiros por lo que le habéis hecho y votar bien. Como cuando suenan las sirenas: esto no es un simulacro, Sánchez os está diciendo que el peligro es cierto, el peligro de quedaros sin él.

Esto no es un simulacro, Sánchez os está diciendo que el peligro es cierto, el peligro de quedaros sin él

Votantes de izquierda que andáis rezongando porque os desagrada que Iglesias esté en el enredo constante y Yolanda sólo hable de sí misma, salvad al país de la ola reaccionaria y premiad al presidente que desvió con firmeza progresista la lava de un volcán.

Tres consignas que pone en circulación el aparato de persuasión tertuliánica

Hay tres consignas ya en plena ebullición en el aparato de persuasión tertuliánica que controla la Moncloa. Tres.

· La primera, que la abrumadora victoria del PP ha de ser llamada ola reaccionaria. Y añadir que Vox es la muleta, como si los votantes a estas alturas aún tuvieran que enterarse de quién está en disposición de pactar con quién. No es una victoria popular, es un fenómeno adverso que se va a llevar España por delante.

· La segunda, que al PSOE las elecciones le han salido medio bien. Que resistió. Y que la culpa de que el poder municipal y autonómico haya cambiado de signo no es del PSOE, es ¡de sus socios! Ellos fallaron. Mire usted los números. Si sólo ha perdido trescientos mil votos en cuatro años. ¡Los otros, los otros! Son los otros los que flaquean. Así que vote usted al PSOE.

El comité demoscópico del comité central, o sea, la Moncloa -todo es la Moncloa- hace saber que con estos números Feijóo no sale investido. Tanto predicar que esto no era extrapolable y ahora, extrapolan. Que el PP se queda corto. Que con Vox no le da la suma. Y que por eso hay que aprovechar estos números de ahora, porque en diciembre todo puede haber ido a peor.

El comité demoscópico del comité central, o sea, la Moncloa, hace saber que con estos números Feijóo no sale investido

Extraña conclusión para un gobierno que presume de estar gestionándolo todo extraordinariamente bien, de hito histórico en hito histórico: de afrontar un volcán a aprobar una ley de Vivienda pasando por exhumar a Franco. Pero ahora urgen urnas porque es esperar a diciembre es hacerle al adversario un favor.

· Y la tercera, que el adelanto electoral es una decisión valiente. Positiva, valiente… ¿qué más cosas, Salvador Illa?

Todo eso, sí. Y personal. Más que cualquier otra cosa, personal porque el Partido Socialista se enteró a la vez que la mayoría de los ministros, o sea, cuando ya no cabía ni deliberar ni opinar nada. Ahora toca predicar que lo mejor que le puede pasar a España es no acabar la legislatura. Tal como hasta anteayer sostuvo Sánchez justo lo contrario, que lo mejor para un país es completar las legislaturas.

Es sabido que lo mejor para España siempre coincide, oportunamente, con lo que el presidente considera mejor para sí mismo

Es sabido que lo mejor para España siempre coincide, oportunamente, con lo que el presidente considera mejor para sí mismo. De predicar que la presidencia de turno europea era una poderosa razón para agotar la legislatura a predicar, como hizo ayer, que es un motivo para disolver las Cortes ya. Y así, todo.

No le podrá extrañar que sus socios sean los primeros en dudar siempre de las razones que alega para hacer las cosas. Aitor Esteban y Miguel Ángel Revilla, al saber ayer del adelanto.

Se ha puesto en marcha el reloj de la democracia

Entretenerse en los motivos puede resultar interesante, pero los hechos son los hechos: hay unas elecciones generales a la vuelta de ocho semanas. La cuenta atrás empieza hoy. Iglesias y Yo Yolanda Díaz tienen diez días para resolver sus diferencias ex conyugales. Van juntos como muleta de Pedro Sánchez o van por separado como muleta y ex muleta. Pero el tiempo apremia. Tic tac tic tac, Pablo.

Iglesias y Yo Yolanda Díaz tienen diez días para resolver sus diferencias ex conyugales

Se ha puesto en marcha el reloj de la democracia. Y esta vez lo que se juegan no es tener fuerza para obligar al PSOE a compartir el gobierno. Se juegan existir. Y que haya un gobierno que compartir con el PSOE. Y con Esquerra. Y con Bildu.

Feijóo despachó ayer el asunto con tres palabras. "Mejor cuanto antes". Pues cuanto antes va a ser. Hoy es el día menos 54. Para la derogación del sanchismo, según Feijóo. Para la derogación de Feijóo, según Sánchez.

Seguro que ambos aceptarán hoy mismo la invitación que ya les ha cursado Atresmedia para debatir, cara a cara, cuatro días antes de las urnas. No hay un solo motivo serio que puedan alegar para negarse a debatir en el primer grupo de comunicación de este país.