CON JAVIER CANCHO

#HistoriaD: El escorbuto

Con Javier Cancho viajamos hasta el siglo XVIII, a bordo del navío del capitán Cook, para conocer uno de los grandes logros de la medicina: cómo se descubrió el tratamiento para el escorbuto.

Javier Cancho

Madrid | 04.10.2022 13:48

Con Cristóbal Colón llegaron las aperturas oceánicas. Los nuevos horizontes cambiaron drásticamente el abastecimiento de los barcos preparando la expedición.

Atravesar el Atlántico suponía estar dos meses sin avistar tierra. Cruzar el océano era un desafío logístico, en una época donde los conservantes se limitaban a algunos salazones y a un puñado de conservas en aceite o vinagre. También se embarcaban arroz, lentejas, ajos, frutos secos; pero, sobre todo, las bodegas se cargaban hasta arriba de lo que entonces se llamaba bizcocho, estando aquello muy alejado de los bizcochos que comemos ahora. Lejos de la costa era imposible ingerir alimento fresco.

Aunque el barco zarpara cargado con agua potable, pura y cristalina, transcurridos unos días, el agua se empezaba a corromper. Los marineros solían decir que el agua se mareaba. Tenía sabor a podrido. Se solía beber colándola con un trapo, tapándose la nariz. La solución estaba en otros líquidos más resistentes: el vino, la sidra, la cerveza o el ron.

Los marineros pasaban sed. Pero, sobre todo, pasaban hambre. Llegaban a comer ratas, cuero, casi cualquier cosa que se pudiera digerir. Con ese percal alimenticio, el escorbuto era la gran guadaña de la marinería. Era el fantasma más temido de la navegación.

Las encías se hinchaban hasta el punto de sobrepasar los dientes, tanto de la mandíbula superior como de la inferior. Había hambre, enfermedad y muerte.

En el primer viaje de Vasco de Gama, en 1497, el escorbuto acabó con más de un centenar de sus 160 hombres. Se calcula que entre el 1500 y el 1800, más de dos millones de marineros murieron por escorbuto. Los registros de la guerra de los Siete Años muestran que la Royal Navy enroló a 185.000 tripulantes, de los que 134.000 perecieron, siendo el escorbuto la principal causa de tan altísima mortandad.

Año 1769. Lo más destacado de aquella fecha fue el Tránsito de Venus, que es un fenómeno astronómico muy raro. Desde entonces, sólo ha ocurrido en cuatro ocasiones. Sólo cuatro. Venus sólo transita por delante del sol trece veces por milenio. La cuestión que querían resolver en 1769, observando ese fenómeno, consistía en concretar una medida: la distancia de la Tierra al Sol.

Docenas de expediciones zarparon para establecer estaciones de medición. Una de ellas iba a bordo del Endevour. Y abordo, después de varias semanas, apareció el escorbuto. En aquel momento, seguía sin conocerse cuál era la causa.

Sólo unos años antes de la expedición del Endevour, un tipo llamado James Lind había emprendido el primer ensayo clínico de la Historia, dando a diferentes pacientes distintos tratamientos. Las opciones que Lind contemplaba como remedio era la ingesta de chucrut, la preparación de col fermentada o…el zumo de limón.

A bordo del navío del capitán Cook, en el Endevour, en menos de una semana, todos los que sufrían escorbuto mejoraron tomando zumo de limón. El resultado fue sorprendente, fue histórico. La clave era la vitamina C. El viaje fue un logro para la medicina. En cuanto a las observaciones astronómicas, el capitán Cook se topó con el fenómeno de la gota negra.

Había una neblina oscura alrededor de Venus, justo en los primeros procesos del tránsito. Aunque se haga historia, no todo sale redondo.