PSICOLOGÍA

¿Cómo nos sentimos cuando alguien nos falla?

La psicóloga María Jesús Álava Reyes analiza en La Brújula cómo nos afectan las traiciones en nuestro día a día.

ondacero.es

Madrid | 24.05.2022 22:38

¿Cómo nos sentimos cuando alguien nos falla?

¿Qué sentimos cuando alguien nos falla o cuando creemos que nos ha fallado? ¿O cuando nos debatimos entre la duda de si realmente nos falló o somos nosotros los que estamos muy susceptibles? Ese desencanto nos afectará en función de la cercanía y la importancia que esa persona tiene para nosotros, pero es uno de los motivos que más influye en nuestro estado de ánimo y nos condiciona en nuestras relaciones futuras.

El sentimiento depende mucho de nuestra sensibilidad y de la importancia o cercanía que tenga la persona que nos lo hace. No es lo mismo si nos falla alguien del que no esperamos nada, aunque sea un familiar cercano, que si nos falla ese amigo del alma o esa persona tan importante para nosotros. Muchas veces es una sensación de injusticia, desencanto, frustración y hasta de amargura. La sensación es, aún peor, cuando consideramos que no nos merecemos esa desilusión y que poco podemos hacer por reconducir la situación.

Pero la realidad es que detrás de muchas situaciones en las que alguien nos ha fallado hay un problema importante de comunicación. Si en lugar de centrarnos en nuestra pena nos esforzásemos por escuchar a la otra persona y tratar de analizar las vías de solución nos sentiríamos mejor.

Los adolescentes

A veces nos cuenta entender por qué los adolescentes se ponen tan insoportables cuando sienten que alguien les falla. Lo viven como si fueran puñales que les clavan en la espalda. Los adolescentes se entregan con mucha intensidad y sufren de forma muy dramática los desengaños. Actúan sin defensas y cuando otorgan su confianza lo hacen totalmente.

El dolor que sienten es tan intenso como duro puede ser en su juicio posterior. Y es que son muy inflexibles a la hora de buscar razones que justifiquen la conducta de quien les ha fallado. Les cuesta perdonar, pero lo que más les cuesta es relativizar.

Que un adolescente o un niño no sepa relativizar los fallos de sus familiares o amigos entra dentro de la lógica del desarrollo evolutivo. Lo que debería llamarnos la atención es que algunos adultos reaccionen ante los fallos como si fueran adolescentes heridos en lo más profundo de sus corazones.

No nos afecta a todos por igual

Hay personas que parecen llevar un juez dentro y enjuician, valoran y sentencian a todos los que están a su alrededor. Suelen ser muy exigentes, con nula o poca objetividad, muy rigurosos con los otros y muy generosos con ellos mismos.

Por el contrario, hay otro tipo de personas que actúan con mucha generosidad y paciencia, intentando ofrecer nuevas oportunidades a quien les ha fallado.