Opinión

La carta de Ónega a Illa: "Usted se va a ganar una batalla para el PSOE, pero se va, sobre todo, a ser una gran pieza en el arreglo del problema catalán"

Fernando Ónega dedica su carta a Salvador Illa, una carta de despedida.

Fernando Ónega

Madrid | 25.01.2021 23:30

Y buenas noches a don Salvador Illa Roca. Esta es, como comprenderá, una carta de despedida, porque mañana, a esta hora, ya no será usted titular de la cartera de Sanidad y se espera que el Consejo de Ministros sea un emotivo adiós de sus compañeros y compañeras, incluidas las de Unidas Podemos. Se marcha dos días antes de lo anunciado, como si fuese a apagar un fuego. No voy a especular, ministro, sobre las razones de esa escapada que solo usted y el presidente conocen. Solo le diré lo que le dicen todos: que no está bien.

Es como si huyera antes de que reabra el Congreso, donde reclamaban su presencia y su informe sobre la pandemia. Y tampoco es el mejor momento, dada la crueldad de los ataques del coronavirus, como le recuerdan sus entrañables amigos de la oposición. Claro que también puede ser el mejor momento para usted, porque en su cabeza se está produciendo un choque que le provoca un conflicto de mayor cuantía: no puede tener su alma ya en la campaña electoral y su cuerpo preso de los datos y las soluciones sanitarias. No puede haber dos Illas al mismo tiempo. El Illa auténtico, que ya es el candidato, necesita aire para para pensar en sus mítines.

Necesita esos dos días para cambiar de escenario y situarse en lo que empieza a ser su futuro. Y quizá necesite apartar de sí ese cáliz que le dice que, haga lo que haga, como hoy visitar la Agencia del Medicamento con el presidente, todo es ya un acto de propaganda, un acto de exaltación del “efecto Illa”, tan celebrado como discutido. Y así, el Salvador Illa ministro se desvanece entre piropos de Pedro Sánchez –“el hombre que necesita Cataluña”, “ha sido un honor trabajar contigo”—y críticas quizá injustas a su gestión.

El tiempo dirá, don Salvador, quien tiene razón en sus palabras. Usted se va a otra guerra, con una misión que yo no puedo ni quiero devaluar. Se va a ganar una batalla para el Partido Socialista, pero se va, sobre todo, a ser una gran pieza en el arreglo del problema catalán, que es el problema político de España. Lleva la misión de aportar moderación donde se dejó asentar tanto rencor. Si consigue eso, candidato, aunque no llegue a gobernar, ya habrá conseguido algo trascendental para la convivencia. Desearle suerte es casi una expresión de egoísmo.