EN LA BRÚJULA

La carta de Ónega a Sevilla: "Te haría reina de todas las Españas y te daría el título de Patria del Arte"

La Carta de Fernando Ónega para cerrar La Brújula dirigida a la ciudad de Sevilla, donde hemos hecho el programa de hoy.

ondacero.es

Madrid | 19.04.2021 23:30

Si por mí fuera, Sevilla, si por mí fuera, te haría reina de todas las Españas. Por cualquiera de tus lujos. Por la Torre del Oro o la Giralda. Por la Catedral o el Alcázar. Por San Luis de los Franceses o por el Archivo de Indias. Si yo pudiera, Sevilla, si yo pudiera, te haría capital de esas Españas, porque todas ellas, de la historia y el presente, caben en tu nombre y en tu biografía. En tu historia desde Julio César o en esa torre discutida y peleada, pero que me permite verte en una sola mirada. Y hasta te haría su capital del sabor, que parece que en ti desembocan todos los sabores de Andalucía.

Si de mí dependiera, Sevilla, si de mí dependiera, organizaría viajes desde China o Groenlandia en busca del bordado y el abanico y en busca de los toros, que la Real Maestranza es templo que compite con la Catedral y, Dios me lo perdone, con la Macarena. Si me dejaran, Sevilla, si me dejaran, haría de ti el centro de la Cristiandad, que ni Roma ni los Santos Lugares viven tanto la Pasión y hablan de tú a la Virgen, y has hecho un Barrio de Santa Cruz y has inventado nombres como el Cristo del Cachorro. Si no fuese porque no tengo autoridad, Sevilla, si no me faltase autoridad, te daría el título de Patria del Arte, porque a ver quién dio un Murillo y a ver quién dio un Velázquez y a ver quién dio un Bécquer y dos Machados y un Cernuda y un Turina.

Y a ver quién inspiró El Buscón don Pablos y El Barbero de Sevilla y quién convocó a los productores de Star Wars y Juego de Tronos. Si no fuese caer en el pecado, Sevilla, si pecado no fuese todo esto, renunciaría a todos los placeres del mundo por vivir en una eterna Feria de Sevilla, con sus bailes, con sus vinos, con sus tapas, con sus mujeres, con sus madrugadas, que dijo Manuel Machado que “Sevilla y la noche /se dieron un beso”.

Y si no pareciese adulación, nombraría a tus gentes modelos de vida y tradición por lo que me cuenta mi corresponsal predilecto, Javier Caraballo: porque habéis pasado las tribulaciones de la pandemia en una simulación sentimental. Como si no hubiese ocurrido nada. Porque os han prohibido ya dos Semanas Santas y los hombres se han vestido de traje y las mujeres se han puesto la mantilla y habéis hecho del Pregón de Pregones y la radio transmitió la Semana como si no hubiera dios que os la pudiera quitar.

Y llegó este lunes y han prohibido también la Feria, y no se enciende la Portada, y la prohibición os cuesta el 5 por ciento del PIB, pero habéis puesto farolillos y habéis instalado mercadillos y habéis engalanado los caballos y estáis haciendo la Feria como habéis hecho la Semana Santa, porque hay cosas en que os pueden quitar el ceremonial, pero no la celebración. Una razón final, Sevilla, para nombrarte capital de las Españas. Para nombrarte capital de todo lo que cabe en el corazón.