EN BUENAS MANOS

Poemas de un joven no leído

Es difícil de comprender en tiempos de pandemia que alguien tan joven sea capaz de echar mano de sus dudas nocturnas, las melancolías, ciertas fantasías y las frustraciones propias de la vida. Tú lo has hecho y vas camino del éxito siendo tan joven porque tu madre, al abrazarte, desde muy pequeño te transmitió esa erudición heredada que tu abuelo Carlos Texid​or protegía diariamente en la discusión dialéctica tanto profunda como aparentemente superficial.

Dr. Bartolomé Beltrán

Madrid | 10.02.2021 19:05

Poemas de un joven no leído
Poemas de un joven no leído | Redacción

Mi querido Carlos. Me he llevado una de las grandes sorpresas literarias que ocurren pocas veces en el prodigioso mundo de la literatura. Te conocí cuando aún no habías nacido y desde entonces aprendí muchísimas cosas de tus padres, Fernando y Blanca, que en el orden existencial, marcaron siempre una creatividad solvente, amable y honesta en ayuda de los demás y en la básica educación ortodoxa de sus hijos. Es difícil de comprender en tiempos de pandemia que alguien tan joven sea capaz de echar mano de sus dudas nocturnas, las melancolías, ciertas fantasías y las frustraciones propias de la vida. Tú lo has hecho y vas camino del éxito siendo tan joven porque tu madre, al abrazarte, desde muy pequeño te transmitió esa erudición heredada que tu abuelo Carlos Texid​or protegía diariamente en la discusión dialéctica tanto profunda como aparentemente superficial.

La trepidante actividad de tu padre y la concienzuda tenacidad positiva de tu madre han hecho posible que hayas montado tu cabaña de poeta, tus fantasmas, tu excelente narración y el gozo de leerte más allá de la creatividad para entregarnos en “Poemas de un joven no leido”, ese fragmento de tu vida que desborda tu edad para que nos imaginemos todos que la sensibilidad, más allá de las luces de bohemia, de otro tiempo un mundo en el que todavía queda el poso de trasladar al papel escrito desde un viento enamorado hasta el olor de olivar de sierra abajo.

Yo te quería como consecuencia de lo familiar pero tú no sabes que en mi Whats App figuran muchas fotos en las que estamos juntos. Por eso, muchos lectores me perdonarán lo subjetivo porque las olas de barlovento no se han separado de ti ​ aunque nos hayamos visto menos. Hoy levanta la mar y vuela el velero con la brisa de Febrero, como tú dices en esos poemas que nos unen por tu valor aprendido, la enseñanza de tu familia, tu observación permanente como si fueras en todos estos años pasados una parte del cuadro pictórico en la que no eras presencia principal. Hoy, al trabajar tu libro, sé que eres un grande. Porque tienes la inmensa cualidad de la brevedad en este universo de miserias en las que nadie se atreve a profundizar en la inmensidad de su alma. Estoy muy orgulloso de conocerte y seguiré la literatura de tu alma porque quiero aprender contigo la verdad de la mentira.