AUGE ENTRE LOS JÓVENES

Tanatopraxia, el oficio de embellecer la muerte que se ha convertido en una salida profesional para los jóvenes

El sector funerario engloba pequeñas áreas como la tanatoestética, especializada en el maquillaje de cadáveres, o la tanatopraxia, con labores como el embalsamamiento de los difuntos.

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Antonio Blanco

Madrid | 19.02.2023 06:05

Alumnos del Instituto Español Funerario durante una de sus clases
Alumnos del Instituto Español Funerario durante una de sus clases | Cedida por A. A.

El sector funerario engloba múltiples actividades que consiguen atraer a los jóvenes. La tanatopraxia es una de ellas. Esta disciplina implica actividades como el embalsamamiento de los difuntos. Por otro lado, se encuentra la tanatoestética, encargada del maquillaje de cadáveres. Ondacero.es se ha puesto en contacto con varios jóvenes pertenecientes al sector funerario para relatar su experiencia en el 'mundo de la muerte'.

Un mundo donde predominan los jóvenes

El responsable de comunicación del Instituto Español Funerario, Ángel A., confirma que en el sector funerario los alumnos tienen desde 16 hasta 65 años. Destaca el porcentaje muy elevado de jóvenes en sus formaciones, alcanzando el 80%. Asimismo, añade que el mercado está en auge, ya que cuentan con centenares de alumnos por toda España. Además, Ángel resalta la gran presencia femenina en el sector: "El 90% de los alumnos son mujeres".

Alumnos del Instituto Español Funerario durante una clase
Alumnos del Instituto Español Funerario durante una clase | Cedida por A.A.

El IEF, que cuenta con centros en 48 puntos de la geografía española, afirma que, normalmente, los jóvenes que se dedican a este mundo lo tienen claro desde el primer momento.

Asimismo, señala la solidez mental que requiere desempeñar labores como la tanatoestética, tanatopraxia o el apoyo psicológico a los familiares de los difuntos: "Te enfrentas con situaciones fuertes a nivel psicológico, es duro. Un funerario tiene que estar disponible las 24 horas. La muerte no descansa".

Primer cara a cara con la muerte

El coletero de plástico de Aroa (Valencia, 1998) se encontraba impregnado del hedor de sus 'clientes': "Me olía el pelo, la funda del móvil… Es un olor que se pega mucho". Así relata esta docente del Instituto la primera toma de contacto que tuvo con un cadáver.

La joven añade que es un olor muy característico, semejante al de un animal, pero que no se compara con nada. La primera necropsia de Aroa fue con un bebé que aún no había nacido. El feto llevaba dos días fallecido en el útero de la madre -que también falleció-, a la que le tuvieron que practicar una cesárea. Califica de "peculiar" la experiencia, dado que se le caía la piel al estar rugosa y mojada.

Alumnos del Instituto Español Funerario durante una de sus clases
Alumnos del Instituto Español Funerario durante una de sus clases | Cedida por A.A.

Esta valenciana, al cabo de un tiempo, encontró su vocación en el sector funerario, dado que no fue su primera opción. Sin embargo, Guillermo, lo tuvo claro desde el primer momento.

Oriundo del municipio valenciano de Torrent, 'golpeado' por el triste fallecimiento de su madre, este joven relata a ondacero.es la fortaleza que demostró al superar el duro varapalo que le marcó su destino y le hizo esclarecer su futuro: "Tenía claro que quería ayudar anónimamente a una persona que quería despedirse de un ser querido. Somos trayectorias. Tenemos un principio y un fin".

Al ponerse cara a cara con un difunto le sorprendió, pero afirma que no deja de ser una persona. "Hay que rendirles el respeto que se merecen, ¿qué pasaría si fuera a mí?", se cuestiona el veinteañero.

Por otro lado, José, de Almería, a sus 19 años, se dedica a tareas como recogida del difunto, acompañamiento y asesoramiento a la familia, acondicionamiento del difunto o traslado al cementerio o incineración, entre otras.

"No podía dejar de mirarlo", declara José cuando, sin cumplir aún la mayoría de edad, vio un cadáver de cerca. Asimismo, recalca que las prácticas que se realizan son siempre con gente real, no con modelos.

José con sus títulos de agente funerario
José con sus títulos de agente funerario | Cedida por J. O.

"Pudiendo estudiar otra cosa, ¿por qué quieres ver gente fallecida?"

Las reacciones de los familiares y amigos al conocer la decisión de estos jóvenes son variopintas.

Aroa comenzó estudiando un Doble Grado de Derecho y Criminología, y, a pesar de contar con unas calificaciones excelentes en su expediente, lo dejó porque no estudiaba lo que realmente ella amaba. "Pudiendo estudiar otra cosa, ¿por qué quieres ver gente fallecida?", le preguntaban a la profesora de forma asombrada sus allegados.

Por otro lado, Guillermo, fue 'hechizado' por la muerte, dado que siempre le llamó la atención. "Mi familia no me puso impedimento, lo entendieron", explica 'Guille' cuando le comentó a su círculo más cercano a lo que se quería dedicar.

Sin embargo, a José, en un primer momento, le decían que se iba a "quedar bloqueado". "Me decían que no iba a ser capaz porque de pequeño era muy miedoso".

A pesar de estas opiniones que recibió, a José no le detuvieron en su camino 'hacia la muerte'. "Lo mejor es cuando la familia del difunto te agradece el trabajo hecho", concluye.