Bannon, su estratega jefe y asesor principal, es un explosivo agitador mediático que antes de sumarse a la campaña Trump presidía una web, Breitbart News, próxima a la derecha alternativa ("alt-right"), una nueva derecha radical que tiene el nacionalismo blanco como valor fundamental.
Priebus, su jefe de gabinete, es un político de carrera que lidera desde 2011 el Comité Nacional Republicano y, por tanto, está muy bien conectado con las mayorías conservadoras en el Congreso, además de ser amigo del presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan.
Los dos principales asesores de Trump representan, así, dos sectores antagónicos del conservadurismo: Bannon es la ruptura con el aparato por la que el magnate hizo campaña y Priebus es el aparato al que retó y ganó en estas elecciones.
Tradicionalmente, el jefe de gabinete es la mano derecha del presidente y se le considera el "guardián" de la Casa Blanca: el asesor más importante del Ala Oeste.
Sin embargo, en el comunicado del anuncio de los nombramientos, el nombre de Bannon va primero y se especifica que ambos trabajaran como "compañeros en igualdad de condiciones", indicaciones que está por ver en qué se traducen una vez el nuevo Gobierno eche a andar tras la investidura de Trump el 20 de enero.
La elección de Bannon es tan controvertida, que lo primero que ha tenido que hacer Priebus tras su nombramiento ha sido defender a su compañero.
En una entrevista con la cadena conservadora Fox, el líder republicano rechazó hoy las acusaciones de xenofobia y racismo vertidas sobre Bannon.
"Fue una fuerza para bien en la campaña. Yo no he visto ninguna de esas cosas que la gente está clamando. Es un buen equipo, funciona", dijo Priebus.
El vicepresidente electo y gobernador de Indiana, Mike Pence, rechazó responder sobre el controvertido historial de Bannon hoy durante una rueda de prensa en su estado.
Para las organizaciones de derechos civiles, líderes demócratas y estrategas del aparato republicano contrario a Trump, la elección de Bannon confirma los peores temores de que el magnate llevará al Despacho Oval la retórica racista y sexista de su campaña.
"La elección de Bannon debería ponernos a todos muy nerviosos", afirmó hoy Bernie Sanders, el senador que compitió contra Hillary Clinton por la nominación presidencial demócrata y que ha prometido plantar batalla a Trump para no retroceder "en el progreso de siglos".
Para la líder de la minoría demócrata en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosy, "llevar a Steve Bannon a la Casa Blanca es una señal alarmante de que Trump sigue comprometido con la visión de odio y división que definió su campaña".
"No se puede endulzar la realidad: un nacionalista blanco ha sido nombrado estratega jefe del Gobierno Trump", agregó Pelosy.
John Weaver, estratega republicano de la campaña de primarias del gobernador de Ohio, John Kasich, lanzó un contundente aviso en su cuenta de Twitter: "La extrema derecha racista y sexista está representada a pocos pasos del Despacho Oval. Estate muy alerta, América".
A Bannon se le atribuye un historial de comentarios ofensivos contra los judíos, los musulmanes y los afroamericanos tanto a través de Breitbart como en su vida personal, además de una denuncia por violencia doméstica de su exmujer.
"Bannon la principal fuerza que convirtió 'Breitbart' en una fábrica de propaganda del etnonacionalismo blanco", denunció en un comunicado el Southern Poverty Law Center, organización que lucha contra el odio y el extremismo.
Para la entidad judía Anti-Defamation League, el nombramiento de Bannon marca "un día triste" por su proximidad con la derecha alternativa, a la que describe como "un grupo de nacionalistas blancos y desvergonzados antisemitas y racistas".
Por su parte, el Council on American-Islamic Relations consideró que la elección de Bannon "envía el mensaje alarmante de que las teorías conspirativas antimusulmanas y la ideología del nacionalismo blanco serán bienvenidas en la Casa Blanca".
El nombramiento de Bannon compensa el de Priebus, mucho menos controvertido y con el aplauso unánime de la elite republicana, pero que estrategas y analistas consideran que podría indignar a la base de votantes que apoyó a Trump para hacer saltar el sistema por los aires.
Con Bannon y Priebus, dos personajes antagónicos pero que ya trabajaron juntos en la campaña, el presidente electo hace equilibrios para mantener encendido el movimiento populista que le llevó a la Casa Blanca mientras se reconcilia con el aparato del partido que deberá dar luz verde a sus propuestas en el Congreso.