A lo largo de un año las autoridades marroquíes han procedido a la expulsión del país de tres miembros de la plantilla extranjera de la ONG. La última expulsión, la del lunes por la noche, ha hecho que la organización financiada con fondos de la Cooperación Española, haya decidido cerrar su oficina en Rabat.
Según contaba a Onda Cero el director de Novact, "hay multitud de organizaciones locales a las que se les impide literalmente hacer las actividades y todo esto sucede en un clima de impunidad muy grande, lo que genera un miedo y terror que no permite el trabajo de las organizaciones".
Novact ha decidido trasladar su base a Túnez donde dicen que esperan encontrar un clima más seguro para sus trabajadores. España ha pedido explicaciones a Rabap porque Marruecos no permitió la asistencia consular.