Moncloa lamenta la muerte del Papa porque con Francisco cree que se va su gran aliado internacional. Y lo hace llevando el mensaje cristiano de Jorge Mario Bergoglio al terreno teórico del PSOE y su socio Sumar: por su defensa de los débiles y su impulso renovador que deja un gran legado en la Iglesia y en el mundo -señala el primer comunicado que conocíamos esta mañana-.
Un mensaje de puño y letra del Ministro de la Presidencia Félix Bolaños y colgado ya en redes sociales, que va mucho más allá de un mensaje de trámite. Bolaños es otro de los muchos ministros -más de ocho- del gobierno de Sánchez que tuvieron la oportunidad de conocer al Papa que acaba de morir y valorar su compromiso franciscano. La primera en visitar a Francisco fue Carmen Calvo, actual Presidenta del Consejo de Estado. Después acudieron la ex ministra de Exteriores González Laya, el propio Pedro Sánchez, Salvador Illa, Isabel Celaá, Óscar Puente, Félix Bolaños, Nadia Calviño y Yolanda Díaz. En todos los encuentros el compromiso con los pobres era el nexo de unión que Moncloa siempre utilizaba para mantener el quorum con el Vaticano.
Pedro Sánchez y Yolanda Díaz... muy fans de Francisco
Y es que la relación entre el Gobierno de Pedro Sánchez y el Papa Francisco se puede definir como "buena" o al menos "cordial" para tratarse de una relación entre el Vaticano y un gobierno que presume de ideología de izquierda al que se suma la presencia de una vicepresidenta que además milita en el PCE. Prueba de ello son las dos audiencias de Pedro Sánchez, acompañado de Begoña Gómez con el Papa en octubre de 2020 y en octubre de 2024. O las audiencias entre Díaz y Francisco en Diciembre de 2021 y en febrero de 2024.
La propia Yolanda Díaz es una de las devotas laicas más defensoras de este Papa que hay en el Gobierno. En su primera visita a Roma, no dudó en llevar consigo varios rosarios de allegados para que Francisco los bendijera. En la segunda ocasión, la Vicepresidenta Tercera y Ministra de Trabajo aseguraba al término de su audiencia con el Papa que "Bergoglio es el mejor embajador del trabajo decente que hay en el mundo". Aún así, la relación Moncloa Vaticano no ha estado exenta de matices y tensiones puntuales.
Moncloa y el Vaticano, contra las guerra y contra las pobrezas
Sin duda el punto fuerte de las relaciones entre el gobierno de Sánchez y Francisco ha estado en el capítulo de relaciones exteriores. Ambos han defendido que la comunidad internacional no puede permanecer impasible ante tragedias como la de Gaza o Ucrania y coincidieron el pasado mes de octubre - en la última visita de Sánchez a Roma- en que se debe alzar la voz de manera firme para poner fin a la espiral de violencia.
Junto a Francisco, Sánchez alzó su voz para lanzar un mensaje que no compartían necesariamente el resto de líderes europeos: que la comunidad internacional cesara de exportar armas al Gobierno de Israel. Un llamamiento de "urgencia" -recalcaba Sánchez ante la mirada aprobatoria de Francisco- señalando también que Israel contravenía el derecho internacional por invadir un tercer país, en este caso Líbano".
Vaticano y Moncloa coinciden en lo social... no tanto en lo espiritual, ni en lo material
Pero, por otro lado, Pedro Sánchez y sus anunciadas políticas en materia de derechos sociales, memoria democrática o laicismo han chocado con los principios tradicionales de la Iglesia católica a los que Francisco nunca renunció. Sí han coincido en lo innegable: una agenda social centrada en la justicia, el medio ambiente y los derechos humanos y una sintonía casi plena en asuntos clave como la acogida de migrantes, la lucha contra el cambio climático o la crítica al "capitalismo salvaje". De hecho, el Papa se va de este mundo sin poder cumplir uno de sus viajes más anunciados: Canarias; y en especial las islas a donde llegan a diario miles de migrantes que huyen de África.
Pero, ya decimos, no todo es color blanco vaticano. La relación entre Francisco y el Gobierno de Sánchez ha tenido dificultades insalvables para la Iglesia Católica que representaba hasta hoy el Papa, por ejemplo en las reformas del Gobierno sobre la Ley de Educación (Ley Celaá), la Ley de eutanasia o el gran escollo económico como es la recuperación de bienes inmatriculados por la Iglesia, lo que ha generado tensiones con sectores eclesiásticos, aunque no directamente con el Papa.