No es fácil decir adiós ni elegir el momento en el que uno tiene que despedirse de lo que más le gusta y esa fue la disyuntiva de Piqué en los últimos tiempos. Seguir jugando en el Barcelona, el club de sus amores, seguir en la élite profesional en la que han vivido durante más de 15 años y mantenerse en el fútbol profesional. Pero los acontecimientos se precipitaron y se vio obligado a tomar una decisión que no era fácil. Gerard Piqué rescinde un contrato económico en el que deja de percibir ciertas cantidades importantes en algo más de un año y que cualquier mortal valoraría considerablemente.
No es solo cuestión de dinero, es también la imagen del deportista y del futuro presidenciable y empresario. Piqué tuvo tiempo en estas últimas semanas para valorar y calibrar el desgaste que su imagen estaba sufriendo por su ostracismo en el banquillo, sus irregulares actuaciones y su escasa participación en el equipo con un elevado salario. Todo iba en su contra. Y en esa tesitura el central catalán entendió en buena lógica que era el momento de dar un paso al costado, apartarse, y no permitir que se desgastara mas su imagen. Decisión inteligente y acertada por parte del futbolista.
Una decisión en la que ganan todos. El entrenador, Xavi, al que se le ve liberado de no tener que estar, semana tras semana, pendiente del ruido en torno a los capitanes. El club que ve como el futbolista libera del pago de casi un año y medio de hipotético salario futuro y aligera la masa salarial en las próximas temporadas. Lo que permitirá fichar más y mejor.
Y el propio futbolista cuyo desgaste de imagen no beneficiaba y las trabas un historial realmente envidiable e impresionante.
Fue un Bonito adiós, posiblemente un hasta pronto porque el Gerard Piqué futbolista pasa , en un primer momento a ser Piqué entorno y posiblemente después. Piqué presidenciable. La vida pasa muy deprisa y nos sorprende día a día . A veces más deprisa de lo que pensamos.