Todavía hoy les persiguen cuando entran en las tiendas o se les señala como culpables de lo que sucede aunque no tengan nada que ver, nos cuenta Adela. Y eso para una persona que tuvo que pelear incluso para aprender a leer y escribir le duele. Sabe que nació discriminada y está convencida de que morirá discriminada, enterrada en el lugar de los gitanos del cementerio. Para ella ya es tarde, lamenta, sin embargo confía en que las nuevas generaciones cambien las cosas. El primer paso es la educación, la verdadera herramienta para lograr los cambios.
Nacida en 1954 en León, llegó a Gijón en la década de los 70. Fundó la Asociación gitana de Asturias, con sede en Gijón, en 1988, pero no fue hasta el 2000 cuando pudo (o la dejaron) ser presidenta. Una mujer no podía acceder. Desde la asociación ayuda a todo el que lo necesita. Nunca cobrando. Ahora mismo, además de la discriminación, el principal problema que ve Adela para los suyos es el de acceso a la vivienda. Pide a los políticos que mandan que luchen por la igualdad. Para ella todo empieza con el respeto, no con saber adaptarse a los demás.
Adela Gabarril escribió el libro "Lágrimas de una gitana. Tradición y cambio" con su historia. Posteriormente la llevó a las tablas de un teatro. Cree que conocer la historia de su pueblo sería fundamental para que los gitanos dejen de ser vistos como un problema o que se siga pensando que si están discriminados es porque quieren...A Adela le da la risa solo de escucharlo.