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"Todas las flores que olvidamos", la vuelta de la ciudad al pueblo de Clara Sanz

La primera novela de la Clara Sanz se titula “Todas las flores que olvidamos” y en ella relata los pasos, retos y decisiones necesarias que su protagonista ha de tomar tras decidir trasladarse de la ciudad al pueblo.

Lourdes Funes

Zaragoza |

Clara Sanz presentando su primera novela "Todas las flores que olvidamos"/Lourdes Funes

Si se piensa en el medio rural, a la mente llega la imagen de un lugar bucólico que en los últimos años se ha convertido en sinónimo de desconexión y disfrute. Pero es mucho más. Sin los pueblos y, sobre todo, sin las personas que han decidido quedarse en ellos para vivir y para trabajar, esa “España vacía” estaría desolada.

En su primera novela, Clara Sanz refleja el cómo se vive en el medio rural, cómo la calidad de vida, la experiencia vital, las conexiones con la gente son más fuertes en los pueblos que lo que pueden serlo en las ciudades. “Todas las flores que olvidamos” cuentan la historia de Isabel, a quien le gusta que le llamen Bella, y comienza tras recibir una carta que la empuja a trasladarse a un pequeño pueblo, sin estar convencida, de Soria y abrir una floristería.

Esta novela tiene toques biográficos de Clara Sanz. Ella es una joven geóloga zaragozana que decidió cambiar de profesión y trasladarse con su familia a la localidad soriana de Arcos de Jalón. Vivía en Madrid y cuando tuvo a su primer hijo se dio cuenta que no quería que creciera en una ciudad tan hostil como podía ser la capital, así que de acuerdo con su marido, decidieron ir a vivir al pueblo en el que ella se había criado de pequeña.

Se trata de una difícil decisión que le ha planteado, como cuenta Sanz, muchos retos y superar muchas trabas, sobre todo de personas que no entendían porqué tomaban esa decisión de dejar todo en la ciudad para irse a un pueblo. Como su protagonista, Clara abrió una floristería en Arcos de Jalón y destaca el ser feliz como el mayor regalo que le ha dado ese cambio de vida.