Quiso el calendario que el Ayuntamiento abonase el justiprecio al propietario de la última parcela que quedaba en manos privadas el 28 de diciembre. Pero no fue una inocentada, aunque lo pareciera, por lo rocambolesco de toda esta historia. Una década antes, mes arriba, mes abajo, el consistorio empezó a andar el camino. Un elemento natural de la importancia de Puerto Rico, tan enraizado además en la tradición marbellí, no podía seguir en manos privadas. Y nada más empezar a caminar llegaron los primeros obstáculos. El terreno estaba dividido en cuatro fincas de las que había hasta seis propietarios, según ha recordado el portavoz del equipo de Gobierno, Félix Romero.
En esas cuatro fincas está la cañada de la cara sur de Sierra Blanca por la que más agua pasa y la que tiene más tierra para cultivar. Ese manantial que siempre ha surtido de agua a Marbella ocupa la zona de Puerto Rico Alto. En el Bajo está el terreno de labor y el área de esparcimiento, la parte más visitada por vecinos y turistas. Hasta hace dos años. Desde entonces, hay un muro levantado por los que se instalaron irregularmente allí que lo impide. A Dolores Navarro, presidenta de la asociación Mujeres en las Veredas, le da mucha pena el actual escenario.
El remedio que devolverá la imagen de años ha y la alegría a marbellíes como Navarro está más cerca. El camino no ha sido fácil. Los recursos y los desencuentros han aparecido en cada recodo. Los propietarios pedían indemnizaciones que los tasadores del Ayuntamiento no consideraban. Pero esa parte del sendero ya no hay que recorrerla de nuevo.
Está por tanto más cerca ese momento en que Puerto Rico pueda volver a ser ese lugar que constituye un auténtico nudo de conexiones naturales en el que estar y pasear.
Y también, de que sea el lugar de reunión en una de las tradiciones más arraigadas en Marbella.
De momento, en este mismo enero está previsto que se firme el acta de ocupación -ésta sin “k”-. Después, una vez esté libre a todos los efectos, o sea, una vez se pueda desalojar a los “okupantes” -con “k”- el Ayuntamiento emprenderá una pequeña actuación para convertir el paraje en un parque periurbano.
No es optimista sin embargo Dolores Navarro con que este último o penúltimo paso vaya a darse pronto.
Cuanto antes, mejor. Si bien hay cierto margen respecto a la fecha que se ha marcado el Ayuntamiento: el 1 de noviembre de 2024, el Tostón de este año.