Enmanuel Reyes Pla, es boxeador y va a representar a España en los Juegos Olímpicos de Tokio. Es de origen cubano y está apodado como el profeta. Para él, representar a España en los Juegos Olímpicos es lo máximo, "a lo que puede aspirar cualquier deportista. Estar en Tokio ya es una meta grande".
Enmanuel ha tenido un complicado camino hasta llegar dónde está en el que ha tenido que sacrificar muchas cosas: "El camino fue duro pero siempre tuve a Dios al lado. En Cuba fui creciendo pero me di cuenta que no me daban oportunidades y dejé personas y familia atrás para poder lograr un sueño y para ayudar a mi familia"
Un viaje muy duro hasta llegar a España
En su viaje a España tuvo que viajar primero a Rusia. Allí estuvo dos meses encerrado en un piso y sin salir por miedo a que le detuvieran. "Me gusta la fiesta pero cuando la cosa se pone seria me gusta estar solo, estuve solo pero tenía un objetivo y tenía que cuidarme". En ese tiempo era su tío el que salía a la calle a comprar lo necesario para vivir y su gran pasatiempo, ya que las charlas con él fueron lo que hizo algo más ameno aquel encierro.
Desde Moscú viaja a Austria, allí pide el asilo y le dejaron tres días en el aeropuerto. Tras eso fue derivado a un campo de refugiados. Ahí, pensó en que el autobús era la mejor opción para llegar a España. Cruzó a Alemania sin problemas pero en la frontera con Francia le bajaron del autobús y fue detenido. Empezaron los trámites para devolverle a Austria y en ese tiempo estuvo en una prisión de migrantes, en la que permaneció dos meses. Enmanuel flaqueó y pidió que le mandaran para Cuba de vuelta, pero le dijeron que no. "A veces el hombre flaquea, es algo normal en el ser humano", asegura.
En esa prisión de Alemania, él era el único que hablaba español pero recuerda los gritos en las noches de las personas que querían libertad, ese es su recuerdo más duro de esa etapa, los sollozos y lamentos de aquellos hombres que ansiaban la libertad. Finalmente, regresó a Austria y pudo volar a Barcelona y desde allí reunirse con sus familiares en La Coruña. "No lloré, no me quedaban lágrimas. Todo lo que lloré, lo lloré en la prisión. Sentí esa tranquilidad de estar seguro y buscar el objetivo que tenía en mente"
Con la vista del tiempo asegura que le mereció la pena. Se muestra muy agradecido con la Federación Española de Boxeo, "ellos lucharon por mi ciudadanía y estoy agradecido con España porque es el país que me ha hecho ser persona". Respecto a lo que está pasando ahora en Cuba cree que ya era hora que el pueblo saliera a luchar por su libertad. "Estoy contento por eso pero triste con las atrocidades que se están cometiendo".