El Rayo Vallecano desató su mejor versión al ritmo de Álvaro García, con Randy Nteka y Óscar Trejo como referentes, para firmar de una tacada sus primeros goles en su regreso a la elite y lograr cuatro (4-0) ante un Granada desconocido, que nunca tuvo la tensión necesaria.
Regresó a lo grande Vallecas a Primera con un Rayo que anuló al Granada en la primera parte para estrenarse con un recital. Superior desde el inicio, con una intensidad que nunca pudo igualar su rival, al que ya golpeó antes de cumplirse los tres minutos de juego.
Recital de goles en la primera parte
Le había dado tiempo incluso a avisar con un disparo de Pathé Ciss por el que pidieron mano de Luis Milla, cuando apareció la verticalidad de Álvaro García para poner de cara el partido al equipo de Andoni Iraola. Su disparo se envenenó con una parábola imparable cuando golpeó en Víctor Díaz. Fue el primer tanto de la temporada rayista en su tercer partido, el primero en su casa tras dos salidas repletas de dificultad ante Sevilla y Real Sociedad. La primera condicionada por la expulsión de Luca Zidane; la segunda cediendo solo desde el punto de penalti. Un castigo excesivo para las buenas sensaciones mostradas. Las confirmó en el reencuentro con su afición.
El Granada no compareció. Superado en todas las facetas, apenas una subida de Carlos Neva con centro final que sacó Dimitirevski de puños fue su balance ofensivo del primer acto. Tampoco defendió con orden. Sin soluciones ante los movimientos entre líneas de Randy Nteja y Trejo. En catorce minutos el Rayo había dejado seis llegadas y Aarón salvaba el segundo con una gran mano abajo a un remate a placer de Comesaña tras un saque de esquina de pizarra.
Sintió la duda del rival un Rayo que se lanzó por el encuentro. Nteka demostró las razones de su salto a Primera. Provocó el penalti con dos buenos recortes, que mandó a la red, tras tocar en un poste, Trejo, y marcó el tercero al borde del descanso con calidad, ajustando su disparo con confianza para convertir el segundo acto en un trámite.
Un Granada desaparecido
Intentó tirar de orgullo un Granada que se va al parón sin un solo triunfo y con Robert Moreno buscando imprimir un estilo. Aumentó la presencia ofensiva con la entrada de Jorge Molina, pero el intento de reacción lo frenó en seco el travesaño. El balón picado de Luis Suárez a los 51 minutos fue la llegada de más peligro.
Corría riesgos excesivos el Granada, desprotegido ante la velocidad del contragolpe del Rayo y tras un latigazo de aviso de Trejo cercano a la escuadra, Comesaña puso el cuarto y el punto final al duelo. Una incursión de Álvaro por la izquierda la culminó con un centro envenenado que desvió Aarón y, sin la tensión defensiva adecuada, el centrocampista rayista cabeceó a placer en el segundo palo.