Las horas previas a la final de la Copa del Rey han estado marcadas por el revuelo formado en torno a las declaraciones de los árbitros De Burgos Bengoechea y González Fuertes y los comunicados del Real Madrid, que ha llegado a denunciar "una clara y manifiesta animadversión y hostilidad de estos árbitros con el Real Madrid".
El club blanco llegó, incluso, a suspender todos los actos previstos para este viernes: entrenamiento en La Cartuja, rueda de prensa de Ancelotti y Modric y cena oficial con el Barça, la RFEF y las instituciones. Durante algunas horas se llegó a especular con que el Real Madrid pudiera no presentarse al partido de este sábado.
El presidente de la RFEF, Rafael Louzán, ha pasado este viernes por los micrófonos de Radioestadio Noche, donde ha dejado claro que no ha tenido "ninguna duda de que se pudiera suspender la final" y ha agradecido a las instituciones de Sevilla y Andalucía por la preparación del partido de Copa.
Louzán no se ha querido mojar en torno a la reacción del Real Madrid a las palabras de unos árbitros que, asegura, no ha escuchado porque no ha tenido tiempo. "Han pasado cosas que no voy a entrar a valorar porque ya han pasado (…) El diálogo es el que debe prevalecer y quiero agradecer que estemos todos para jugar mañana", ha explicado.