Llega el mes de agosto y todos los madrileños se escapan de la ciudad como suciedad afectada por el lavavajillas en plato de fregadero. Ella lleva 16 años empadronada en la capital, pero todavía no dice lo de "mazo" o "me renta".
A un madrileño se le reconoce en un pueblo por dos cosas: Lo primero la expresión "tu pueblo es mazo guapo" y lo segundo porque traían zapatillas modernas. La moda en los pueblos evolucionaba de forma diferente hace unos años.
Dicen de los madrileños que son muy chulos. Pero no es verdad. "Si decimos que está ahí al lao' y son 20 minutos en coche con suerte o 45 minutos andando. Eso no es chulería, es optimismo.
Y el agua de Madrid es la mejor del mundo, pero para no hacer sentir mal a los demás, nos tomamos las cañas. Además de agua, tenemos cocido, callos, potaje... y los calamares, que cuánto más te cobre por el bocadillo, mas bueno estará.
Los madrileños son gente de rutinas. Para muestra, un botón. Las cañas se toman en la Latina, el chocolate con churros en San Ginés, el bocata de calamares en la Plaza Mayor, las uvas en la Puerta del Sol, las chorraditas vintage se compran en el rastro los domingos y del armario se sale en Chueca.
"En fin, si este verano nos recibís en hordas en vuestras playas o pueblos, tratadnos con cariño, porque somos "mazo" majos y como nos va a parecer que todo está muy barato en vuestra zona, nos vamos a dejar los "ahorricos" y eso "os renta"".