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Sara Escudero: "La cara de Pedro Sánchez en Bali era en plan: '¿Por qué parezco el de Los Manolos?'"

La colaboradora de 'Por fin no es lunes' analiza el outfit del Presidente del Gobierno en la cumbre del G20: "Algo no encajaba… no sé si eran las telas o las actitudes", dice

ondacero.es

Madrid | 20.11.2022 12:27

Hasta un ermitaño ha visto esta semana la foto de Pedro Sánchez y Begoña Gómez en Bali, por lo del G20. Según ellos seguían el dress code que pedía colorinchis acorde a su cultura. Sí, pero que la cara de Pedro es en plan “por qué hay gente con esmoquin y yo parezco el de Los Manolos? También.

Es que algo no encajaba… no sé si eran las telas o las actitudes pero más que mimetizados estaban como resaltaos en fosforito.

Si haces zoom en la cara de Pedro se parece a la que se me quedó a mi una vez que me invitaron a una fiesta por el 60 cumpleaños de un amigo de la familia, leí rápido la invitación, me vestí de los 60 y llegué a un sitio súper hiper 'piji' pero justo al revés porque yo fui súper 'jipi'.

Si es que en un sitio con protocolos tan férreos, querer romperlos así… Pues es como si quieres modernizar el melón con jamón de las bodas de los 90 y te vuelves loco sustituyendo o al melón o al jamón. “A ver, pomelo con cabeza de buey, mira a ver chirimoya con heura…" ¡O te ciñes o me haces otro plato pero lo que es es!

Imagino que era una gana de quedar bien, pero es complicado. Porque querer quedar bien siempre es complicado y ya se saben los trucos como el clásico: “te quiero, pero como amiga”. Es una falsa dulzura que esconde un “Sarita, no te tocaría ni con un palo pero para echarnos unas risas me vales”.

Es como en pandemia, cuando leíamos hasta en los crucigramas de 1998 “todo va a salir bien” y la que acertó fue la que se atrevió a poner “todo va a salir regulinchi”, ¿os acordáis?

En realidad, estas parecen situaciones puntuales pero en nuestro día a día estamos rodeados de estos comportamientos 'bienquediles', como cuando alguien ve a otro que está malito con catarro y salta un “ay, ponte bueno”.. “Mejórate!”... Que sí, que sabemos que la intención es cariñosa pero lo primero que te sale contestarle es “¡claro, estoy así por gusto, papanatas!” Mejor cállate y sepárate un poco que te lo pega.

O esta gente que por defecto saluda con un “hola, ¿qué tal? ¿cómo estás? ¿qué tal va todo?” Mientras siguen caminando por el pasillo a la que tú vas a decirles algo. Para eso, dime un “epahí” y tú a Boston y yo a California, coñe.

O los que te dicen eso mismo por mensaje (nunca llamada porque te van a poner en un compromiso y mirándote a los ojos es más difícil!): “Hola María, ¿qué tal? ¿cómo estás? ¿qué tal va todo? ¿Bien? Bueno, eso espero…”. Que ellos mismos cierran el tema en plan “esto no importa, escucha…”

Y viene la pedrada, claro: “mira, te quería pedir si me cambias el turno el puente que tengo entradas para ir al concierto de Rosalía”.

A ver: si es tu amigo sobran los prolegómenos, te preguntaría directo. Con lo que no es tu amigo. Conocido o compañero de escaso roce como mucho. Así que, si no te apetece o no te va bien cambiarle el turno o no te cae bien.. no trates de quedar bien y te jorobes tú para que no piense mal. Sé sincero:

- Para irte a ver a Rosalía?

- Sí, tía, Sandra, es que me chifla…

- Sara…

- Eso, perdona, con lo que yo te quiero…

- Ya, pues mira (y aquí bien tu cinismo 'bienquedismo') ya lo siento.

- Es que voy con Pombo al de Juan Pardo así que vende a otro la Motomami, amigo…