El próximo 26 de julio, todos los ojos estarán puestos en la capital de Francia, pues París acogerá los Juegos Olímpicos de 2024 tres años después de la última cita en Tokio, que se vio aplazada por la pandemia de Covid.
Más de 10.000 atletas se preparan actualmente para una de las citas del deporte más importantes de sus carreras. Entre ellas, se encuentra Ana Peleteiro, que escucha emocionada el homenaje previo a su charla que ha preparado Isabel Lobo en 'Por fin no es lunes'.
El homenaje a Ana Peleteiro
Tener los pies en tierra pero sentirlos ya a un palmo del suelo. La inercia comienza mirando desafiante a la pista. Respiración profunda, hombros atrás, abdomen firme, carrera, el cuerpo a gran velocidad, las piernas parecen aventajar los pensamientos y...un, dos, tres, salto. Rodillas a la altura de la barbilla, impacto contra la arena. Apenas 10 pasos y uno de ellos en el aire. Triple salto. Siempre soñando con un centímetro más o con cuatro.
Cuando el cuerpo deja de ser tuyo y lo entregas a la voluntad de la gravedad. Esa es la secuencia de su propósito deportivo cada una de las veces. Su vuelo siempre prometedor, salto para la historia del deporte español que sigue culminando. Soñar toda la vida con algo que se cumple puede que sea el récord imbatible.
Esa lucha es la de Ana Peleteiro, nuestra Ana Peleteiro, con la que nos hemos emocionado en ese momento y en muchos momentos. Y que vamos a seguir emocionándonos con ella. Es dificilísimo, por muchas veces que veamos, la forma de ejecutar su triple salto. Es muy difícil conocer qué es lo que se siente por dentro. Sobre todo cuando se cumple. "Un sueño de toda la vida", como decía ella emocionada. Una vida entre marcas, puntuaciones, récords, calles. Una disciplina extrema y que ahora mismo se encuentra concentrada para rendir al más alto nivel para las Olimpiadas de Paris. En un año olímpico. Hoy día 21 de enero quedan exactamente seis meses para las Olimpiadas. Pero esta, vez a estas olimpiadas llega habiendo superado -si me lo permite ella- la olimpiada de la maternidad.
Porque hace trece meses se convirtió en madre de la pequeña Lúa, de la que el pasado 7 de enero se tuvo que separar durante tres semanas para poder concentrarse en su entrenamiento. ¿El objetivo? Estar al cien por cien para conseguir la tan ansiada medalla, pero con una sensación incómoda que la atleta quiso compartir hace unas semanas a través de su cuenta de Instagram.
Para Ana el comienzo de la concentración fue "triste" porque era la primera vez que se separaba tanto tiempo de su hija: "No estaba centrada al 100% porque ahora mismo, a pesar de que mi trabajo es lo más importante, mi hija está por encima de todo", reconoce en su charla con Isabel Lobo, aunque asegura que ahora, tres semanas después, puede decir que se ha reencontrado con una Ana que hacía tiempo no veía, "me estoy empezando a sentir como era antes de ser madre. Suena un poco frío, pero estoy reencontrando a esa Ana más competitiva, divertida, concentrada y con más motivación".
En este proceso que está viviendo, una parte esencial es la red de apoyo de la que te rodeas, tal y como ella misma reconoce al mencionar a su pareja, Benjamin Compaoré, atleta francés y que competirá en las olimpiadas que se celebran en su tierra: "Lo bueno de tener una pareja que se dedica a lo mismo que tú es que hay mucha empatía por ambas partes y nunca va a haber reproches. Mi pareja entiende y da prioridad a mi descanso y a que yo me encuentre lo mejor posible porque realmente la que tiene opciones de luchar por una medalla soy yo. Él está casi en el final de su carrera y compagina la competición con ser entrenador. Benjamin y yo nos entendemos muy bien y eso ayuda a que todo sea mucho más fácil".
Pero, ¿cómo es la presión con la que Ana Peleteiro lidia todos los días? ¿Ese 'Ana tiene que ganar una medalla'?
"Hace 13 meses me estaban abriendo todo el abdomen para que naciese mi hija. Ha sido un año muy duro mental y físicamente, pero ha sido maravilloso. Y entiendo que todos los españoles que me siguen tienen ilusión de que vuelva a ganar una medalla, pero he tenido que hacer un trabajo mucho más grande que para Tokio porque antes era sólo yo, ahora no", explica.
Asegura que su hija forma parte de la Ana que es hoy en día, que hace siete meses no era la Ana que era antes, pero que a día de hoy no siente que tenga ningún "déficit" de la maternidad: "Me noto igual de fuerte".
¿Quién hace a quién: la atleta a la madre o la madre a la atleta?
"Ser atleta me ha preparado para ser madre y creo que podría ser la mejor madre que podría existir para mi hija, y a la vez ser madre ha hecho una versión muchísimo mejor de la Ana atleta porque soy más realista, más calmada, más consciente, he madurado muchísimo y le doy más valor a las cosas. Antes vivía a 200x100 en cámara rápida. Ahora le doy más valor a un buen entrenamiento, a una buena relación con mi entrenador y mis compañeros. La maternidad te abre los ojos y te sientes sola en muchas ocasiones, pero no considero que ninguno me haya restado: lo que me resta una me lo suma la otra y lo que me resta la otra, me lo suma la primera", afirma.