Unió Democrática admite que desvió fondos de los parados para autofinanciarse y el castigo es devolver algo de dinero 16 años después. Será legal, pero es inmoral.
Son casos como este los que enfangan la vida pública y los que aumentan la falsa, pero muy extendida creencia, de que los políticos actúan con total impunidad y en beneficio propio. Si quieren erradicar ese pensamiento, urge la transparencia de la financiación de los partidos.