La población española ha sumado casi 150.000 extranjeros en el primer trimestre del año y, con ellos hay 6 millones de personas que viven en nuestro país, no tienen la nacionalidad y parece que, al elegirnos, tampoco la percepción de que seamos un país racista o xenófobo. Hay ciudadanos racistas y xenófobos, por supuesto, a los que se ha contemplado durante demasiado tiempo por ejemplo en los campos de fútbol y contra los que la ley, la que tenemos, puede actuar. Comportamientos que pueden comprometer nuestra imagen en el exterior. Todo cierto. Como lo es, que varios partidos se han agarrado a esta bandera en campaña en un oportunismo electoral de la peor ralea. Porque se visten de grandes defensores de la víctima, cuando en realidad están utilizando a Vinicius, un chaval veinteañero, para sus fines políticos. Por tanto, no le defienden, le usan.