Javier, de Segovia, es cazador y sale muchas veces "con -10 y -15 grados". "Te pones algo isotérmico, pero al final de tanto andar te entra hasta el calor", asegura. Y añade que no le importa pasar frío cuando sale a cazar: "Por la afición... para delante con lo que sea", sentencia.
Desde Madrid nos llama Jaqueline, que recuerda cuando llegó a España desde Ecuador, en pleno mes de noviembre. "Cuando me desperté sentí tanto frío que me pregunté cómo podía vivir la gente aquí, si parecía que solo podían estar los pingüinos", dice. Asegura además que, aunque lleva 18 años aquí, no le queda más remedio que "salir con cuatro pantalones o con tres pares de medias".
José Luis, de Onda Cero Calamocha, nos habla de cómo pasaban el invierno en los años 60. "Era importante que se metieran dos hermanos juntos en la misma cama", dice, y señala cuál era su calefacción: "Un ladrillo que se calentaba en la cocinilla y se envolvía con una manta fina para evitar los quemazos; luego llegó la modernidad que era la bolsa de agua de goma", explica. Y añade que el mayor frío que recuerda fue en Nochebuena de 2003: "A las doce de la noche había en la puerta de la Iglesia 24º bajo cero".
Y Begoña, de Soria, recuerda que de pequeña su padre les abría paso entre la nieve con una pala para que pudieran ir al colegio. "Llevábamos leña en la mochila para poder calentar la clase", cuenta.
