Me gustaría, director. Me gustaría mucho que el caso Kitchen estuviera amortizado en términos políticos y eso le permitiera al Partido Popular hacer política sin sombras del pasado. Me gustaría que Pablo Casado no tuviese que huir de los micrófonos por miedo a preguntas sobre asuntos en los que no tuvo nada que ver. Pero, lamentablemente, ese momento no ha llegado.
Un escándalo como ese no se amortiza políticamente cuando un partido quiere,sino cuando la Justicia deja de subir escalones y la opinión publicada decide que ya no tiene interés. Y el juez instructor, lejos de aflojar, subió un importante peldaño, porque la imputada fue poderosa secretaria general del PP. Hay periódicos, como La Razón, que la califican como muro de protección de Rajoy. Y eso, quiera o no quiera la dirección popular, contamina a la organización, aunque sea injusto para los líderes actuales.
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Y luego está la opinión publicada. Véanse hoy las portadas: es asunto dominante. Y anótense las intenciones: alguien azuza el interés por la Cospedal que podía tener beneficio para su partido si se arrebataban a Bárcenas papeles y pruebas o le destrozaban el ordenador que utilizó. Y ese mismo alguien trata de olvidar que Cospedal fue la mujer que apartó a Bárcenas de su responsabilidad al conocer sus andanzas y su patrimonio en Suiza. Con lo cual, si Cospedal es declarada inocente, el caso podrá entenderse como amortizado. Mientras eso no ocurra, me temo que toca sufrir.