TRAS SU COMBATE CON Roy Jones

Rubén Amón indulta a Mike Tyson: "Roy Jones y Mike Tyson convirtieron la pelea en una escena entrañable de redención"

Rubén Amón indulta a Mike Tyson tras el combate con Roy Jones y que acabó en empate.

Rubén Amón

Madrid | 30.11.2020 10:23

No deberemos ser tan mayores si Mike Tyson sigue boxeando, ¿no te parece, Alsina? Tiene más años que nosotros. Y se ha subido este fin de semana a un cuadrilátero. Para enfrentarse a otro veterano. Roy Jones. Para enseñarnos un tatuaje del Che Guevara similar al de Maradona. Y para desmentir a quienes esperaban un combate circense y amañado.

Se declaró nulo, es verdad. Y ambos púgiles contribuyeron a respetarse, pero no fue una exhibición frívola ni un tongo. Tyson y Jones, 105 años juntos, se pelearon con dignidad. Y convirtieron la pelea en una escena entrañable de redención. Sobre todo Mike Tyson. Que ha perdido 54 kilos. Que ha abandonado las drogas y los feos modales. Y que ha sepultado al demonio que saboteaba en su cerebro.

Lo que no puede hacer es renegar de sus puños. Pegar y pelear fue su manera de evitar que nadie osara a humillarlo. Un recurso para escapar del miedo. No hay lugar al victimismo ni a la piedad. Tyson reconocía que sólo encontraba la felicidad en el cuadrilátero. Allí era un dios. Un dios efímero porque no daba a sus rivales la ocasión de atarse las zapatillas.

Era la plenitud del coloso, el apogeo de la ferocidad. Nada que ver con la mansedumbre de Tyson en su papel de hombre reciclado, aunque el tatuaje maorí del rostro viene a reivindicar la naturaleza guerrera del tótem.

Quería Tyson ser un hombre respetable. Ganarse la vida. Educar a sus seis hijos. Encontrar la tranquilidad. Expiar el daño que hizo con el daño que le hicieron. Y dejar de atormentarse.

Habla despacio y bajito, mecánicamente. Ahuyenta con la mirada las preguntas impertinentes. Le cuesta sonreír. O lo hace con una mueca sarcástica. Parecía un barril de nitroglicerina. Cualquier desliz verbal podría irritarlo y engendrar una erupción, aunque puede que estas reflexiones provengan de la sugestión del periodista y obedezcan a la pretensión de etiquetar a Tyson con los tópicos que igual no merece.