Está el patio como para dejarse fuera a una lavadora. De dinero negro. Procedente de la corrupción municipal. Del saqueo de Marbella. A los de la fiscalía, esta mujer no es “la Pantoja, célebre tonadillera”, sino María Isabel Pantoja Martín, delincuente condenada por blanqueo de capitales. A la artista la aplauden en los conciertos por su aptitud para cantar. A la rea se la reprueba por su afición a engañar, frustrada por su ineptitud para borrar la pruebas. La señora Pantoja dejó un rastro elocuente de su relación delictiva (y sentimental, sin llegar a ser Bonnie and Clyde- con Julián Muñoz Palomo, alcalde expoliador de Marbella. Durante todo el año 2002, cuando aún no habían intimado, la artista hizo siete ingresos en efectivo en su cuenta por cantidades que iban de los cien euros a los mil quinientos.
Siete en un año. Pero en 2003, sus visitas al banco se disparan. Treinta ingresos en efectivo y por mucho más dinero que antes: tres mil, ocho mil, quince mil, sesenta mil euros cuya procedencia nunca pudo justificar. La procedencia era su nuevo novio. A finales de 2002, como saben los lectores del Hola, empezó el coqueteo. En lo personal, el coqueteo se traduce en que el nuevo alcalde y la artista de siempre empiezan a verse de extranjis. En lo delictivo, el coqueteo consiste en que ella empieza a ser vista en todos los eventos que organiza el ayuntamiento y él empieza a utilizarla a ella, con su consentimiento, como utilizan la cal en lo pueblos, para blanquear su fachada. Muñoz, el tipo que guardaba el dinero de sus comisiones en bolsas de basura, ya no tuvo necesidad, decía la sentencia, de adquirir sociedades o acudir a personas interpuestas para ocultar el origen del dinero: su novia se ofreció a él en cuerpo, alma, sociedades y cuentas bancarias. Lo que tu necesites, cari. Él aportaba el dinero y ella le daba apariencia de honradez. Apariencia muy poco sólida porque fue ver los movimientos bancarios y decirse los investigadores: la tenemos.
No es buen momento para pedir que te suspendan la pena. Más aún si de la multa que te impusieron sólo has abonado un diez por ciento. Es verdad que, con dos años de condena y no teniendo antecedentes, lo habitual es que no pises la cárcel, pero le corresponde al tribunal decidirlo. Y el tribunal ha dicho que esta vez no lo ve. Que se dan circunstancias que hacen que lo más justo sea irle preparando la celda a María Isabel Pantoja. Por lavadora en esta derivada de la mayor operación contra la corrupción municipal en España: la operación Malaya, aquel parque temático de los maletines y las recalificaciones urbanísticas que puso en pie, a la vera de Jesús Gil, el gran corrupto y, a la vez, corruptor, Juan Antonio Roca. Que lleva en prisión ocho años y tiene que devolver 240 millones de euros.
La malaya llegó a juicio cinco años después de que empezaran las detenciones y más de diez años después de que se produjeran los hechos, el gigantesco mangoneo. La Gürtel va a llegar a juicio seis años después de la detención de Correa y más de diez años después de que donVito y su familia se hicieran de oro. A ese ritmo, para cuando se juzgue a los púnicos de la operación Púnica le ha dado tiempo a Pablo Iglesias a ganar las elecciones, gobernar y perderlas.
Alentado por una encuesta del CIS que aún no ha salido y por otra, de El País, que confirma el descalabro, el Partido Popular ha reunido esta mañana a su dirección, como cada lunes, para hacer balance de daños.
- A ver, María Dolores, cómo llevamos los apeamientos.
- Misión cumplida en Collado Villalba, jefe, Juárez ha anunciado que ya dimite.
- Genial, ¿ha dicho que le hemos obligado a hacerlo?
- No, ha dicho que nadie le ha presionado para que se marchara.
- Vaya, qué ingrato, no le costaba nada colgarnos a nosotros la medalla.
- El de Casarrubuelos se resiste. Dice que se ha reincorporado al trabajo.
- Antes de que termine el lunes lo quiero fuera.
- Sí jefe, ejem, en León tenemos un problema gordo.
- No me digas, Dolores, no lo había notado.
- Martínez Barazón no se apea, vamos a tener que presentarle una moción de censura en la diputación.
- Pues ya estamos tardando, que se presente.
- Y hay otro problema, jefe.
- ¿Otro?
- Que tampoco quiere dejar la alcaldía de Cuadros, y ahí moción de censura no va a poder ser porque los concejales no quieren. Dicen que ellos confían en el alcalde.
- Diles que quien tiene que confiar soy yo, ¿podemos echarlos a todos?
- No parece, el acta de concejal es suya.
Y así han ido repasando, pueblo a pueblo, cargo a cargo. De todos los detenidos, sólo uno de los alcaldes ha dejado de serlo. Y como Cospedal ha dicho ante la prensa que el partido está siendo contundente y que todas las decisiones que tenían que tomar ya están tomadas -siempre se puede hacer más, dijo, sin aclarar por qué, si se puede hacer más no se ha hecho- como Cospedal dijo que en el PP no se andan con chiquitas un periodista aprovechó para colocarle la pregunta incómoda del día: por qué nadie le ha dicho que se vaya a la alcaldesa de Alicante, Sonia Castedo. Imputada por presuntos delitos de corrupción y a la que ya le ha sido comunicado que no repetirá como candidata (según Fabra), pero que, mientras tanto, ahí sigue.
La repuesta de Cospedal, chirriante en este discurso de contundencia de determinación para apartar del partido, y de los cargos, a quienes son sospechosos de amañar contratos públicos, fue que “no todos los casos son lo mismo”, gran verdad, sólo que no se está refiriendo, no puede ser, la número dos del PP a la esencia del caso Brugal, tan parecido a otros, púnica incluida, sino a que no en todos los casos el partido se siente con fuerza para apear a un alcalde (o alcaldesa) de su cargo. Sobre todo cuando la alcaldesa, como hoy comprobó, el rey Felipe, es poco receptiva a la sugerencias que le llegan para que se recluya en el ayuntamiento y evite personarse en actos públicos en los que se hacen fotos.
Castedo hace valer su condición de alcaldesa, que la tiene, y como tal reclama su presencia en un foro de la empresa familiar celebrado en el auditorio municipal de Alicante. Y si va el rey Felipe, pues estupendo, que la salude educadamente, como al resto de los cargos públicos allí presentes. “No todos los casos son lo mismo”, dijo Cospedal, como queriendo decir “con esta no podemos”. La dirección del PP sabrá por qué.
Esperando a que salga el CIS, los populares digieren las encuestas que ya han salido. El descalabro en la intención de voto: la tendencia de su electorado a no renovar el apoyo, que se manifestó en las europeas, lejos de remitir se agrava. Del 26,6 en europeas al 20,7 de la encuesta metroscópica. Podemos pasaría del 8% al 27 %. Que, de cumplirse, y dependiendo de la participación, podría suponer unos seis millones de votos. Lo que no olieron las encuestas de antes de las europeas lo subrayan estas encuestas de antes del invierno.
Es verdad que las encuestas en España acostumbran a tener más valor antes del acontecimiento por el que preguntan que después (hemos tenido notables petardazos). Sonoros patinazos que no impiden que les sigamos dando el valor que tienen. La condición de anatomía de un instante, que diría Javier Cercas.