OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "Se acaba la legislatura en España y se acaba Cristina en Argentina"

Tanto pedir caldo, hoy tenemos dos tazas. Terminando la legislatura en la que más veces se le reprochó a un presidente que se prodigara poco en los medios —-el plasma quedó como icono, puñetero, de la alergia presidencial a la prensaeste lunes tendremos Rajoy en sesión doble: rueda de prensa en la Moncloa, a mediodía, y entrevista en la televisión pública por la noche.

Carlos Alsina

Madrid | 26.10.2015 08:08

La incombustible Ana Blanco se ocupará de preguntar al presidente y de dar paso a las cuestiones que han grabado doce ciudadanos corrientes: el pensionista, el parado, el funcionario, el emprendedor, el empleado de una factoría de automóviles. Como el tengo una pregunta para usted pero en versión reducida y con las preguntas grabadas.

Rajoy en sesión doble porque este lunes se termina la legislatura. Los ministros se juntan para firmar la convocatoria de elecciones y mañana el BOE publica la disolución de las cámaras. Llegamos a puerto y comienzan estos dos meses de operación persuasión en los que todos los aspirantes a gobernar España se van a entregar sin disimulo a la tarea de convencerle a usted de que ellos son la mejor opción. Hoy se firma algo que ya sabemos: cuándo son las elecciones (20 de diciembre); y algo que aún no, qué día de enero se constituye el nuevo Parlamento. El día en que veremos estrenarse como diputados, si se cumplen los pronósticos, a debutantes como Pablo Iglesias, como Errejón, como Albert Rivera. Cabezas visibles de nuevos grupos parlamentarios cuyo número de escaños definirá las posibles alianzas.

Después de cuatro citas electorales que les fueron adversas a los populares —europeas, andaluzas, autonómicas y catalanas—- el principal partido de España se lo juega todo a la última: las generales. Conservar el gobierno de España habiendo perdido casi todo el poder autonómico que una vez tuvo —-la comunidad valenciana como símbolo— y habiendo retrocedido en dos de las comunidades que más votos —-y escaños—— aportan: Andalucía y Cataluña. En ambas el retroceso del PP fue parejo al crecimiento de Ciudadanos. Rivera, aún sabiéndose tercera fuerza (a bastante distancia de las dos primeras) en las encuestas, confía en que dos meses de viento a favor le aúpen a una posición no sólo decisiva (la llave parlamentaria del futuro gobierno) sino incluso a una posición de exigencia (con qué cartas se sienta a negociar con el socio que acabe eligiendo).

Hasta después de diciembre no se despejará el panorama en Cataluña, decían las gargantas profundas convergentes tras las elecciones de septiembre. Tiempo muerto, y mareo de perdiz, hasta ver quién gobierna España. Ese escenario se va abriendo camino: este lunes se constituye el Parlamento catalán más pendiente de la investigación judicial del 3% que de lo que pueda decir la nueva presidenta de la cámara, Forcadell, experimentada en la movilización popular por el independentismo —-cadenas humanas, manifestaciones urbanas— e inédita en la actividad parlamentaria. Por si hiciera falta recordarlo, ha vuelto a manifestar que su objetivo es alcanzar la independencia catalana. Si ánimus molestandi, la meta que tiene más cerca es menos ambiciosa: conducir la actividad del Parlamento autonómico teniendo presente que todos los diputados tienen los mismos derechos y deberes: independentistas como ella y no independentistas, aquellos que representan al 51 % de la población que acudió a las urnas.

Se acaba la legislatura en España y se acaba Cristina en Argentina. La presidenta Fernández de Kirchner agota sus últimos días: agarrará la puerta de salida el diez de diciembre y ya no podrá usar el avión oficial para ir a ver cada quince días al Papa.

La Argentina ha votado este domingo en elecciones presidenciales y se ha decantado mayoritariamente por el candidato del partido en el gobierno: Daniel Scioli, hasta ahora gobernador de la provincia de Buenos Aires. Gana las elecciones pero sin ventaja suficiente como para evitar la segunda vuelta, el balottage que dicen allá. En el acto de anoche de la coalición opositora Cambiemos se celebraba que habrá segunda vuelta y que Macri tiene aún opciones de ser presidente gracias a sus votantes.

Scioli, el ganador de la primera vuelta, es el candidato oficialista pero no es ni discípulo ni fotocopia de Cristina. Ella está mucho más a la izquierda que él y ella tiene, sobre todo, una tendencia a dividir a la sociedad entre buenos y malos que Scioli rehúye. En las recetas económicas no hay grandes diferencias, pero es que incluso el principal candidato opositor, Mauricio Macri —-el que pasa por ser más próximo a posiciones neoliberales desde su plataforma política Cambiemos—- ha prometido no tocar los planes sociales y mantener nacionalizadas las compañías que el kirchnerismo expropió. Tal como todos los candidatos han prometido mantener uno de los programas de gasto público más conocidos de aquel país: la transmisión de los partidos de primera división en abierto, el fútbol gratis. Scioli, Macri, Massa lo consideran un derecho ciudadano que no se puede arrebatar. Ríete tú de cuando Cascos se inventó aquí lo del partido de interés general.

Gane quien gane en la segunda vuelta, le tocará agarrar la escoba. La última etapa de Cristina, en guerra con los medios de comunicación críticos, ha estado protagonizada por denuncias constantes de corrupción y enriquecimiento injustificado de su familia.

Fin a doce años de peronismo matrimonial: primero Néstor y luego Cristina, el kirchnerismo que trenzó alianzas con Lula da Silva en Brasil, Evo Morales en Bolivia, los hermanos Castro en Cuba y Chávez y Maduro en Venezuela. Cristina es una de las jefes de estado o gobierno iberoamericanos que no abrió el pico cuando Leopoldo López fue condenado. En aquel juicio sin garantías uno de cuyos fiscales ha confesado, huyendo del país, que se usaron por indicación del gobierno pruebas falsas.