Tú verás lo que haces, Snowden, pero mejor intenta comprarle a este físico de Rochester, John Powell, la “capa de invisibilidad” que ha inventado a case de paneles y de espejos -tienes el vídeo en los digitales y es francamente ingenioso- y olvídate de la oferta de asilo de Vladimiro. Si Obama te parece demasiado tolerante al espionaje, lo de Putin no es tolerancia, es vicio. La noticia saltó esta mañana y, al principio, parecía un chiste: el presidente ruso está dispuesto a ofrecer asilo político al garganta profunda que le ha amargado el verano a Barack Obama. Dices: ¿Putin? ¿Nuestro Putin de toda la vida? Pues sí. El mismo Putin salpicado por el caso Litvinenko (“salpicado” es un eufemismo), por el caso Politkoskaya (ambos muertos), y el mismo que encerró a Jodorkovski y a Gusinski porque se le habían vuelto díscolos y disidentes.
En la lista que elabora Reporteros sin fronteras sobre la libertad de prensa en el mundo, Rusia está en el 148 de 180, o sea, muy en la cola. Se entiende que a Snowden le permitiría Putin quedarse en Rusia siempre que no revele no ya secretos de Estado, sino cualquier menudencia que pueda perjudicar al presidente. Y se entiende que le dejarían vivir en Rusia siempre que no sea homosexual o se dedique a difundir propaganda a favor de la homosexualidad, porque ésta es otra: el Parlamento ruso ha terminado de bendecir hoy su célebre ley que prohíbe, abro comillas, “el fomento de las relaciones homosexuales”. ¿Mande? Sí, queda prohibido bajo amenaza de multa o incluso cárcel dar una imagen favorable de las parejas del mismo sexo (dónde vamos a llegar) o presentar esas relaciones como si fueran tan naturales como las otras (a quién se le ocurre).
Es un empeño del Parlamento, claro, Putin ya ha dicho que le tienen harto los periodistas de otros países que siempre le están preguntando por este asunto de las parejas homosexuales: “Rusia tiene una legislación muy liberal y no hay discriminación alguna”, ha dicho, para añadir de inmediato que, por supuesto, no va a permitir que su país acabe siendo como España, donde no sólo pueden casarse los homosexuales, no sólo pueden adoptar niños, sino que nadie encarcela a quien habla en favor de este tipo de relaciones (país de libertinaje, esa España). Que Putin, el presidente perpetuo que sufre alergia a la crítica, se ofrezca a dar amparo a un norteamericano buscado por revelar a la opinión pública los métodos del gobierno para tener controladas sus actividades, es como si Erdogan, el turco, se declarara, de pronto, partidario de la limitación de mandatos -él, que también aspira a perpetuarse-; como si Clinton abogara por la abstinencia sexual o como si Artur Mas se declarara españolista: un sin dios que no habría quien se tragara.
En favor de Artur Mas hay que decir que él no tiene intención alguna de presentarse como un patriota español. Muy al contrario: su posición es conocida -referéndum de independencia para votar sí- y anhelo íntimo de convertirse en el presidente de la Cataluña independiente y europea. Anhelo. Hoy, en un discurso a la manera de Artur Mas -pretendiendo solemnidad, lo que le gusta ponerse trascendente- el presidente catalán ha prometido...agotar la legislatura. Dices: ¡vaya! Después del éxito que tuvo no agotando la anterior -formidable operación tiro en el pie que aún no ha sido suficientemente valorada por la Historia-, lo raro sería que tuviera ganas, de nuevo, de un adelanto, ¿no? Críticos del president, abandonad toda esperanza de que se marche antes de tiempo: ¡esta vez se queda los cuatro años! Agotará la legislatura y nos agotará a todos con el raca raca de la consulta.
El mensaje de hoy -porque en este asunto fluctúa- era que hace falta una gran mayoría para dar el paso decisivo: no basta con hacer un referéndum que se gane por el cincuenta y poco por ciento, dice, tiene que ser un margen amplio. No dice cuánto. Y tampoco a qué viene ahora tanto interés en poner el acento en el porcentaje de síes o noes que salga del hipotético referéndum. O en el porcentaje de participación, que ése es otro dato interesante: cuando la consulta del Estatut, acudió a votar el 49 %. Añadido a este mensaje ha sido el dar por comunicada ya al gobierno central la petición para realizar el monotema, o sea, la consulta. “Como ya se lo dije a Rajoy en la Moncloa, doy por hecha la petición”. Menos mal que aquella reunión, que fue secreta a petición de Mas acabó filtrándose a la prensa, porque si no hoy no habríamos sabido de qué hablaba. ¿Que se lo ha comunicado a Rajoy cuándo? Viva la transparencia.
En realidad, lo de ArturMas (agotar la legislatura, forjar amplias mayorías, hacer su prometida consulta) es la carta a los reyes magos. A los Reyes Magos Oriol, Junqueras y Vies, porque, como él ha acabado admitiendo, todos estos planes que tiene en la cabeza -bueno, este único plan, aguantar los cuatro años- no depende de él, sino de ERC, el partido independentista que mejor está exprimiéndole la ubre flácida a Convergencia. Cuanto más gobierna Artur Mas, mejores resultados le dan las encuestas a Ezquerra. En tres años, Junqueras puede sacar setenta escaños y Convergencia, cuatro o cinco.
“Plan de gobierno” se titulaba el discurso que hoy pronunció Artur Mas. Decían las crónicas previas: “el president revelará su plan de gobierno”. ¿Revelará? ¡Si lo invistieron president en diciembre! Claro que también contaban las crónicas que Mas había preparado su intervención de hoy ¡él solo! En solitario, oiga, no diga que esto no es meritorio. Y que era tal el hermetismo en torno al contenido que los consellers no descartaban algún anuncio espectacular. Guau. Espectacular, espectacular, digamos que no ha sido. Más que hermetismo al final ha sido herme-mismo. O sea, el raca raca.