De hoy no pasa. Hoy ya nos resuelven todos los problemas del país, estas personas tan principales que van a echar la mañana juntas en Barcelona. Los presidentes autonómicos. Y presidentas. Catorce a cinco. Ganan por goleada los hombres. Aunque sea una mujer quien más atención concita siempre, porque ya se encarga ella de que así sea, Isabel Díaz Ayuso.
De aquí a las nueve irán llegando todos a Pedralbes -el anfitrión es Salvador Illa-, luego llegará el presidente y después, el rey don Felipe. La liturgia de cada Conferencia de Presidentes y el formato, bien poco propicio para debatir o deliberar nada, que consiste en que cada uno hace un monólogo como este, de diez minutos, y cuando terminan los sermones, pues casi les ha dado ya la hora de irse.
En las vísperas, ya sabrán que ha habido un pulso de relatos. El del PP: o el Gobierno nos acepta el temario que presentamos, o igual nos vamos. El del Gobierno: aceptamos el temario, petardos, y os dejamos sin argumento para el plante. El del PP: hay que hablar, sobre todo, de financiación autonómica, y de redes eléctricas. El del Gobierno: hay que hablar de vivienda, que es lo que le preocupa a la gente.
Y es verdad que lo que más preocupa al personal es el precio de la vivienda, sobre todo en algunas ciudades, tan cierto como que el Gobierno, siete años después de asumir el poder, culpa a los gobiernos autonómicos de que el problema se agrave, incluso en aquellas comunidades en las que gobernaba el PSOE hasta hace dos años.
Pero también fue el Gobierno quien predicó hace meses que la financiación autonómica era la piedra angular de todo lo demás, el sudoku que había que resolver por la vía expedita de que los gobiernos autonómicos le aplaudieran el modelo que había pactado solo con uno de ellos, el de Salvador Illa a instancias de Esquerra Republicana, o sea, la financiación singular que el PP llama cupo catalán y que María Jesús Montero hace tiempo que no llama de ninguna forma porque hacer oposición en Andalucía consume todo su tiempo.
Hay que agradecerle a la vicepresidenta, uno, que hoy rompa su costumbre de organizarse cualquier acto oficial en Sevilla para poder justificar un fin de semana mitinero de tres días y una semana laboral, como ministra, de cuatro días. Como mucho. Mientras sigue dejándose la piel, cómo dudarlo, para tener listo cuanto antes el proyecto de Presupuestos que prometió presentar hace un año y que no presenta. Sin inmutarse.
La señora Díaz Ayuso, especializada en encontrar banderas a las que agarrarse, lidera la campaña ¡pinganillos fuera! ¡Muerte al pinganillo! Agustina de Aragón contra la traducción simultánea del catalán y el euskera. En un acto de rebelión histórico, de resistencia pacífica, con ecos de Mahatma Gandhi o Rosa Parks, la presidenta de Madrid se negará hoy a ponerse el pinganillo y ya verá lo que hace con él. Aún saca un zapato, como Kruschev, y lo machaca allí mismo mientras Sánchez se sonríe y Salvador Illa se persigna.
A ver, tampoco parece tanto sacrificio, o concesión, ponerse un auricular en el oído. Que imagine la presidenta runner que está corriendo por el Retiro mientras escucha a Depeche Mode . Es verdad que Pradales suena más paradito que esta banda, pero la imaginación es libre. Habrá traducción simultánea por si el lendakari o el president desean hacer el gesto de hablar en las lenguas cooficiales. Tampoco parece un drama.
Tampoco parece tanto sacrificio, o concesión, ponerse un auricular en el oído
Si acaso, podrá alegarse la contradicción que supone que todo el mundo celebre que Sánchez hable inglés, porque así puede comunicarse con sus colegas europeos en la lengua que todos ellos entienden y no depender de los intérpretes... y que en una reunión como esta, en la que todos hablan español, algunos elijan aparcar la lengua que todos entienden para que los demás tengan que depender del intérprete. Pero, oye, cada cual elige cuánto quiere facilitar la comunicación a sus colegas, los otros presidentes.
Si el Gobierno encuentra un hueco aún libre en el orden del día abigarrado con el que llega, quizá podría explicar a los gobiernos autonómicos por qué después de llevar meses responsabilizándoles a ellos de dejación de funciones por no facilitar la acogida de menores inmigrantes de Canarias, ha sido el gobierno central quien ha hecho perder la paciencia al Tribunal Supremo por su falta de diligencia a la hora de asistir a los menores que han solicitado el asilo. Que el Supremo advierta al gobierno de que algunos de sus altos cargos pueden estar incurriendo en responsabilidades penales es otro episodio inédito de los muchos episodios nunca antes vistos que se vienen encadenando en los últimos meses.
El ministro Marlaska eligió ayer el plasma para que los periodistas siguieran la toma de posesión de la nueva número dos de su ministerio. Por plasma y sin poder preguntar nada a nadie, como si en lugar de Marlaska fuera Pedro Sánchez, el presidente encapsulado. Pudo haber aprovechado el momento el ministro para desmentir las informaciones que vienen publicando medios tan apreciados en la Moncloa como La Vanguardia, El País o El Plural y que atribuyen a una aparte del gobierno sospecha y desconfianza hacia la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil, a la que atribuyen falta de neutralidad e inquina contra el sufrido ejecutivo.
Pudo haber expresado el ministro que nada parecido a eso anida en el seno del Gobierno. Pero escogió hacer bromas. Dos, en concreto. Una sobre su longevidad en el cargo. Y otra, sobre lo mucho que anhela el gobierno que la política deje de ser una confrontación diaria.
Que empiece por encontrarse con esos altos cargos del Gobierno que en conversaciones privadas le señalan a él como un estorbo. Por no haber metido en vereda a estos investigadores de la UCO que no paran de generar problemas. Como prueba de lo mucho que ama el Gobierno la política como encuentro, el ministro Óscar Puente, de baja paternal, pero no tuitera, se animó ayer a lanzarse a la yugular de su compañero de partido Madina por decir lo que piensa.
El núcleo duro del presidente da muestras inequívocas de estar perdiendo el 'oremus'. O los nervios. O los papeles. O todo a la vez. De los autores de: difundimos una información falsa, nos lo hacen ver, pero no rectificamos porque todo es interpretable -pura realidad alternativa de reconocible aroma trumpista-, llega ahora: prohibido mencionar que Aldama y Leire son criaturas de este tiempo de gobierno, que no de los anteriores.
Se le ocurrió a Eduardo Madina, ex portavoz parlamentario en tiempos del resucitado Zapatero, dolerse de la existencia de este caso y resaltar que en la etapa de 'ZP' y Rubalcaba no hubo escándalos de este tenor y se le enrabietó el ministro Puente, que de la ejecutoria de Leire como periodista de investigación y visitadora de Ferraz no ha dicho ni media pero de Madina, sí.
‘Resentido’, lo ha llamado en una exhibición de fair play entre compañeros de partido. ‘Resentido que hoy no ganaría ni una asamblea en su pueblo’, elegantísimo el señor ministro. Prohibido discrepar y prohibido admitir que esto de Leire no es herencia de ninguna época anterior, es de ahora y muy de ahora. Exhumó Puente las elecciones internas del PSOE de 2014 a la secretaría general, cuando Sánchez era susanista y a Madina le veían como un rojo peligroso, para acreditar que la militante Leire Díez iba con Eduardo y no con Pedro. Alabado sea dios. Qué escándalo.
No creyó oportuno el ministro mencionar que la Leire de 2014 aún no había sentido la llamada del periodismo de investigación ni se reunía con empresarios imputados por fraude para ofrecerles acuerdos con la fiscalía y haciendas forales a cambio de material con el que neutralizar a un teniente coronel de la UCO y al fiscal Grinda.
La Leire de 2014 aún no bebía los vientos por Pedro, es verdad, pero tampoco había sido aún premiada con un cargo directivo en una empresa pública. Todo eso llegó cuando Sánchez ganó su moción de censura y empezaron a rodar cabezas en las empresas controladas por el gobierno. Siete años después, son más empresas y aún siguen rodando cabezas. La carrera de Leire en Madrid, como experta en el uranio y la filatelia, es mérito del gobierno de ahora, no de Madina.
La carrera de Leire en Madrid, como experta en el uranio y la filatelia, es mérito del gobierno de ahora, no de Madina
Tal como el pase vip que disfrutaba Aldama, compadre de Koldo, en el ministerio de José Luis Ábalos no lo había heredado de ningún gobierno anterior. El pase, el acceso a los altos cargos, los papelucos con licitaciones de obra pública, empezaron para Aldama en el final del verano de 2018, comienzo del gobierno regenerador del presidente Sánchez. Tres años ejerció en ese gobierno José Luis Ábalos el papel de lugarteniente y confidente del presidente. Tres años en los que, presuntamente, el gobierno que presumía de estar limpio resulta que no lo estaba.
Se acentúa la incómoda sensación -incómoda para algunos socialistas al menos- de que el partido en el que militan padece de polarización interna. La discrepancia quedó proscrita hace tiempo y aquel que ose decir en voz alta una obviedad -como que ni Leire ni la supuesta UCO patriótica son herencia de nadie porque Sánchez lleva siete años gobernando, hace tiempo que se heredó a sí mismo-, aquel que ose decir en voz alta una obviedad que incomode al líder y su cohorte será señalado como traidor y resentido. Y será sometido, por el Gorrión Supremo, al escarnio del paseo de la vergüenza.

