OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "Utilidad pública o cuestión de fe"

Carlos Alsina reflexiona en su monólogo sobre si la concesión de los indultos a los presos independentistas será de utilidad pública o si, por el contrario, servirá para que la tensión repunte.

Carlos Alsina

Madrid | 23.06.2021 09:12 (Publicado 23.06.2021 08:56)

Últimas cuatro horas de prisión para los nueve condenados por sedición a los que ayer indultó el gobierno. El momento en que el gobierno quiere creer que empezará una fase de relajación de las tensión social y política en Cataluña. Cataluña en España. En eso consiste, en resumen, la utilidad pública que el presidente invoca. Rebajar la tensión, recuperar la convivencia. Son conceptos imposibles, seguramente, de cuantificar, de medir, de objetivar. ¿Cómo medir la tensión social? Este año ha habido más o menos tensión que en 2017. O en 2014. ¿Cómo medir el grado de convivencia? Teniendo, además, en cuenta de que para el bloque independentista nunca ha habido problema de convivencia alguna en Cataluña. Siempre han negado que exista fractura social.

"Muchos de los que apoyan los indultos admiten que es un acto de fe"

Pero éste es el diagnóstico, y la apuesta, que ha hecho Pedro Sánchez y sólo el tiempo permitirá saber si, al margen de lo que cada uno opine sobre sus indultos, ha acertado o errado el diagnóstico y el tratamiento. Muchos de quienes públicamente están apoyando los indultos admiten que, en buena medida, es un acto de fe. Oye, a veces la fe mueve montañas. Se dice.

Hoy tiene una nueva oportunidad el presidente de hacer lo que hasta hoy no ha hecho: informar al Congreso de los Diputados, que representa a la sociedad española, sobre la histórica decisión que ha tomado. Le está quedando un poco incoherente a Sánchez la trascendencia que él mismo atribuye a su decisión ---la ha calificado de hito, de paso histórico, ha dicho que es el principio para hacer de España un nuevo país--- y el ninguneo al que está sometiendo a las Cortes, es decir, a la sociedad para la que el presidente gobierna. Un jefe que tiene un plan histórico que presentar a su país acude a donde está el país, el Hemiciclo. Sánchez, no. Sánchez ha hablado de sus indultos en una declaración de prensa en Bruselas, en actos internos de su partido, en el Liceo de Barcelona y en el plasma de ayer en la Moncloa. El requeteplasma: seis pantallas les pusieron ayer a los periodistas para que vieran, como espectadores de televisión, la declaración del presidente. Recién concedidos los indultos más importantes de su mandato, despachó el asunto con un folio y medio que viene a ser la sinopsis de su discurso del Liceo, despojado de todas las alusiones emotivas y sentimentales. Lo del Liceo lo mimó la Moncloa. Lo de ayer lo resolvió como un trámite.

Le está quedando incoherente a Sánchez la trascendencia que atribuye a los indultos y el ninguneo al que está sometiendo a las Cortes

Ni preguntas de la prensa ni examen parlamentario, más allá de las tres preguntas que responderá en la sesión de control de las nueve. Y sin acceso público a los famosos expedientes en los que el gobierno se basa para indultar a los nueve condenados. El gobierno alega que la ley de protección de datos le impide difundir los documentos. No se ha planteado difundirlos preservando la información personal de los indultados pero brindando a la opinión pública la oportunidad de conocer en detalle la exposición que hace el gobierno de qué es de utilidad pública y por qué entiende que los nueve condenados merecen idéntica medida de gracia.

Todo lo que tenemos es la información que algunos medios han dado de una parte de esos expedientes. El de Junqueras, por ejemplo. Y de los extractos conocidos se concluye que primero se tomó la decisión, indultar, y después de construyó una argumentación a la medida no para sustentar la medida sino para dejar sin argumentos al Tribunal Supremo para revocarla.

De Junqueras se dice, como elemento a favor de indultar, que ha abandonado la vía unilateral. No es verdad, o no es exacto (como Esquerra Republicana ha aclarado) pero como sirve a la conclusión que se busca, se incluye en el expediente. Ahora bien, Jordi Sánchez también escribió una carta pública en la que proclama expresamente que él se mantiene en la vía unilateral. Y, sin embargo, la conclusión para el gobierno es la misma: a él también conviene excarcelarle.

La libertad de sus ideas nunca ha estado limitada. Ha estado limitada su libertad de movimiento en cumplimiento de la pena por los delitos cometidos

La utilidad pública consiste en rebajar la tensión. ¿Cómo? Haciendo ver a los ciudadanos independentistas que sus líderes pueden defender su ideas con libertad. Es un argumento cojo, naturalmente, porque sus ideas han podido defenderlas con libertad siempre. Incluso cuando han cumplido condena han seguido publicando cartas, participando en mítines y haciendo entrevistas desde la cárcel. La libertad de sus ideas nunca ha estado limitada. Ha estado limitada la libertad de movimiento de ellos en cumplimiento de la pena por los delitos que cometieron.

El diagnóstico del gobierno es, por tanto, que en cuanto estas nueve personas salgan de prisión este mediodía la tensión social y política en Cataluña irá descendiendo. Si eso, en efecto, sucede habrán de reconocer el acierto en el diagnóstico incluso aquellos que discrepan de la medida elegida. Y por la misma razón, si eso no sucede (y la tensión no remite), habrá de reconocer el gobierno su error de análisis. Que no sería, en todo caso, lo peor que podría pasar.

Lo peor sería que indultar a los condenados no sólo no tenga el efecto positivo que se desea sino que traiga consigo un efecto negativo. Por ejemplo, que la tensión repunte al cabo de estos tres años en los que, pandemia mediante, tampoco parece que en Cataluña haya habido más tensión que en 2017, o en 2014. O en las elecciones de 2015.

Hoy, de momento, sabemos que el bloque independentista asume los indultos como la reparación de una injusticia y el reconocimiento de que hay represión, y exigen ya lo siguiente: extinción de las causas judiciales abiertas en Cataluña, regreso de Puigdemont inmune y... referéndum de autodeterminación.

Por primera vez en el Gobierno de España hay un partido que comulga con el independentismo en el pretendido derecho de Cataluña a autodeterminarse: Podemos

Hace causa común con el gobierno independentista un partido que forma parte del gobierno de España: Podemos. Favorable al referéndum de autodeterminación y favorable a que se extingan todas las causas judiciales. Y que ayer pidió perdón a los condenados (debe de ser que se siente culpable Podemos de algo).

Ésta es la otra novedad que esta negociación de ahora presenta en comparación con las negociaciones que emprendieron los gobiernos anteriores. La primera es que ya hubo una proclamación de independencia que fracasó y cuyos líderes saben lo que pasó. La segunda es que por primera vez en el gobierno de España hay un partido que comulga con el independentismo en la principal de sus tesis: el pretendido derecho de Cataluña a autodeterminarse. En la mesa de negociación que fabricó Sánchez hay cuatro partidos que abogan por la autodeterminación (Podemos, En Común, Esquerra, Junts) y dos que la rechazan (PSOE y PSC). En los debates que mantengan ya se sabe cuál será la posición mayoritaria. De la mesa. No del país. Ni del Parlamento.