El mundo, en vilo ante las dos cumbres históricas que hoy se celebran.
· En Arabia Saudí, paraíso de la represión, el príncipe Bin Salman sienta a la misma mesa a los gobiernos de Estados Unidos y Ucrania. ¿Objetivo? Medir la resistencia de los ucranianos a las cesiones a Rusia que Trump quiere consumar cuanto antes para poder proclamar que la guerra, gracias a él, ha terminado. Con una Rusia más grande y una Ucrania más pequeña, tampoco hay que darle más vueltas a quién habría ganado.
· En Madrid, entretanto -segunda cumbre que tiene hoy al mundo en vilo- el presidente (sin presupuestos) Pedro Sánchez sienta a su mesa a la vicepresidenta segunda (sin presupuestos) Yolanda Díaz. ¿Objetivo? Medir la resistencia yolandista al incremento del gasto militar que el presidente ya tiene decidido. Y para el que, a decir verdad, ni necesita a Sumar ni le quita el sueño lo que Sumar tenga a bien hacer o decir. Muy por la labor de meter más dinero ahí no parece Díaz. Ni tampoco muy cómoda cuando le aprietan para que responda.
¿Reunión bilateral?
Bilateral, llaman en Sumar a la reunión de hoy con Sánchez. ¿La vicepresidenta dos te pide audiencia? Pues tú se la das. Pero vamos, que el jefe ya se ha comprometido con los socios europeos (y de la Otan) a dedicar más dinero a la Defensa, que a El País ya le han adelantado incluso que estamos por enviar soldados en una eventual misión europea de paz, y que tampoco será la primera vez que Sumar se rasga las vestiduras y acaba tragando con lo que aprueba ese órgano colegiado que se llama Consejo de Ministros.
Igual antes de ponerse estupendos los ministros yolandistas deberían hacer dos cosas: una, aclarar si hablan en nombre de Sumar partido o Sumar grupo parlamentario, es decir, si han pactado su posición con Izquierda Unida y Compromís y Más Madrid, no vaya a pasar lo del pacto puigdemoníaco sobre inmigración, que salieron Díaz y Pisarello a felicitarse y luego resultó que Compromís, Izquierda Unida y Más Madrid no lo veían bien. Cosas que pasan cuando la familia es tan plural. Y segunda cosa que igual podría hacer la vicepresidenta en cuanto se siente hoy con Sánchez, preguntarle cómo va lo del salario mínimo y el IRPF, anterior batalla de Sumar que se ha quedado ahí, con Yolanda Díaz esperando una llamada de María Jesús Montero que nunca se produjo y con las retenciones en algunas nóminas que ya han empezado a producirse. El riesgo de dar batallas es perderlas.
Tengamos hoy un gesto de reconocimiento para la portavoz del Partido Socialista, señora Peña, esforzada trabajadora del argumentario de ocasión, que ayer vino a proclamar esto tan hermoso de que es más lo que une al gobierno de coalición que lo que le separa, pues menos mal, les une el poder, que no es mal pegamento visto el horizonte que dibujan las encuestas.
Déjemelo ahí, dejémelo. Es un buen resumen. Nos une también… cosas. La idea de Europa. ¿La idea de Europa con Ucrania dentro? Bueno, eso igual no. ¿La idea de Europa aportando más armas a Ucrania? Bueno, eso igual tampoco. ¿La idea de Europa con ochocientos mil millones de euros movilizados para el rearme? Va a ser que no.
Pero siempre puedes echar mano del comodín y exhumar viejos eslóganes, como el de la coalición que forman el PP y Vox -no digas dónde- amontonando palabras como negacionistas, tecnocracia, ultraderechistas.
Reunión Sánchez - Feijóo
En el argumentario debía de poner tecnocasta, pero la portavoz dijo tecnocracia, que es lo que Vox achaca a la Unión Europea, los tecnócratas, cuidadooooo. Perdón por la pregunta, pero si Feijóo es todo esto -negacionista, multinacional ultraderechista, amigo de la tecnocasta, ¿para qué lo recibe Sánchez el jueves? Es hermoso imaginar al presidente el jueves, con cara de acelga, en la Moncloa: ‘Buenos días, negacionista ultraderechista’. ‘Buenos días, autócrata’.
No perdamos la esperanza de que alguna vez nos traten como adultos los gobernados
No perdamos la esperanza de que alguna vez nos traten como adultos los gobernados. En la encrucijada que encara Europa es más lo que une que lo que separa al PSOE y al PP. Coinciden en el diagnóstico sobre Ucrania y sobre Trump, coinciden en la necesidad de responder urgentemente disparando la inversión en Defensa (perdón por el verbo disparar), y coinciden en no pronunciar en público el nombre de Trump para no provocar al perdonavidas.
En la encrucijada que encara Europa, el presidente del gobierno de coalición (sin presupuestos) que dirige España cuenta con 257 diputados que comparten su posición respecto del rearme y respecto de Ucrania: son la suma del PP y del PSOE. 257 diputados y 233 senadores. No es mayoría absoluta sino absolutísima. Todo lo demás son cálculos de política de bajo vuelo. Y una pueril fijación por aparentar que están a la greña incluso en aquello en lo que la sintonía es plena.
Qué se le va a hacer, estimada portavoz del PSOE, si con quien coincide su partido en esta encrucijada ucraniana no es con la izquierda parlamentaria sino con el PP y los conservadores europeos de toda la vida. Con Von der Leyen y con Donald Tusk, no con Urtasun y Sira Rego.
La investigación a Salomé Pradas
Salomé Pradas ejerció como consejera de Interior y Justicia del gobierno valenciano cuatro meses. Heredó el cargo de la consejera de Vox cuando este partido rompió la coalición y dejó al PP en minoría parlamentaria. Salomé Pradas era la máxima responsable del departamento de emergencias de la Generalitat valenciana cuando el 29 de octubre se desbordó la rambla del Poyo, inundó los municipios de la Huerta Sur y se llevó por delante la vida de más de doscientas personas. Salomé Pradas era la máxima autoridad autonómica en el Cecopi y fue ella quien relató el nulo conocimiento que tenía del sistema Es Alert hasta que aquel mismo día un técnico le informó de que existía y estaba operativo, aunque no figurara en los planes de actuación autonómicos.
Que Salomé Pradas acabaría investigada por la jueza de Catarroja que instruye la causa era bastante previsible. La jueza ha ido recabando información sobre el Cecopi, sus integrantes, sus ausentes, la cronología de los hechos y las deliberaciones que llevaron a emitir la alerta a las ocho y once minutos de la tarde, que es tanto como decir a no emitirla hasta las ocho y once. Aviso tardío y erróneo, como dice el auto de ayer. Tardío porque llega cuando ya la Huerta Sur está inundada y decenas de personas se han ahogado y erróneo porque pretendía advertir de la posible rotura de la presa de la Forata, que es justo lo que no se produjo.
Sobre la ex consejera Pradas ha descargado el gobierno valenciano la responsabilidad de las decisiones de aquel día
Sobre la ex consejera Pradas ha descargado el gobierno valenciano la responsabilidad de las decisiones de aquel día, aunque formalmente se haya agarrado a que el Cecopi actuaba como un grupo y aunque se haya esforzado, sobre todo, en dejar a Mazón fuera: fuera del Cecopi hasta las ocho y veintiocho y fuera de la demora en avisar a la población el riesgo. Al destituirla como consejera -a ella y a Argüeso, director de Emergencias-, fue el presidente valenciano quien la señaló, en realidad, como responsable. Pero está por ver que la jueza acote la responsabilidad penal en ella. Lo siguiente será escuchar, ya como imputada, a Salomé Pradas en el juzgado -ella y Argüeso- y comparar lo que digan con lo que hasta ahora se conoce. Mazón, y el papel de Mazón, incluido.
Los partidos nunca analizan las decisiones judiciales. Sólo las utilizan en su provecho
Es llamativo cómo el PP, que cada vez que alguien de la órbita sanchista es imputado en un juzgado, lo presenta como una prueba de culpabilidad, ahora reclama no precipitarse y respetar la presunción de inocencia. Tan llamativo como que el PSOE, que cada vez que uno de su órbita es imputado cuestiona a los jueces y pide que no haya juicios paralelos, proclama ahora que el auto es demoledor y que la responsabilidad penal del gobierno valenciano es clara. La historia de siempre. Los partidos nunca analizan las decisiones judiciales. Sólo las utilizan en su provecho.
