OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "La gran final del Constitucional"

Carlos Alsina reflexiona en su monólogo sobre la elección del presidente del Tribunal Constitucional; votación que se produce hoy y en la cual el voto de la magistrada María Luisa Segoviano será clave para elegir entre Conde-Pumpido o Balaguer.

Carlos Alsina

Madrid | 11.01.2023 08:49

En la España del ‘¿tú con quién vás?’ elija hoy bando: ¿con Cándido o con María Luisa? ¿Es más de Pumpido o de Balaguer? ¿Del Gobierno o contra el Gobierno?

Esta última pregunta resume, en realidad, casi todos los debates públicos en España. ¿Usted con quién va? Como en el fútbol. No vale ser a ratos de un equipo y a ratos de otro. Ahora ya hay que elegir la camiseta y no quitársela ni aunque el capitán de tu equipo decida que lo más deportivo es meter los goles con la mano. Si él lo dice, así sea.

Como en el fútbol, en el Tribunal Constitucional se disputa la finalísima

Como en el fútbol, hoy, en el Tribunal Constitucional. A la una en punto de la tarde. Se disputa la finalísima. En ese edificio singular que tiene forma de dedal, de colmena o de nave alienígena, los once convocados se juegan el máximo trofeo, que es la presidencia que ha quedado vacante con el relevo del magistrado Trevijano.

Debutan en este encuentro de hoy (lean sus nombres en las camisetas) los cuatro recién llegados, a saber, un ex ministro de Justicia, Campo; una ex empleada de Presidencia del Gobierno, Díez; un juez del Supremo, Tolosa; una jueza del Supremo ya jubilada, Segoviano. Se completa la alineación con lo cuatro jugadores que pactaron Sánchez y Pablo Casado hace un año -el tradicional dos para ti, dos para mi: Valcárcel y Montalbán, a este lado, Arnaldo y Espejel, al otro-. Y naturalmente, los tres superveteranos: Enríquez, Balaguer y Pumpido.

Los once convocados se juegan el máximo trofeo, que es la presidencia que ha quedado vacante con el relevo del magistrado Trevijano

Hay partido porque el intento de algunos magistrados progresistas de disuadir a la señora Balaguer de aspirar al título naufragó ayer. Intentaron que sólo quedara en pie la candidatura de Pumpido pero ella dijo que por qué. Fue un trece de septiembre, hace cuatro meses, cuando la magistrada confirmó en este programa que disputaría esta carrera.

¿Ganará Sánchez o no?

Cuatro meses después, persevera en su determinación y a lo mejor, lo logra. A lo mejor. Hoy dicen las crónicas que el bloque progresista no logró pactar ayer un candidato. ¿Y por qué iba a tener que pactar nada un bloque si el Tribunal Constitucional no funciona a base de bloques, no? Porque no funciona a base de bloques, ¿verdad? ¿Y entonces para que hacen reuniones de bloque?

A la hora de comer se sabrá cómo quedó el marcador, o sea, quién gana. Aunque el enfoque que más se leerá en los medios, intuyo, será si Sánchez se ha salido con la suya o se ha quedado el hombre frustrado. ¿Usted con quién va? Es lo que pasa cuando hay dos aspirantes en liza y el gobierno se encarga de que toda España sepa que uno de los dos es su candidato. Que si gana, dirán que has ganado tú (flaco servicio al elegido). Y si pierde, dirán que has perdido tú (flaco favor a ti mismo).

Si Sánchez se ha salido con la suya o se ha quedado el hombre frustrado. Es lo que pasa cuando el Gobierno se encarga de que se sepa que uno de los dos es su candidato

Ah, y una advertencia antes de que él o ella cante victoria: sea quien sea el nuevo presidente del Constitucional, mañana nuestras vidas seguirán como estaban.

No es por quitarle emoción a la finalísima, pero que lo presida uno o lo presida otra afectará, en realidad, a la vida interna de ese tribunal, a la forma de conducir sus deliberaciones y, cada vez que haya que votar -ahí sí- a cómo queda el tanteo en caso de que haya empate entre magistrados.

María Luisa Segoviano desempata

Hoy empate no puede haber porque son once. Ni siquiera parece que vaya a haber prórroga porque a estas alturas llegan todos los magistrados a la cita sabendo de sobra lo que hay y lo que cada uno de ellos piensa.

A favor de Pumpido están los dos nuevos que ha escogido Sánchez y los dos que también escogió Sánchez cuando pactó con el PP hace un año. Además de Pumpido que se votará a sí mismo, son cinco.

A favor de Balaguer, uno de los dos nuevos que escogió el C-G-P-J, del sector conservador, los dos que escogió Casado cuando pactó con Sánchez y el veterano Enríquez que fue elegido por el Senado previo pacto de Rajoy y Rubalcaba. Cuatro más ella misma, cinco.

¿Quién deshace el desempate? Una magistrada de izquierdas y recién llegada, María Luisa Segoviano. Que hace ocho días dijo en este programa que ella vaorará, además de la competencia de los aspirantes, su modo de conducirse. El talante.

Larga vida al procés

Larga vida al procés. Es el grito de guerra del partido que gobierna Cataluña, Esquerra Republicana. Partido que gobierna y que, a la vez, se manifiesta en la calle. Como gobierno, reclama estar presente en la cumbre de Sánchez y Macron la semana que viene -quiere foto Aragonés-; como partido, se propone deslucir esa misma cumbre empañándole a Sánchez la foto de la Cataluña que dejó atrás el procés.

Sí, éste es el estribillo del Gobierno, gracias, ministro. ¿Procés? ¿De qué procés me habla? Pero el gobierno de Pere Aragonés está decidido a mantener viva llama de la tierra prometida, perdón, de la secesión prometida. El procés no está muerto, estaba de parranda. Por eso dice la portavoz no del partido sino del gobierno autonómico que este Bolaños es un provocador y un mentiroso. Traducido: que quien ha dado argumentos para manifestarse en la sosegada compañía de los puigdemones y los de la ANC es el ministro.

Pere Aragonés podrá lucir palmito en la cumbre, mientras celebra que en la calle el personal saque el megáfono y la pancarta

Es de una lógica aplastante, ¿verdad? El ministro dice una cosa que no compartimos, qué tenemos que hacer sino manifestarnos en la calle para demostrarle que miente. La chatarra argumentativa es para nota, pero lo relevante es que Pere Aragonés podrá lucir palmito en la cumbre, aunque sea un poco esquinado, mientras celebra que en la calle el personal saque el megáfono y la pancarta.

En Cataluña la política se rige por otras reglas

Ya se lo dije ayer: en cualquier otro lugar de España esta situación generaría perplejidad. En Cataluña, no. La política en Cataluña se rige por otras reglas. Que eso sí, crean tendencia.

¿Hay un grupito de políticos de Esquerra a punto de ser juzgados por malversación? Pues viene otro grupo de políticos, en el Congreso, y les echa el flotador cambiando el Código Penal.

Las encuestas, que tanto invoca el Gobierno para lo que quiere, las encuestas repiten machaconamente que a la mayoría de la sociedad le parece fatal que se abarate la corrupción y no ve necesidad alguna de hacerlo. O sea, que la mayoría social tiene asumido que esto se ha hecho para salvar el cuello a un grupo de políticos, no porque los ciudadanos anhelaran que se distinguiera entre quien se corrompe para enriquecerse y quien se corrompe para pagar una sedición. Bajándole las penas a éste último.

Sufre la ministra portavoz cada vez que tiene que explicar por qué a juicio del Gobierno los Junqueras y compañía no deben ser considerados corruptos sino sólo desviadores de dinero. Y cómo ese alivio penal ha traído la paz y la concordia a España, alabado sea el Gobierno que nos ha pacificado a todos.

Los líderes independentistas emplearán las reformas de Sánchez como fuente de autoridad para exigir que se declare ahora su inocencia

Los Junqueras y compañía, ahora que ya no hay delito de sedición, reclamarán al Tribunal Supremo que revoque su propia sentencia y los absuelva. Sostendrán que los hechos de 2017 no encajan en el tipo penal de los desórdenes públicos agravados. Y que no cabe, por tanto, condenarles por dedicar dinero a algo que no fue delictivo. Y que no cabe, por tanto, mantenerles inhabilitados para el desempeño de cargos públicos.

Es decir, emplearán las reformas de Sánchez como fuente de autoridad para exigir que se declare ahora su inocencia. Lo siguiente sería pedir una indemnización al Estado por el tiempo que estuvieron, siendo inocentes, en prisión.