OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "Es una mañana de duelo en Mallorca"

Es una mañana de duelo en Mallorca; donde se han reanudado, a primera hora, las tareas de búsqueda de las personas que todavía están desaparecidas como consecuencia de la brutal tromba de agua que cayó anoche. Sobre todo, en la parte oriental de la isla que es donde han perdido la vida 5 personas como consecuencia de las inundaciones.

@carlos__alsina

Madrid | 10.10.2018 08:03

Dos en el municipio de Sant LLorenç, uno en Son Servera y otro más en Artá; cuyo alcalde, Manuel Galán, nos contaba hace una hora, muy afectado, el panorama desolador en su localidad.

La situación más dramática se está viviendo en Sant Llorenç des Cardassar, un municipio de algo más de 8.300 habitantes donde anoche cayeron 220 litros por metro cuadrado. Los coches han sido arrastrados por el agua, después de desbordarse un torrente que pasa por en medio del pueblo, varias carreteras anegadas y varios vecinos han perdido la luz. Allí ha pasado la noche la consejera balear de Administración Territorial, Catalina Cladera, que nos decía a las seis de la mañana, que se han suspendido las clases en varias localidades de esa zona de Mallorca…

Vamos a actualizar datos, y a recapitularlos, porque van cambiando según avanza la mañana…Mallorca, María Cortés, Buenos Días de nuevo….

Un equipo de la Unidad Militar de Emergencias, de más de 100 efectivos, ha llegado ya a Mallorca, desde Valencia, para participar en la búsqueda de los desaparecidos como prioridad absoluta…. Las personas de varios municipios que anoche tuvieron que ser evacuadas de sus casas han pasado la noche en dos polideportivos de Manacor y en otro de Son Servera. La única buena noticia es que la previsión del tiempo, dice que hoy las lluvias van a ser mucho menos intensas que ayer en Mallorca.

No sólo allí, sino también en Cataluña y en la Costa del Sol, lugares en los que ayer cayeron también fortísimas lluvias, y los que estaremos dentro de unos minutos.

No va a ser un día fácil para Dolores Delgado.

La ministra de Justicia en la picota por su relación con el comisario Villarejo. Es el eslabón más débil de un gobierno deslabazado. La única integrante del ejecutivo cuya cabeza pidió el compadre de Sánchez, Pablo Iglesias. Rápido ejercicio de memoria no histórica sino próxima.

La ministra amiga del tipejo Villarejo. Ése fue el traje que le hizo el líder de Podemos a Dolores Delgado. Pese a lo cual, a lo tóxica y nociva que le parecía hace tres semanas para los grupos que apoyaron la moción de censura, ayer se abstuvo en la votación del Congreso. La iniciativa del PP para exigirle a Sánchez que la destituya, que prosperó como tal iniciativa y que sirve para lo mismo que las reprobaciones de ministros: para nada.

Reprobada por el Senado, y repudiada por el Congreso, lo cierto es que la ministra lo sigue siendo porque aguantó el temporal, Moncloa la apuntaló y no llegaron a ver la luz aquellas otras grabaciones de la factoría del comisario cloaca que se decía por ahí que existían y que eran demoledoras para ella.

En ausencia de más munición, hoy tendrá que apañarse la oposición con el material ya conocido. Las explicaciones que dé Delgado sobre aquella comida del año 2009, en compañía del juez Garzón y de tres mandos policiales, en la que ella comenta que Grande Marlaska es maricón y que unos fiscales y jueces de la Audiencia estuvieron con menores en Colombia. Y en la que Villarejo cuenta lo de las prostitutas que utilizó para obtener información vaginal sin la fiscal, allí presente, se escandalice. Contará la ministra lo que considere pertinente y habrá de explicar los cambios de versión de su ministerio, y de ella misma, sobre de qué y cuánto conocía al comisario.

Todo este asunto comenzó hace tres semanas y la estrategia que eligió el gobierno (y parece que le ha ido funcionando) fue aquello de ‘el Estado nunca cederá al chantaje de un delincuente corrupto’. Planteadas así las cosas, no hay ministra hoy más blindada.

La fábrica de argumentarios de la Moncloa parió ayer uno nuevo.

Bastante flojo.

Para justificar que el presidente Sánchez se haya rajado y ahora ya no quiera acudir al Senado a hablar largo y tendido de su tesis doctoral y el libro que publicó luego con Ocaña. Bueno, querer no ha querido nunca. Pero hace tres semanas se puso bravo y dijo aquello de “si el Senado me convoca, allí estaré” y ahora se ha inventado esto otro de que acudir por lo de su tesis sería devaluar el Senado.

Por mucho esfuerzo que haga el presidente en decir todo esto con voz de que se lo está creyendo, el planteamiento no aguanta un pase. Uno espera un poco más de ingenio, y un poco menos de desahogo, en las mentes brillantes de que se ha rodeado el presidente en la Moncloa.

• Primero, porque usted, presidente, no está para prestigiar al Senado, que un poder distinto al que usted representa. Deje que el Senado decida qué prestigio quiere tener y cómo. Usted está para atender a lo que el Senado le demande: o para acudir sin reparos cada vez que se le llame, que es lo que se espera de un líder que predica el valor del control parlamentario al gobierno, o para rehuir la presencia en la cámara, que es lo que hace ahora contradiciéndose a sí mismo.

• Y segundo, porque usted puede hacer las dos cosas, presidente. Proponer el debate sobre política territorial, que tan necesario y relevante le parece ahora, y cumplir con su palabra de explicar lo que considere oportuno sobre su tesis. Una cosa no quita la otra. Son perfectamente compatibles. Presentarlo como una en lugar de la otra es una trampa dialéctica de cuarta división. Salir a decir, como hizo ayer Adriana Lastra, que es que el reglamento no le obliga a ir es rematar el fiasco argumental.

No se trata de que el reglamento le obligue a ir. Se trata de que no le impide hacerlo. O sea que si no va es porque no se ve ganador de esa porfía.

A las nueve de la mañana hay sesión de control en el Congreso.

Casado le pregunta a Sánchez qué más tiene que pasar para que convoque elecciones. Y lo previsible es que Casado le recrimina a Sánchez la peineta que le ha hecho a la Cámara Alta. La peineta prestigiadora.

Si hay que ir se va, pero decir que vas a ir para acabar rajándote es tontería.

En la Moncloa ofreció el presidente tuitero ayer rueda de prensa de la señorita pepis. Cuatro preguntas y para casa.

Para no decir nada en público sobre que el divorcio entre Esquerra y los puigdemones en el Parlamento catalán

…pero decir sin micrófonos que algo estará haciendo bien el gobierno cuando ha logrado que el bloque independentista se descomponga. Se lo anota el presidente, fuera de cámara, como un éxito propio.

Empezó a utilizar el presidente —esto sí en público— una idea a la que va a intentar sacar todo el partido electoral que pueda: que el surgimiento de la ultraderecha en España es fruto, atención, de lo muy radicales y nada moderados que se han vuelto Casado y Rivera.

Es curioso porque la ultraderecha se justifica a sí misma justo en lo contrario. En lo blandita y templada que ve a la derecha tradicional. La derechita cobarde, ¿se acuerdan? El discurso de Abascal el domingo: la derechita cobarde, la veleta naranja, los moderaditos. O sea que, en contra de lo que sostiene (pensando ya en sus mítines) Sánchez, la ultraderecha viene a ocupar el hueco extremista que la derecha tradicional no ha ocupado. Si el PP y Ciudadanos fueran tan extremistas como Sánchez pretende (como pretende ahora, porque Rivera hace año y medio le parecía fuerza progresista del cambio) para quien no habría hueco es para Vox.

Y por último contó Sánchez anoche en sus cuatro preguntas y a la cama que lo importante de los Presupuestos es que los sigue negociando. Con Podemos. Que le ha subido la factura no sólo en el gasto público que le reclama sino en la exigencia de que se rinda pronto.

En esto consiste la negociación, según Iglesias. Si cede el PSOE, hay acuerdo, si no cede, pues no. Negociación por rendición. Claro que después de Podemos vienen los otros. Los independentistas. Elsa Artadi, delegada de Puigdemont.

Y Joan Tardá, delegado de Oriol Junqueras en Madrid.

Con socios de moción de censura como estos, tampoco necesita Pedro Sánchez muchos más enemigos.