OPINIÓN

Monólogo de Alsina: "Apreteu, apreteu"

Carlos Alsina reflexiona en su monólogo sobre la falta de acuerdo entre Sánchez y Puigdemont, quien sigue apretando para incluir a más independentistas dentro de la ley de amnistía a cambio de un pacto de investidura.

Carlos Alsina

Madrid | 06.11.2023 08:36

Esperar otra cosa habría sido no conocer al personaje. O a los personajes, a los dos. Que Puigdemont añadiera un par de cosas más en su lista de peticiones del oyente (sapos a paletadas) cuando ya Sánchez creía tener amarrado el sí quiero formaba parte de lo previsible.

Se me queda corta la amnistía, Pedro

El prófugo sabe que su nuevo compadre quiere tener la investidura hecha esta misma semana. Sabe que ha firmado ya con Sumar, con Bidu, con el BNG, con Esquerra Republicana. Sabe que todas esas firmas son papel mojado hasta que él estampe la suya. Se deja querer, le encuentra reparos a esto que Sánchez ya le ha garantizado, no sé, no sé, se me queda corta la amnistía, Pedro; reclama que se abra más el paraguas y, a la vez, que se redacte la cosa de tal forma que a los jueces, en la práctica, se los inutilice.

Hay que atar de manos a los juzgados ordinarios, y a la Audiencia Nacional, y al Tribunal Superior de Justicia de Cataluña; y sobre todo, al Tribunal Supremo. Garantízame que no podrán aguarnos la amnistía. Pero tienes que entender, Carles, que el gobierno llega hasta donde llega, hay cosas que no están a nuestro alcance. Pues que lo estén. Porque si no, no hay gobierno. Hombre, que ya te hemos redactado una amnistía a la carta, que vamos a declarar la impunidad de cuatrocientas personas, lo ha calculado La Vanguardia. Pues que sean cuatrocientas una, que a mi colega Alay no me lo habéis salvado del todo. ¡Y es víctima del lawfare, ah, el lawfare, en España todo es lawfare!

Para el nuevo hacedor de presidentes, el molt respetable Puigdemont, todo colega suyo afectado por una causa judicial es víctima del lawfare

Titulaba anoche el diario independentista ElNacional: ‘El PSOE cede’. Dices: ¿cuál es la noticia? Lleva cediendo dos meses. No, ‘el PSOE cede y acepta negociar el lawfare como exigía Puigdemont’. Valga la redundancia, porque todo lo que el PSOE está haciendo es porque lo exige Puigdemont, sino, ¿de qué?

Esto del lawfare, que es palabro que usan mucho Pablo Iglesias, los independentistas y Zapatero cuando va a Brasil o la Argentina, es la utilización abusiva de los instrumentos judiciales para desactivar a un adversario político. Montarle un procedimiento judicial a sabiendas de que no hay caso para complicarle la vida. O arruinárselas. Para el nuevo hacedor de presidentes, el molt respetable Puigdemont, todo colega suyo, de Junts, afectado por una causa judicial es víctima del lawfare. Y merecedor, por tanto, de que se le amnistíe.

¿Cómo va a comprarle al independentismo todo el relato falseado del procés y sus repercusiones? Spoiler: ya lo ha hecho

Dices: pero el PSOE eso no lo puede comprar. ¿Cómo va a comprarle al independentismo todo el relato falseado del procés y sus repercusiones? Spoiler: ya lo ha hecho. Ahí está el documento que firmó con Esquerra Republicana la semana pasada. Choque de legitimidades, maldita derecha, maldito Tribunal Constitucional, en fin, esas cosas.

Sánchez ve cómo Puigdemont demora su bendición

Total, que Sánchez llega al primer día de la semana en la que quiere ser investido viendo cómo Puigdemont demora su bendición y aprieta para que abran un poco más la mano, venga Pedro, un poco más, en esto que los finos llaman ahora el perímetro de la amnistía. A cuántos más dejamos impunes.

Oye, es natural que Puigdemont, con la llave en la mano, apriete. Tiene a Sánchez donde siempre quiso: ansioso por estampar ya una firma. Está en ese momento en que su contraparte, sólo por rematar ya el negocio, puede aceptarle cualquier cosa. Que no pida que Margarita Robles sea arrojada por el viaducto que Pedro la arroja. ¡Por España, Margarita, por España!

Es natural que Puigdemont, con la llave en la mano, apriete. Tiene a Sánchez donde siempre quiso: ansioso por estampar ya una firma

El padrino de boda de Sánchez con Puigdemont, que es Santos Cerdán, compareció ayer en su sede nacional no para responder preguntas de la prensa -qué antigualla- sino para leer un textito. En el que canta victoria porque la militancia del partido, aleluya, ha bendecido el pacto que ya tenían firmado con Sumar.

Sánchez podría consultar a su militancia estrictamente sobre la amnistía

Hombre, ratificada de aquella manera, Santos. Han votado el pacto con Sumar y la negociación con los indepes. Y no han votado las concesiones a estos últimos, es decir, la amnistía. Aún está a tiempo el partido de preguntarles. Sánchez no puede convocar un referéndum nacional porque está en funciones. Pero sí puede convocar una consulta a su militancia estrictamente sobre la amnistía, que es justo lo que no ha hecho. Dices: la ganaría igual. Seguramente. Y tendría el mismo valor que ésta otra, que más allá de la satisfacción del militante socialista por ver que se le pregunta, para el resto de la sociedad (170.000 militantes en un país de 47 millones) es ninguna.

El 12% de los militantes socialistas ha votado en contra de la negociación de Sánchez y, por tanto, están en contra de la amnistía

Bueno, bien mirado sí tiene un valor. Verá cuál: el 12% de los militantes socialistas ha votado en contra de la negociación de Sánchez. Cabe pensar que hay un 12% de militantes socialistas, por tanto, que están en contra de la amnistía. En el supuesto de que el grupo parlamentario del PSOE refleje (más o menos) fielmente a su militancia, podríamos aventurar que un 12% de los diputados socialistas estarían, como sus militantes, en contra de la amnistía. Y eso que los militantes son mucho más proclives a respaldar cualquier iniciativa de su secretario general que los votantes del PSOE, más diversos.

Dentro del PSOE no hay unanimidad sobre la amnistía

Pero sigamos con la hipótesis. ¿Qué ocurriría si el 12% de los diputados socialistas estuviera en contra de la amnistía? Que no saldría adelante. Catorce diputados contrarios sumados a los 172 del PP, Vox, UPN y Coalición Canaria serían mayoría absolutísima en contra de la amnistía. Y dirá usted: qué sentido tienen estas cábalas, todos los diputados socialistas votarán lo que se les diga, saldrá adelante la amnistía. En efecto, saldrá. Por un procedimiento legal y parlamentario. Pero sabiendo Sánchez que dentro de su partido no hay unanimidad; que entre sus votantes, siete millones setecientos mil españoles, tampoco hay unanimidad; y que basta que una parte pequeña de los votantes socialistas esté en contra de la amnistía para poder decir, sin arriesgar mucho y sin necesidad de encuestas, que la mayoría social del país no la respalda.

Es la consulta interna que ha hecho el PSOE lo que afianza esa percepción. De modo que el presidente, con los higadillos fuera por culpa de Puigdemont, será investido de nuevo por la gracia de Puigdemont y habiendo pagado el precio de la amnistía. Lo que no podrá decir, lo que no podrá volver a decir, es que lo ha hecho en nombre de España. Podrá seguir diciendo que lo hace por el bien de España, por la prosperidad, el bienestar y la felicidad de todos los españoles -qué maravilla-. Pero no que la amnistía se la está demandando España.